fuera el caso, votadas de nuevo en otro foro en el que se encuentren -al menos,
representadas- todas las diócesis del mundo.
Ello explica que los obispos alemanes se hayan comprometido a presentar y defender
en el próximo Sínodo Mundial, a celebrar en Roma, durante el mes de octubre de 2023,
estas u otras propuestas, en el caso de que sean admitidas por el “Camino Sinodal”
que, previsiblemente, se clausurará el próximo mes de septiembre en Frankfurt.
¿Qué ha pasado o está pasando en Alemania para que, cinco siglos después de la refor
ma luterana, vuelvan a sonar tambores en estas tierras, según unos, de una posible se-
paración cismática y, según otros, de la ineludible e imperiosa superación de un mode-
lo de Iglesia que, heredado del concilio de Trento (1545-1563), resulta irrelevante para
la causa del Evangelio?
La respuesta es
,
por
m
ucho que pueda disgustar a no pocos, el Infor
m
e que, encargado en
2014
por la
C
onferencia
E
piscopal
A
le
m
ana a las universidades de
M
annhei
m, H
eidelberg
y Giessen –y conocido como MHG, por las iniciales de tales universidades- tenía que
investigar la i
m
plicación de sacerdotes, diáconos y religiosos varones en el abuso sexual de
m
enores de
1946
a
2014. L
os obispos ale
m
anes, enco
m
endando esta investigación a un equipo
externo, buscaban obtener una infor
m
ación, lo más veraz posible, sobre este lado oscuro
de la Iglesia, tanto por el bien de los afectados como para tomar
-
una vez detectados los
errores co
m
etidos
-
las decisiones que fueran necesarias y evitar que se repitieran dichos
comportamientos. Los resultados son de sobra conocidos. En el Informe, publicado
después de cuatro años de investigación, se identi ficaron a 1.670 clérigos abusadores
sexuales de menores (el 4,4 % de todos los de ese período) y a 3.677 víctimas.
Y, continuando con la tarea asignada, indicaron, como causas de tales delitos, en pri
m
er
lugar, el clericalis
m
o que, activado y facilitado por un
“
siste
m
a jerárquico
-
autoritario
”,
lleva
al dominio de los consagrados sobre los no consagrados y los sitúa en una posición de
superioridad, siendo el abuso sexual una consecuencia extre
m
a de ello
. U
na Iglesia con este
perfil, se sostiene en el Infor
m
e, sanciona o traslada a los culpables y encubre u oculta los
hechos, bloquea su divulgación y no tiene en cuenta a los
m
enores abusados. Procediendo
de esta manera, no solo estamos ante comportamien tos equivocados de individuos
aislados, sino ante un problema estructural y sistémico que urge atajar.
Y,
en segundo lugar, la
m
oral sexual, sobre todo, en lo referente a la ho
m
osexualidad y a
la disciplina del celibato
. S
i bien es cierto, se puede leer, que ni la disciplina del celibato ni la
homosexualidad son -a la luz de la investigación realizada- factores de riesgo de abuso
sexual, también lo es que urge reconsiderar la postura, fundamentalmente adversa, de
la Iglesia Católica ante la ordenación de hombres homosexuales y propi- ciar la creación
de un ambiente abierto y tolerante, así como cuidar, mucho mejor que hasta el
presente, la voluntariedad y madurez de quienes optan por llevar una vida célibe.
He aquí los datos y causas más importantes que, con una batería de recomendaciones,
se encuentran en el origen del llamado “Camino Sinodal vinculante” alemán, acorda-
do en julio de 2019 por la Conferencia Episcopal Alemana y el Comité Central de los
Católicos Alemanes e inaugurado el 1 de diciembre del mismo año. Desde entonces, se