EL NECESARIO DEBATE
El 19 de diciembre nuestro grupo de Cristianos de Base tuvo una Celebración Eucarística
de Navidad abierta a miembros de otros grupos y movimientos cristianos populares de
Gijón. Recuperábamos a esta celebración que teníamos, en la semana anterior a la
Navidad, antes de que la pandemia del COVID-19 obligara a ciertas restricciones. Sobre
nuestra Celebración se hizo un vídeo que se puede ver en Internet. No es de muy buena
calidad y además resulta algo largo (35 minutos) pero su interés radica en que muestra
algunas cosas que queremos destacar.
En primer lugar queremos resaltar el carácter participativo de nuestras Celebraciones
E
ucarísticas
,
es decir la voluntad de avanzar en la superación de la contradicción cleri-
cado/laicado, el clericalis
m
o
,
que es una enfer
m
edad crónica
, m
uy arraigada
,
de la
I
glesia
. E
n
este
boletín
publica
m
os un artículo titulado:
20 SIGLOS DE CLERICALISMO
, que ha
sido publicado recientemente en las páginas web de REDES CRISTIANAS y el Foro
GASPAR GARCÍA LAVIANA. Dicho texto puede formar parte ya del debate que
tendremos en la próxima reunión de nuestro colectivo de Cristianos de Base, el día 12 de
enero, y que se encuadra en la etapa continental del Sínodo.
El carácter participativo de nuestras celebraciones eucarísticas se manifiesta en algo que,
como vamos a ver, contrasta, en el fondo y en la forma, con la tradicional celebración de la
misa en la Iglesia. Veamos primero lo relativo a la forma. En la misa, y en general en todo
acto de culto en la Iglesia, existe una separación abismal entre el celebrante, un clérigo
ordenado, y el público asistente, el laicado. En nuestras celebraciones, todos los asistentes
son, somos, celebrantes. En nuestro vídeo se puede ver que todos los asistentes recitan todo
lo que el culto tradicional asigna a la élite celebrante, y sobre todo, lo que en las misas es
una homilía o sermón del clérigo celebrante, en nuestras eucaristías cualquiera de los
asistentes puede intervenir y exponer sus opiniones y reflexiones sobre los temas que es
necesario debatir. Nuestra manera de celebrar la eucaristía no es un modelo acabado,
definido, a la manera mo las normas litúrgicas eclesiales establecen para la celebración
de la misa. Digamos que es un signo o expresión de voluntad de mejorar este asunto que
está empantanado desde hace tanto tiempo en la Iglesia. Una tarea importante del Sínodo es
afrontar esta problemática, y el Documento de trabajo para la etapa continental del proceso
sinodal registra bastantes peticiones en ese sentido.
Y ahora pasemos de la forma al fondo de la cuestión de la diferencia entre los dos tipos de
celebración
:
el debate necesario
. S
i se escuchan las intervenciones que presenta nuestro vídeo
de la Celebración del día 19, se puede comprobar que los intervinientes dedican una
atención especial a una problemática muy concreta, la situación de extrema pobreza en
amplias regiones de África. Ocurre que antes de la Celebración Eucarística, pero formando
parte de ella de alguna manera, tuvo lugar la presentación de un vídeo, sobre la situación en
Ruanda, por parte de un cooperante asturiano, José Manuel Blaco Ovín. Pudimos entrar en
conoci
m
iento y concienciarnos sobre la situación de extrema pobreza que se da en gran parte
del continente africano
. L
as
m
isas o celebraciones eucarísticas son algo total
m
ente inútil si no
sirven para concienciarnos sobre ese y otros proble
m
as que tienen lugar en nuestro desgra-
ciado
m
undo y no nos
m
ovilizan para entregarnos a su solución. Precisamente la Teología
B
oletín nú
m
. 37
- 29 de diciembre de 2022
de la Liberación que nos inspira se distingue de la religiosidad tradicional en el sentido de
que vive el seguimiento de Jesús de Nazaret como la preocupación por los problemas de la
humanidad y no como devociones centradas en el culto. La religiosidad que tradicional-
mente fomentó nuestra Iglesia se centra en ese tipo de devoción que en realidad es un
secuestro del mensaje del Evangelio. Veamos el siguiente párrafo:
…El bautismo nos hace «una nueva creación», hijos adoptivos de Dios y partícipes de la
naturaleza divina, miembros de Cristo, coherederos con Él y templos del Espíritu Santo. La
Santísima Trinidad -Padre, Hijo y Espíritu Santo- nos da la gracia santificante, que nos hace
capaces de creer en Dios, de esperar en Él y de amarlo; de vivir y obrar bajo la moción del
Espíritu Santo mediante sus dones; de crecer en el bien por medio de las virtudes morales.
