Reunión del 7 de marzo
Nuestra Comunidad de Cristianos de Base tuvo su reunión de marzo de nuevo de forma
telemática aunque se había previsto pasar ya, definitivamente, a las reuniones presenciales.
Lamentablemente, algunas de las personas de nuestro grupo estaban enfermas, alguna de
COVID, lo que aconsejaba no reunirse en un local cerrado. No obstante, el sistema de
reuniones telemáticas tampoco es una solución ideal pues algunos de los miembros del
grupo no pueden hacer uso de esa técnica.
C
o
m
o estaba previsto, el te
m
a a tratar era el de nuestra aportacn, nuestras propuestas, al
proceso sinodal.
Y
a había
m
os e
m
pezado a debatir esa cuestión en una de las reuniones
anteriores, y abordamos la te
m
ática desde el docu
m
ento titulado:
El Sínodo: oportuni-
dad y desafío
, de
C
arlos
G
arcía de
A
ndoin.
Y
a había
m
os percibido y expresado nuestra
sintoa con los cuatro pri
m
eros puntos de los doce que propone ese docu
m
ento: -
N
ingún
nodo sin paridad
,
-A
brir el sacra
m
ento del orden a las
m
uj
eres, -
Instrumentar el
S
ensus Fidei
,
-
Temporalización en el ejercicio ministerial
.
Abrimos la reunión con la oración que el Papa Francisco compuso para este proceso
sinodal, por la que que se pide ayuda al
E
spíritu
S
anto para que no nos deje
m
os abru
m
ar por
el desencanto, no diluya
m
os la profecía y no ter
m
inemos por reducirlo todo a discusio-nes
estériles. Después pasamos a ver y debatir el resto de los puntos del docu
m
ento de
C. G.
de
A
ndoin
: -
C
onsejos
P
astorales
m
ás allá del voto consultivo, con deliberación y decisión
, -
Dotar de un
estatuto teológico a Conferencias Episcopales, con capacidad magisterial
,
-
L
a celebracn
perdica de nodos diocesanos con funcn legislativa
,
-
S
ínodos con fuerza deliberativa y con
participación de toda la iglesia
,
-
P
rescribir canónicamente la rendición de cuentas pastoral
, -
Nombramiento sinodal de obispos
, -
Confiar ministerios a laic@s. Directorios
.
La presidencia
laica de comunidades
,
-
Colegio elector del papa: de la triada del orden a la triada del
bautismo
.
E
n las intervenciones del debate de esos puntos se expresaba un consenso general con las
propuestas, pero con
m
atizaciones y alguna excepción que luego indicare
m
os.
L
o que se puede
decir del conjunto de las propuestas del docu
m
ento es que van en la nea de propugnar una
de
m
ocratización del funciona
m
iento eclesial.
Entendemos que no vale un gobierno para el pueblo
pero sin el pueblo.
Una cosa es la constitución dogmática de la Iglesia, en cuanto que el poder
sacramental no lo recibe del pueblo mediante una elección democrática sin más. Pero otra
cosa es la constitución pastoral de la Iglesia, la cual no puede ser entendida sin el pueblo.
Por ejemplo, la ordenación sacramental para consagrar la Eucaristía no procede del pueblo,
pero puede y debe proceder del pueblo la designación de las personas que deban ejercer
ese ministerio sacramental.
E
n una de las intervenciones se re
m
arcó que en la sociedad, con
todas las i
m
perfecciones y carencias del siste
m
a político de
m
ocrático, tene
m
os
m
ás derechos
co
m
o ciudadanos de los que tene
m
os co
m
o
m
ie
m
bros de la Iglesia en la estructura y
funciona
m
iento de la institución.
E
n cuanto a los puntos que suscitaron alguna controversia, estaba el 6, que postula dotar de un
estatuto teológico a las Conferencias Episcopales, con capacidad magisterial. Se co
m
prende
la prevención ante esa propuesta; teniendo los obispos que solemos tener en nuestro país, el
Boletín núm. 20
- 9
de marzo de 2022
hacerlos
m
ás auno
m
os con relación al
V
aticano puede hacer que sea peor el re
m
edio que la
enfer
m
edad. La solución a este proble
m
a puede ser el no
m
bra
m
iento sinodal de obispos,
que se propone en otro de los puntos del docu
m
ento, o sea que los obispos sean elegidos por la
feligresía eclesial y no por influencia de alguien ajeno a la Comunidad Cristiana.
