
renunciamos a cambios paulatinos si hacen viables los objetivos sociales más anhelados
como el acceso a un empleo digno, a una vivienda adecuada, a unos servicios públicos
solventes, a una educación de calidad para toda la población, etc. Además, exigimos
unas políticas migratorias inclusivas y de respeto a la dignidad humana, así como la
acogida a asilados y refugiados en condiciones humanitarias apropiadas a su situación de
carencia.
6º Percibimos el papel relevante de las mujeres en ese cambio social al que aspiramos.
Su empoderamiento nos conduce a un cambio de paradigma esencial. Estamos seguros
además que su creciente liderazgo contribuirá a otro estado de cosas, donde los cuidados
se conviertan en la medida fundamental del quehacer colectivo, facilitando una
valoración objetiva de su transcendencia social y económica. Solo desde la articulación
de un sistema de cuidados potente, con su contingente de empleo y su dotación de
medios, comportará un verdadero torpedo al neoliberalismo reinante, para que más
pronto que tarde venzamos en común la lacra que también Francisco ha denunciado: “El
neoliberalismo mata”.
7º Intuimos que también el movimiento de mujeres va a ser clave en la renovación
profunda de la Iglesia, a pesar de que, en esta materia, la evolución de la institución
está siendo inexplicablemente lenta y gravemente discriminatoria. Pero sin duda nuestras
comunidades y grupos de cristianos y cristianas de base pueden dar un testimonio
estratégico para explorar ese giro imprescindible para que la intercomunicación con la
sociedad actual sea coherente y constructiva. No podemos comprender cómo la Iglesia
va abriendo camino de esperanza en materias como el medio ambiente o la justicia social
y, en cambio, cierra a las mujeres todas las puertas para la igualdad y para el respeto de
sus derechos fundamentales.
8º Rechazamos con toda energía la trayectoria delictiva de tantos religiosos y sacerdotes
incursos en delitos de pederastia. Somos conscientes de la enorme permisividad y
encubrimiento que muchas autoridades eclesiásticas han practicado al respecto.
Especialmente, afirmamos que la Iglesia católica española ha dado pruebas de una
desidia intolerable en esta materia, que el Vaticano debe corregir de inmediato o que
incluso la autoridad civil debe esclarecer con todas las consecuencias.
9º Estamos avergonzados como miembros de la Iglesia española del fenómeno de las
inmatriculaciones eclesiásticas de bienes públicos. Estimamos que es un verdadero
atraco a los bienes comunes y al mismo Estado y exigimos una urgente y eficaz
intervención del Gobierno para defender y devolver al pueblo lo que es de toda la
ciudadanía. Desde aquí, hacemos un llamado a la propia jerarquía católica española para
que rectifique con prontitud y transparencia y devuelva al Estado los bienes histórico-
culturales inmatriculados y subsane esta grave desviación jurídica y moral, contraria a
toda ejemplaridad cristiana y ética. En todo caso, dada la gravedad de este asunto, nos
proponemos convocar un Encuentro o Asamblea General durante el 2022 abierta a todos
los movimientos, comunidades y grupos de base de la Iglesia de nuestro país, para
abordar tanto el tema de las inmatriculaciones como otros de singular interés para
empujar el cambio en las estructuras eclesiásticas (la autofinanciación, por ejemplo),
hacia una comunidad de creyentes libre y comprometida con su pueblo.
10º Nos alegramos del proceso sinodal iniciado por Francisco en estos días y hemos
decidido como Redes Cristianas hacer llegar a la Secretaría de Sínodo nuestra propuesta
de “una Iglesia posible”, fraguada en más de medio siglo de experiencia.