Pidamos «despertar la memoria de nuestro Bautismo», «vivir cada día nuestro Bautismo,
como realidad actual en nuestra existencia»...
E
s el tipo de enseñanza abstracta y a
m
bigua que i
m
parte la
I
glesia tradicional
m
ente
. N
ada que
objetar en cuanto al contenido en salvo que es abstracto y ambiguo. Muchas palabras
altisonantes co
m
o
partícipes de la naturaleza divina
”, “
te
m
plos del
E
spíritu
S
anto
y cosas
así, pero sin precisar en en qué consiste exacta
m
ente lo de
crecer en el bien por
m
edio de las
virtudes
m
orales
,
o
vivir cada a nuestro
B
autis
m
o co
m
o realidad en nuestra existencia
.
Se
trata de
m
alabaris
m
os diacticos para
impartir una doctrina cristiana que no incomode
a los
pncipes de este mundo ni ponga en peligro su dominacn.
Q
uien recibe tal enseñanza
continuamente, desde la infancia, acaba convencido de que vivir el cristianis
m
o consiste en
una práctica devocional, recibir sacra
m
entos y
,
co
m
o
m
ucho
,
hacer obras de caridad
,
del tipo de
li
m
osnas
. P
ero
J
esús nos convoca
,
nos moviliza para una acción
m
ás co
m
prometida
:
buscar el
R
eino de
D
ios y su justicia
,
lo que i
m
plica hacer frente a los siste
m
as de explotacn
,
poner fin a
la injusticia que produce la
m
iseria hu
m
ana
. É
l asu
m
el progra
m
a de los profetas
,
que no se
andaban con ambigüedades. En una de las lecturas de nuestra celebración del día 19 de
diciembre escuchamos cómo Isaías definía el programa del Mesías:
…un niño os va a nacer para restaurar un reino de equidad y justicia… …que juzgará con
justicia a los débiles, sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra… …porque la justicia
será el ceñidor de su cintura …quitará el velo que cubre a todos los pueblos… porque el
Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, quitará el oprobio de todos los
pueblos… …los pobres volverán a alegrarse con el Señor, porque se acabarán los tiranos,
los hombres burladores, y exterminados todos los que deseen el mal… …fruto de la justicia
será la paz, la equidad y la seguridad perpetua…
Jesús asume como su misión la realización de ese programa profético que se concreta en la
defensa de la justicia para los pobres y los pueblos de la Tierra. Ese programa le enfrenta a
los dominadores y explotadores de los pueblos, está en confrontación con los poderes de
este mundo, y nos convoca a sus seguidores para continuar la tarea. Las iglesias cristianas,
como la nuestra, que ocultan esta misión, esta tarea a cumplir, están secuestrando al Mesías
Jesús y su mensaje evangélico.
E
s éste precisa
m
ente el necesario debate que debe
m
os tener
. D
e nada serviría que se elabore
una litúrgica eucarística más participativa y que se democratice el funcionamiento de la
Iglesia superando el clericalismo, o que se alcancen otras metas que se postulan en los
documentos sinodales, si todo ello no sirve para que los cristianos tomemos conciencia de
la misión de trabajar por la implantación del Reino de Dios en el mundo. Asumir esto
requiere a nivel eclesial un debate que parece que no se está dando en el marco del proceso
sinodal. ¿Podremos aportar nosotros al proceso algo que enfoque esta cuestión?
E
l
D
ocu
m
ento de trabajo para la
E
tapa
C
ontinental del
S
ínodo de la sinodalidad registra las
aportaciones que a nivel
m
undial se hicieron en la etapas previas del proceso sinodal
. A
aparecen todos los asuntos que
,
sobre el funciona
m
iento de la
I
glesia
,
preocupan al personal
que participó en el debate sinodal
. A
suntos co
m
o la situación de la
m
ujer en la
I
glesia
,
el celibato
sacerdotal
,
la proble
m
ática
LGTB,
la de los divorciados vueltos a emparejar… Pero como
proble
m
a de fondo destaca el asunto del clericalis
m
o
. D
e hecho, el objetivo declarado del
S
ínodo es
escuchar a todo el
P
ueblo de
D
ios
,
es decir
,
dar la palabra a una parte de la
I
glesia
,
el laicado
,
condenado a silencio durante
m
ucho tie
m
po
. A
lgunos de los asuntos que despertaron
el interés de los participantes en el debate, principalmente el de la situación de la mujer
en la Iglesia, están relacionados con la realidad del clericalismo en la institución.