Aparte de que nos centra
m
os en la te
m
ática sinodal tal co
m
o la presenta el citado docu
m
ento de
C.
G.
de
A
ndoin, algunos
m
ie
m
bros del grupo expresaron sus propias consideraciones sobre la
problemática eclesial.
C
oncreta
m
ente, en una intervención se expuso lo frustrantes que son las
misas parroquiales, la actitud no participativa de los asistentes, una actitud fa, distante,
pasiva, en silencio
… E
n otra intervención, se criticó a los
m
edios de co
m
unicación que
dependen del episcopado en
E
spaña.
S
obre este punto no haa unani
m
idad entre el personal
que escucha esos
m
edios, pues se hicieron
m
atizaciones.
T
a
m
bién suscitó un vivo debate la
m
anera en que se ad
m
inistra el sacra
m
ento de la penitencia.
S
egún una opinión, los confesonarios son ger
m
en de co
m
porta
m
ientos enfer
m
izos, esa
práctica es tan alienante para los penitentes que acuden al confesonario como para el
confesor que debe escucharlos
. T
a
m
bién sobre este punto se
m
atizó bastante.
H
abía, en
general, acuerdo en que la práctica de la
P
enitencia
C
o
m
unitaria debería ser asu
m
ida
ta
m
bién por parroquias en las que no se hace; a fin de cuentas la Iglesia es una co
m
unidad.
P
ero ta
m
bién cada persona es una individualidad y puede tener proble
m
as y dudas que
requieran un trata
m
iento individual
. D
e hecho, incluso fuera del á
m
bito de lo religioso,
algunas personas necesitan la asistencia de psicólogos y psicoanalistas, y esto vale ta
m
bién
para quien enfoque esa proble
m
ática y su solución desde la perspectiva de la conciencia
religiosa. En esos casos el psicólogo-confesor tiene una función a realizar.
P
ero la
m
anera
de llevarla a la práctica, efectiva
m
ente, debe superar la actual fór
m
ula de arrodillarse en un
confesonario en una esquina del te
m
plo
E
l trata
m
iento psicológico puede y debe hacerse de
forma más civilizada y menos humillante.
Otra intervención del debate puso el acento en el hecho de que la predicación y la doctrina
que imparte la Iglesia insiste en la preocupación por alcanzar la vida eterna y abandona la
atención a la solución de los problemas de este mundo, que en realidad responde al plan de
J
esús de
N
azaret de construir el
R
eino de
D
ios.
P
or últi
m
o, ta
m
bién hubo alguna
intervención en el sentido de que la Iglesia debe admitir claramente la evolución y explicar
de otro
m
odo lo referente al origen del
U
niverso, de la
T
ierra y de todos los seres vivos.
Formulada la opinión de nuestro colectivo sobre estos temas que se refieren a la
problemática de la Iglesia que el Sínodo quiere abordar, se ha de proceder a cursarla por los
cauces que el proceso sinodal contempla. Sabemos que por lo que se refiere a la base
eclesial el proceso es sólo consultivo, y que, a lo que parece, en nuestro país no se está
fometando esa participación de la base eclesial. Pero desde la insignificacia de lo que
somos, hacemos lo que podemos para contribuir a que la Iglesia sea en realidad una
comunidad de seguidores de Jesús de Nazaret comprometida en la construcción de su Reino
en este mundo para el bien de la Humanidad y de la Creación.
Nuestra próxima reunión, que esperamos que sea al fin presencial, sería el lunes día 4 de de
abril. El tema a tratar no lo decidimos ahora. En nuestras reuniones tratamos cuestiones
eclesiales, como lo del Sínodo que estuvimos viendo, pero también de problemática social.
Y en este momento está teniendo lugar una guerra en Europa, que puede agravarse. Ese
puede ser un asunto que debamos estudiar y debatir, pero con un mes de antelación no
podemos prever como estarán las cosas en el mundo en una situación que puede cambiar
constantemente. Por eso decidimos esperar unas semanas para proponer un orden del día
acorde a cómo vaya evolucionando la situación. Así pues, oportunamente, hacia finales de
este mes de marzo, se cursará la convocatoria correspondiente.
