En la reunión se informó que dos días antes, el sábado día 11, tuvo lugar en un templo de
Gijón una asamblea pública por el que se ponía en marcha el proceso sinodal diocesano
en nuestra ciudad. Asistió a ese encuentro un miembro de nuestro colectivo que pudo
informarnos sobre el mismo y sobre los siguientes pasos del proceso.
Las diversas intervenciones en el debate sobre el Sínodo que se está emprendiendo oscilan
entre la desconfianza y la esperanza. Desconfianza sobre el desenlace del proceso sinodal,
es decir, el temor de que los pasos que se están dando se queden sólo en el cumplimiento
de una formalidad y no se llegue a algo efectivo. En una de las intervenciones se dijo que
el documento eclesial (se refiere al mencionado texto de la
COMISIÓN TEOLÓGICA
INTERNACIONAL
) es confuso y contiene contradicciones. Concretamente cita el aserto
de que…
A
su
m
iendo la perspectiva eclesiológica del Vaticano
II
, el
P
apa
F
rancisco describe
la i
m
agen de una Iglesia sinodal co
m
o «una pirámide invertida» que integra el Pueblo de
D
ios, el
C
olegio
E
piscopal y en él, con su específico ministerio de unidad, el Sucesor de Pedro.
En ella, el vértice se encuentra debajo de la base
, pero que no se corresponde con la
normativa sinodal que prescribe el
Código de Derecho Canónico
, según el cual
los
sínodos
en
la
práctica
son
asa
m
bleas
m
era
m
ente consultivas. Hubo más intervenciones en este
sentido de mostrar desconfianza hacia una estructura eclesial: sacerdocio, episcopado,
pontificado… y la manera de elegir los altos dignatarios de esa estructura.
P
ero no faltaron ta
m
bién intervenciones que
m
iran el asunto con
m
ás opti
m
ismo y expresan
esperanza de que la institución eclesial asu
m
a algunas refor
m
as en sentido de
m
ocratizador.
En concreto, la esperanza y la credibilidad se refiere sólo al papa Francisco, no a la jerar-
quía eclesial en conjunto. Incluso se expuso una opinión de que el
S
ínodo sea un procedi-
m
iento para que la base eclesial apoye, frente a las resistencias que el aparato eclesial pueda
oponer, las reformas que el papa quiere promover. En alguna de las intervenciones se
destacó el hecho de que la consulta sinodal se dirija a la sociedad en general, ta
m
bién a
los no creyentes y/o no
m
ie
m
bros de la Iglesia.
S
e interpreta eso como cumplimiento de
una de la directrices del Concilio Vaticano II que decía que la Iglesia debía entrar en
diálogo con el mundo. Escuchar a la base eclesial, al pueblo en general, es una forma de
darle la palabra al Espíritu que, según la Biblia, sopla donde quiere; la jerarquía eclesial
no tiene la exclusiva de recibir la inspiración del Espíritu.
D
espués de
ver
y juzgar el asunto, viene el paso de actuar. Surge la pregunta de ¿qué
hacer? ¿
Q
ué es lo que nosotros pode
m
os hacer? Con independencia del sentimiento que
el proceso sinodal inspire, desconfianza o esperanza, parece que hay consenso en que ha
de hacerse todo lo posible para que sea una realidad lo que la Sinodalidad significa. A
este respecto nuestro colectivo de
Cristianos de Base
consiente en participar en el
proceso para hacer llegar nuestras opiniones a través del cauce diocesano pero ta
m
bién
otros que pueda haber, co
m
o
REDES CRISTIANAS
.
E
n nuestra próxi
m
a reunión, que será el
17 de enero, estudiare
m
os el cuestionario que se presenta a nivel diocesano, titulado:
POSIBLES CUESTIONES PARA LAS REUNIONES DE GRUPOS EN TORNO AL SÍNODO
,
cuyo texto incluimos en este
boletín
. Ese texto es un resumen del cuestionario de diez
puntos que aparece en el
VADEMÉCUM PARA EL SÍNODO SOBRE LA SINODALIDAD
y que puede verse en la dirección de Internet:
https://www.synod.va/content/dam/synod/document/common/vademecum/Vademecum-ES-A4-compl.pdf
Se puede ir intercambiando opiniones sobre ese material a través del próximo número
del boletín, que aparecerá antes de la mencionada reunión. Esperamos que mejoren las
condiciones para que esa reunión de enero pueda ser realizada presencialmente.