V
a
m
os a tratar esta cuestión
,
y debe
m
os e
m
pezar aclararando que la división de la feligresía
eclesial en dos distintos esta
m
entos o estados
:
clericado y laicado
,
no tiene una base evan
-
gélica
,
no se sustenta en una deter
m
inada enseñanza o disposición del
M
aestro
J
esús de
N
azaret
.
E
l clero eclesial se instituyó a sí
m
is
m
o
. E
l
C
ódigo de
D
erecho
C
anónico, que describe los
roles
,
funciones y atribuciones del clericado y laicado
,
es una elaboración del propio clericado
.
D
icho digo atribuye a la jerarquía eclesial un poder absoluto sobre el laicado, pero a
su vez ese código ya es, por sí mismo, un ejercicio de ese poder absoluto que la jerarquía
se atribuye a misma. El ejercicio de ese poder, sus frutos, no sólo no encajan con el
espíritu del Evangelio sino que lo contradicen en no pocas cuestiones. La idea que Jesús
tenía sobre este asunto era que entre sus seguidores el ejercicio de la autoridad debía ser
el servicio a la comunidad, no el enseñoramiento sobre ella como ocurre en los reinos de
este mundo. Por la historia conocemos lo mucho que la jerarquía eclesial desatendesa
directiva. El clericado se constitucomo un estamento diferenciado en la Iglesia, y su
alta jerarquía llegó a disfrutar de gran poder y riqueza en la sociedad cristiana.
Veamos cómo se originó esa flagrante contradicción con el espíritu del Evangelio.
Cuando se analiza esta cuestión se suele atribuir mucha importancia al cambio de
situación que el cristianismo experimentó en el imperio romano en la época del César
Constantino. En realidad la evolución de ese fenómeno del clericalismo fue más dilatada
en el tiempo. Muchos cambios fueron teniendo lugar a lo largo de varios siglos después
de Constatino, y otros ya se venían gestando antes de ese emperador. En realidad, el
origen del clericalismo tuvo lugar, como vamos a ver, ya muy pronto entre los primeros
seguidores de Jesús. Por eso, se puede hablar de “20 siglos de clericalismo”. La
evolución dentro de la Iglesia a lo largo de 20 siglos consistió en alejarse del espíritu de
las enseñanzas evangélicas sobre los temas de la diferenciación jerárquica y la
subordinación de las mujeres en la Iglesia. Suele haber tendencia a idealizar la primitiva
comunidad cristiana de Jerusalén y presentarla como el modelo inicial a seguir. Sin
embargo vemos que el espíritu de la enseñanza del Maestro ya había empezado a ser
traicionado entonces. En Hechos 6:1-5 se nos dice:
En aquellos días, como crecía el número de los discípulos, se suscitó una murmuración de
parte de los helenistas contra los hebreos, de que sus viudas eran desatendidas en la
distribución diaria. Así que, los doce convocaron a la multitud de los discípulos y dijeron: -
No conviene que nosotros descuidemos la palabra de Dios para servir a las mesas.
Escoged, pues, hermanos, de entre vosotros a siete hombres que sean de buen testimonio,
llenos del Espíritu y de sabiduría, a quienes pondremos sobre esta tarea. Y nosotros
continuaremos en la oración y en el ministerio de la palabra. Esta propuesta agradó a toda
la multitud; y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a
Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, un prosélito de Antioquía.
Presentaron a éstos delante de los apóstoles; y después de orar, les impusieron las manos.
H
echos que al parecer tienen poca i
m
portancia pueden dar lugar a grandes consecuencias
.
E
n principio parece lógico que el creci
m
iento de la co
m
unidad de los seguidores de
J
esús
diese lugar a una cierta organización de funciones, y que se asignase a personas
concretas el dese
m
peño de algunas tareas
. P
ero lo cierto es que esa for
m
a de investir a los
siete nuevos discípulos fue el origen de grandes deformaciones que tuvieron lugar, a lo
largo de 20 siglos, en la organización de la Iglesia. La imposición de las manos por parte
de los apóstoles fue el inicio de lo que a partir de mediados del siglo II fue considerado
como ordenación sacerdotal y episcopal, que se fue imponiendo a lo largo del siglo III
para ser institucionalizado en el siglo IV, y que establece entre los seguidores de Jesús
una diferenciación jerárquica en la que él jamás había pensado, con subordinación de
unos a otros. Sería después sólo cuestión de tiempo la creación de los cardenales o
Príncipes de la Iglesia, el poder absoluto de los papas de Roma... Por otra parte, el hecho
de que los apóstoles se reservasen el “ministerio de la palabra” denota que esos primeros
discípulos de Jesús seguían en sus trece de monopolizar la evangelización, desobede-
ciendo expresamente la enseñanza del Maestro en Lucas 9:49-50 que dice:
Entonces respondiendo Juan dijo: -Maestro, vimos a cierto hombre echando fuera
demonios en tu nombre, y se lo prohibimos, porque no es de los nuestros. Jesús le
dijo: -No se lo prohibáis. Porque el que no es contra vosotros, con vosotros está.