La realidad, a menudo, supera a la ficción y resulta tan increíble que nos resistimos a reconocerla
como tal por kafkiana que nos parezca. Así está sucediendo con la exclusión sanitaria en nuestro
país para las personas en situación irregular y solicitantes de asilo, que están viviendo un auténtico
apartheid sanitario “invisible”.
Lamentablemente, esta situación no es nueva, sino que viene siendo cotidiana desde que el
gobierno del Partido Popular aprobó el Real Decreto 16/2012. Una situación que el actual
gobierno se comprometió a subsanar y no lo ha hecho, sino que se ha limitado a crear las
Unidades de Tramitación Sanitaria para Inmigrantes, claramente segregacionistas e hiper
restrictivas en sus condiciones de acceso a la sanidad, a través del Real Decreto 7/2018.
En la Comunidad de Madrid estos decretos se han aplicado ferozmente. Lo experimento cada día
cuando acompaño a mis vecinas al médico, como ayer mismo que acudí con una amiga
bangladeshí diabética al centro de salud y, en el mostrador, una administrativa hierática nos dio la
noticia de que mi amiga había sido borrada del sistema. Había, por tanto, dejado de tener médico
y el siguiente paso era acudir a una Unidad de Tramitación Sanitaria para Inmigrantes donde se
valoraría su situación, incluyendo la posibilidad de facturar la atención. A los pocos días me
sucedió lo mismo cuando acompañé a otra amiga, esta vez hondureña y embarazada de cinco
meses a otro centro de salud. La respuesta fue la misma, aunque esta vez el rostro de la
administrativa fuera mucho más empático e incluso se indignara y nos dijera en voz bajita que
fuéramos cuidadosas con los trámites porque podían llegar a facturar el gasto de la asistencia. En
ambos casos el derecho a la salud de mis dos amigas ha sido aniquilado de una forma tan simple
como brutal sus consecuencias: apretar el click de un ratón y borrar sus datos. Decidir si las vidas
de las personas importan o no queda reducido a gestos como este.
Desde el pasado diciembre más de 27.000 personas en situación irregular han sido borradas de las
bases de datos del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS). Se trata de bajas que se han llevado a
cabo sin ninguna información previa, sin solicitar documentación complementaria y sin ofrecer
ningún tipo de plazo para poder acreditar, de nuevo, el derecho. Se trata de un auténtico apartheid
y exclusión sanitaria en el contexto de la crisis salvaje que está experimentando la sanidad pública
en España y la predicción de su privatización.
Mientras los pacientes borrados del sistema hacen cola en las unidades de tramitación sanitaria
para conseguir una valoración de su caso o consiguen cita a dos meses vistas, sus médicos se
preguntan ¿dónde están?, ¿qué ha sido de ellos?, ¿por qué no acuden a consulta, especialmente
quienes son pacientes crónicos o tienen situaciones críticas?
Así me lo compartían también un par de médicas hace unos días en un encuentro casual en el
centro de salud, de nuevo frente al mostrador, para pedir una cita, esta vez para mí. ¿Qué podemos
hacer, me preguntaban indignadas ante lo que está pasando? ¡Tenemos que organizarnos para
denunciarlo y encontrar el modo de que reciban atención cuanto antes! ¡Son nuestros pacientes!
¡Nuestro trabajo es cuidarles! ¡Su salud nos importa!
Abandoné el Centro de Salud con un sentimiento extraño porque, pese a la fuerza de la violencia
de los mercados y sus leyes, que condenan a la exclusión y deciden qué vidas importan y cuáles
no, la bondad y la justicia resisten todavía en el corazón humano y en las conciencias, sumando
inteligencias colectivas para encontrar grietas por donde agujerear las leyes injustas y las
instituciones rígidas… hasta que caigan.
L
os europeos, alar
m
ados por la escalada de tensiones en
U
crania,
son los grandes ausentes en las negociaciones entre Moscú y
Washington. Al alinearse con Estados Unidos, París y Berlín han
empujado a Rusia a tratar directamente con Washington. Y han
permitido que el Viejo Continente vuelva a ser un campo de
batalla entre las dos potencias.
SÍNTESIS DEL ARTÍCULO
de David Teurtrie, febrero de 2022
Parece que, fundamentalmente, lo que Moscú exige es que la OTAN se comprometa
oficialmente a paralizar su expansión hacia el Este. Eso era el compromiso de “los acuerdos
de Minsk, firmados en septiembre de 2014. Ha sucedido lo contrario: no solo su aplicación
se encuentra en un punto muerto, sino que el presidente Volodymyr Zelenski ha
intensificado la política de ruptura con el “mundo ruso” emprendida por su predecesor. Y lo
que es peor, la cooperación técnico-militar entre Ucrania y la OTAN sigue intensificándose,
mientras que Turquía, también miembro de la alianza atlántica, ha entregado drones de
combate que hacen temer al Kremlin que Kiev se vea tentada de emprender una reconquista
militar del Donbass. Kiev sigue negándose a conceder la autonomía al Donbass, tal y como
establece el texto de Minsk y a todo ello hay que añadir la declaración del secretario de
Estado estadounidense, Antony Blinken, el pasado mes de junio, a favor de la adhesión de
Ucrania a la OTAN, a lo que la UE no dice nada, a pesar de que las principales capitales
europeas, encabezadas por París y Berlín, ya hayan manifestado en el pasado su oposición y
no tengan intención de integrar a Ucrania en su alianza militar.
Por otra parte, el artículo pone en evidencia la desastrosa política de la Unión Europea,
citando hechos que muestran su seguidismo de Estados Unidos. Los europeos aceptan sin
reaccionar todas las iniciativas estadounidenses, incluso las más cuestionables. Como, por
ejemplo, la retirada de Washington del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance
Intermedio (INF, siglas en inglés) en febrero de 2019”.
Conclusión del articulista: La crisis de las relaciones entre Rusia y Occidente demuestra
que la seguridad del continente europeo no puede estar garantizada sin
R
usia
y aún
m
enos
contra ella
. Por el contrario, Washington se esfuerza en promover esta exclusión, puesto
que refuerza la hegemonía estadounidense en Europa.
Por encima de todo está el no a los muertos y a los heridos, el no a tanto
sufri
m
iento que está ocasionando la invasión rusa del territorio de
U
crania.
P
ero, aparte del hecho, y con él delante, necesitamos entender algo lo que
ha sucedido
. L
a actitud crítica es i
m
prescindible, no sólo por las habituales
falsas noticias, sino por lo que frecuente
m
ente se nos oculta. Creo que nos
puede ayudar a comprender este conflicto, que no a aceptarlo, el artículo
de David Teurtrie en
El Mundo Diplomático
. Uno, desde la casi nada que
significa, sigue diciendo no a las guerras y a las ar
m
as, a la
OTAN
y a la
CONTRA OTAN
, no a los señores de las guerras que se enriquecen a costa de
ellas, tanto en Occidente como en Oriente, en el Norte y en el Sur, no a los
que están detrás manejando los hilos de nuestra arquitectura social que en
ocasiones puede llegar a producir tanto dolor a todos menos a ellos, que,
por otra parte, nada les importa lo que sufran los demás.
Febrero 2022. José María Álvarez
Leer todo el artículo de
El Mundo Diplomático
en la dirección:
https://mondiplo.com/ucrania-por-que-la-crisis
Nos hemos acostumbrado a considerar normal la asimilación de los conceptos
“Comunidad” y Asamblea” a la institución eclesial. Pero, ¿refleja eso una realidad?
¿Es la Iglesia una Comunidad, una Asamblea, la Comunidad y la Asamblea de los
seguidores de Jesús de Nazaret? Pretende serlo, quiere creer que lo es, pero hay serios
motivos para ponerlo en duda.
Aunque en el Nuevo Testamento la palabra “Comunidad”, κοινότητς en la lengua
griega, original del texto, no aparece ni una sola vez, aparece bastantes veces el
término Εκκλησία, Ecclesia en latín, con el significado de “Asamblea” y
“Comunidad”, y del que proviene la palabra Iglesia para referirse al colectivo de los
bautizados. Todo esto ha hecho en nuestra cultura religiosa que esos rminos sean
interpretados como sinónimos y los usemos para referirnos al colectivo de los
seguidores de Jesús de Nazaret. Pero repetimos la pregunta: ¿Es la Iglesia Católica
Romana, o alguna de las otras iglesias cristianas, una asamblea o comunidad de los
seguidores del Jesús del Evangelio?