D
espués
,
en el bi
m
ilenario proceso de defor
m
ación vendría el institución de la Cátedra de
P
edro
,
el
M
agisterio de la
I
glesia
,
la infalibilidad papal
Y
una enor
m
idad
:
en la autoatribu-
ción del control de la palabra y la enseñanza
,
la
I
glesia prohibiría al pueblo creyente durante
siglos, la lectura de las Escrituras y su traducción a lenguas que la gente comprendía.
P
ero ade
m
ás
,
en el citado pasaje de
H
echos
6:1-5
ve
m
os que entre los siete varones elegidos
sólo hay eso
:
varones
,
ninguna
m
ujer
. L
a situación de la
m
ujer en la
I
glesia ya haa e
m
pezado
a ser de subordinacn
,
de segunda categoría
. H
ay algo que debe sorprendernos
:
en los evan-
gelios
M
aría
M
agdalena es no
m
brada
m
ás veces que algunos de los apóstoles
,
co
m
o
T
o
m
ás
o
A
nds
;
es a ella y otras
m
ujeres a quienes pri
m
ero se aparece
J
esús resucitado
,
y sin e
m
bargo
en el libro de los
H
echos no se la no
m
bra ni una sola vez
. M
aría
M
agdalena y otras
m
ujeres
aco
m
pañaban a
J
esús
,
en su predicación itinerante
,
en iguales condiciones que los varones
del grupo
. S
in e
m
bargo el grupo de discípulos se autoreduce a doce
,
entre los cuales no hay
ninguna de las
m
ujeres del grupo anterior y la única presencia femenina que acompaña al
grupo de
apóstoles
,
en la jornada de
P
entecostés
,
es la
m
adre de
J
esús
,
pero no en
condiciones de igualdad apostólica con ellos sino en una situación indefinible que viene a
ser el
m
odelo de la subordinación que se destinó en lo sucesivo a las
m
ujeres en la
I
glesia
y que persiste hasta el día de hoy
. E
l lector ctico se pregunta qué ocurrió en el
grupo de seguidores de
J
esús durante el tie
m
po transcurrido entre la desaparición del
M
aestro y
P
entecoss.
A
deb ocurrir algún tipo de ajuste de cuentas por el que se
ventiló el asunto del poder entre los seguidores del
M
aestro
J
esús
,
y de lo que no nos
informan ni los textos evangélicos ni el libro de los Hechos de los Apóstoles. Y sin
embargo ese período fue decisivo para la posterior deriva de lo que acabó llamándose “la
Iglesia” y la deformación del espíritu del mensaje de Jesús que ésta significó durante
casi 2000 años.
N
o es posible por
m
enorizar aq la evolucn del asunto del e
m
podera
m
iento de la clerecía y
su
jerarqa a lo largo de tan dilatado peodo de tie
m
po
. A
de
m
ás haa diferencias de práctica
entre las diversas iglesias
,
y n entre los pses y territorios del á
m
bito de la
I
glesia
C
atólica
.
A
m
odo
de resu
m
en dire
m
os que el esta
m
ento clerical se autoasignó el poder de decidir
,
por
m
edio de
concilios y procla
m
ación de dog
m
as
,
lo que la gente debía creer, y de perseguir a
quien no asu
m
ía sus creencias
. O
tro i
m
portante poder que el clero
m
onopolizó fue el de esta-
blecer sacra
m
entos
,
así co
m
o la for
m
a de ad
m
inistrarlos
;
el de la penitencia
,
especial
m
ente
,
dio lugar a graves abusos
. Y,
en general
,
todo lo relacionado con el culto fue asignado al clero
a título de celebrante
. L
a
C
elebración
m
ás i
m
portante, la Eucaristía, que sí fue establecida
por Jesús, resultó y resulta muy devaluada por la forma en la que se realiza.