V
ea
m
os: en los tres evangelios sipticos aparece el pasaje del joven rico del que dice que
guardaba los mandamientos pero no era digno de seguir a Jesús por estar apegado a su
riqueza
. C
on esa pre
m
isa de guardar los
m
andamientos y un cu
m
pli
m
iento for
m
al de los
preceptos religiosos acerca del culto, sería aceptado co
m
o
m
ie
m
bro de cualquier iglesia
cristiana, y en el caso de la nuestra, siendo rico co
m
o era, sería recibido con los brazos
abiertos en el Opus Dei, que se caracteriza precisamente por su implicación clasista
en el funcionamiento y conservación del injusto sistema social dominante. De hecho,
el joven de ese pasaje evangélico era más buena persona que muchos cristianos,
incluso con dignidades eclesiásticas. Conclusión: el tipo de iglesia(s) que conocemos
no son lo que Jesús consideraría la asamblea o comunidad de sus seguidores.
Entonces, ¿Cuándo se efectuó la perversión del colectivo eclesial para llegar a ser la
negación que hoy es del espíritu del Evangelio? A esta pregunta se suele responder
que los cambios que se empezaron a efectuar en el movimiento cristiano a partir del
siglo IV, la época del emperador Constantino, acabaron generando el tipo de iglesia(s)
que hoy conocemos: dogmática, ritual, jerárquica. Un estudio más atento de esta etapa
histórica nos muestra que lo que ocurrió en esa época fue que se institucionalizó todo
eso, incluida la propia Iglesia. Pero si se institucionalizaron esas lacras del colectivo
eclesial es por que ya existían previamente.
En efecto, en la obra «El Evangelio marginado», del teólogo José María Castillo, se
insiste en que las comunidades cristianas que Pablo iba creando nacían al margen del
Evangelio y con desconocimiento de su contenido, que aún no había sido puesto por
escrito. Pablo no conoció al Jesús terreno; en la experiencia que vivió en el camino de
Damasco se le apareció el Resucitado. De ahí que la primera cristología, que se
conoció y se difundió no se refería ni se centraba en lo histórico sino en lo
escatológico. Esto significa que la Iglesia se expandió y empezó a organizarse sin
conocer a Jesús, sus enseñanzas, su radicalidad antisistema, su valoración positiva de
las mujeres y, sobre todo, la razón de ser del cristianismo. Así tenemos una Iglesia
que margina el Evangelio, que vive prescindiendo del Evangelio, incluso en contra
del Evangelio, como se explicita textualmente en el mencionado libro de J. M.
Castillo. Se genera así una religiosidad basada en el culto, en la sumisión a las normas
rituales establecidas y en la fiel observancia de tales rituales.
Es decir, la Iglesia nació, por así decir, con un defecto de fabricación. Aún hoy, al
referirnos a la institución la solemos llamar “Comunidad de fe”, “Asamblea de
creyentes”, sin darnos cuenta de que con esa formulación le estamos asignando a la
institución un cometido, una misión, que nada tiene que ver con el encargo de Jesús a
sus seguidores. Identificamos a la Iglesia con unas creencias que se viven cultual,
ritualmente, en contraste con la misión que el Maestro le asignó: buscar el Reino de
Dios y su justicia, un Reino distinto de los de este mundo.
Pues bien, esta misión, esta vocación, que tiene respaldo evangélico, fue vivida por
una comunidad anterior y distinta
de las que
P
ablo fundaba.
E
l libro de
los
Hechos de los Apóstoles
, que es
la continuación o segunda parte del
E
vangelio de Lucas, nos cuenta que
los
m
ie
m
bros de la co
m
unidad de
Jerusalén
se reunían y tenían todas
las cosas en co
m
ún.
V
endían sus po
-
sesiones y bienes, y los repartían a to
-
dos, a cada uno según su necesidad.
Es decir, una práctica que no podía asumir el joven rico antes mencionado, y que la
Iglesia institucional sigue sin poder asumir.
P
recisa
m
ente, si
L
ucas trans
m
itía esa enseñanza a las co
m
unidades existentes era porque
éstas no estaban siguiendo esa práctica de la co
m
unidad de Jerusalén que había des-
aparecido co
m
o consecuencia de la guerra de los judíos contra
R
o
m
a.
T
a
m
bién esa co
m
u
-
nidad de Jerusalén era anterior a la escritura de los evangelios, pero es que los textos
engélicos fueron infor
m
ados por ella.
M
uchos de los
m
iembros de esa co
m
unidad cono
-
cieron personal
m
ente a Jesús y escucharon directa
m
ente su enseñanza, algunos incluso
co
m
ieron con él.
L
ucas y
M
ateo recibieron el testi
m
onio de Jesús, tal co
m
o suponen
m
uchos
exégetas
m
odernos, a través de los refugiados judíos de
A
lejandría y
A
ntioquía respecti
-
va
m
ente después de la destrucción de Jerusalén y el
T
e
m
plo.
M
arcos lo tuvo más fácil;
él mismo conoció personalmente a Jesús y perteneció a la mencionada comunidad.
Otra pista acerca del tipo de sociedad o Reino que Jesús propugnaba nos lo da el
pasaje de la expulsión de los mercaderes del Templo. Dejó claro lo que opinaba del
dinero y de la función que éste tenía cuando comparó con una cueva de ladrones los
sitios donde se negociaba, y cuando aseveró que… No se puede servir a Dios y al
dinero. La razón de ser del cristianismo es promover una sociedad inspirada en las
Bienaventuranzas, con valores distintos a los del mercado.
Pues bien, si las creencias y el culto son factores que marginan el Evangelio y
suplantan la verdadera razón de ser del cristianismo, ¿qué pasa con el otro factor, la
jerarquía? Por los textos evangélicos sabemos que también en esta cuestión de la
autoridad, la jerarquía, Jesús tenía una idea distinta de lo que era normal en la
sociedad. Decía que entre sus seguidores el que quiera ser grande, se haga
servidor de los demás; y el que quiera ser el primero, se haga servidor de todos.
Quien repase la historia de los dos últimos milenios podrá comprobar que en la
Iglesia, al igual que en el resto de la sociedad, ese modelo de autoridad de servicio no
se practicó jamás, ni antes ni después de Constantino. De las cartas de Pablo,
principalmente su Epístola a los Romanos, y lo que nos cuenta el libro de los Hechos
de los Apóstoles, se deduce que había ya entonces una gran discrepancia entre los
cristianos a pesar del Concilio de Jerusalén del año 50. Desde entonces se
multiplicaron las discrepancias, y las decisiones de los concilios que intentaron
resolverlas fueron en realidad causa de cismas. Tampoco sirvieron como factores de
unificación la creación de la figura papal con poderes absolutos y la de la jerarquía y
el magisterio eclesiales para definir doctrinas con carácter infalible.
Pero lo peor del caso es que la Iglesia como institución no se estaba aplicando al
cumplimiento de la misión que Jesús había asignado a sus seguidores. La jerarquía
eclesial fue, a lo largo de esos dos milenios, un factor de sofocamiento de todos los
movimientos que, desde el seno del cristianismo, intentaban recuperar el carácter
liberador y reivindicativo del mensaje de Jesús, desde los circunceliones del siglo IV
a la Teología de la Liberación de siglo XX, pasando por las diversas “herejías”
igualitaristas de la Edad Media: valdenses, husitas, jacqueries, irmandiños… En cada
caso la jeraquía oficial de la Iglesia se aprestó a defender el sistema económico
imperante: el esclavismo en el Bajo Imperio Romano, el feudalismo en la Edad
Media, el orden burgués capitalista en el mundo actual…
¿Qué destino le espera al actual proceso del Sínodo de la Sinodalidad en marcha? Su
convocatoria, aunque un tanto ambiguamente, parece anunciar o prometer que la
institución eclesial quiere ir poniendo remedio a las disfunciones aqdescritas. El
hecho de que la Iglesia se plantee hoy ese Sínodo que cuestiona o pone en revisión su
manera de funcionar puede indicar que es consciente de la crisis en que se haya
inmersa. ¿Seremos capaces de estudiar las causas generardoras de esa crisis y ponerle
solución? ¿Será capaz de concienciarse sobre el asunto el conjunto de la membresía
eclesial y los cristianos de otras iglesias? Creemos en la sinceridad del papa
convocante, pero ¿se puede decir lo mismo del conjunto de la jerarquía eclesial?¿De
verdad vamos a marchar todos juntos hacia la realización del proyecto de Jesús de
Nazaret? Sólo así podríamos ostentar dignamente el titulo de Ecclesia o Comunidad
de los seguidores del Mesías Jesús.