P
or la for
m
a en la que se realiza la
E
ucaristía
,
esa celebración no puede cu
m
plir su función
de concienciar a la asamblea de creyentes sobre su misión de continuar en el mundo la
realización del proyecto de Jesús. La celebración o misa queda reducida a simple rito, no
participativo, en el que los laicos asistentes no tienen otro rol que el de estar presentes
simplemente, y n eso no es necesario: según las normas eclesiásticas, a mayor gloria
del clericato, una asamblea de creyentes laicos no puede celebrar una eucaristía si falta
un clérigo ordenado, en cambio, un sacerdote solo, sin ningún otro asistente al acto,
puede celebrar la misa. No se podía dar mayor desprecio de la condición de los laicos ni
mayor enaltecimiento de la función clerical. No se encuentra en el Evangelio nada que
avale tal monstruosidad. La dirección del culto eclesial por parte de sacerdotes
consagrados es un factor que contribuye a anular y sofocar la formación del sentido
comunitario y los impulsos proféticos que se puedan dar en los colectivos de creyentes.
Por supuesto, existen clérigos honestos que intentan realizar dignamente su tarea o
función de servicio a la comunidad en el espíritu que Jesús contemplaba para esa misión.
Pero el estamento clerical, tal como existe en la Iglesia genera, por mismo, un tipo
humano que hace de la función clerical una profesión laboral, un medio de ganarse la
vida, y que ambiciona promociones en la escala jerárquica del poder clerical. Atestiguan
eso las intrigas que se producen en relación con el nombramiento de obispos y la
dedicación episcopal al servicio de los intereses de los reinos de este mundo.
S
e supone que la convocatoria del actual
S
ínodo
,
en el que se da la palabra al laicado
,
responde
al deseo de corregir desequilibrios co
m
o éste en la
I
glesia
. ¿S
e capaz la institucn de superar
una práctica con tantos siglos de arraigo
? N
utre el pesi
m
ismo a este respecto el hecho de la
jerarquía eclesial
,
el episcopado en general
,
secundado por la
m
ayoría del clero parroquial
,
está respondiendo con hostilidad a esta iniciativa del papa
F
rancisco
,
saboteando de hecho
la realización del proceso
,
no fo
m
entando la participación de un laicado pasivo que ni siquiera
sabe de qué va esto del
S
ínodo
. S
e trata de las
m
is
m
as fuerzas que torpedearon la aplicacn
de las disposiciones de
C
oncilio
V
aticano
II. C
o
m
o toda clase o esta
m
ento privilegiado
,
ta
m
bién el clericado defiende sus privilegios
. A
l igual que en la lucha de clases en general
,
un factor
m
uy i
m
portante para la persistencia del do
m
inio de unos sobre otros es que los
sometidos admitan la situación pasivamente, sin reaccionar al abuso. Y para que se
m
antenga la pasividad es necesaria la ignorancia de los so
m
etidos
. E
n la lucha de clases en
general la ignorancia se mantiene con el control del aparato ideológico por parte de los
do
m
inadores
,
y en el á
m
bito eclesial el requisito para el do
m
inio clerical es la ignorancia del
laicado
. Y
a
m
enciona
m
os que durante siglos estuvo prohibido
,
por parte de la
I
glesia
,
traducir
las
E
scrituras a los idio
m
as que la gente hablaba
. A
ctual
m
ente no existe en nuestra Iglesia
prohibición de leer la Biblia, pero el clero no fomenta su lectura de la misma manera que
no fomenta la participación del laicado en el proceso sinodal.
L
a feligresía desinfor
m
ada
,
y sin sentido crítico
,
está indefensa ante lo que la jerarquía eclesial
quiera i
m
ponerle
. A
,
a su desconoci
m
iento sobre lo esencial del
E
vangelio
,
el
m
ensaje liberador
de
J
esús de
N
azaret
,
se ade un cú
m
ulo de prácticas y creencias alienantes que nada tienen
que ver con el
E
vangelio
:
dog
m
as innecesarios que en nada contribuyen a fomentar la vocación
de trabajar por la realización del
R
eino de
D
ios que
J
esús quiere instaurar
,
devociones que
están a
m
edio ca
m
ino entre la superstición y la idolata co
m
o el culto
m
ariano y a los santos
,
creencia en apariciones
m
arianas y del
sacrasi
m
o corazón de
J
es
que trans
m
iten
m
en-
sajes que nada tienen que ver con la enseñanza y el proyecto de Jes el
M
esías
...
E
l personal
laico que traga ese
m
aterial que se fue generando en la
I
glesia a lo largo de siglos de igno
-
rancia es el
m
is
m
o que ad
m
ite sin cuestionar la pretensn clerical de que sólo unos varones
consagrados pueden oficiar en sacra
m
entos co
m
o el bautis
m
o, la eucaristía, la penitencia,
la bendición matrimonial… En este rebaño que está siendo conducido por sendas
extraviadas hay incluso personas que mantienen devociones personales a estampas e
imágenes religiosas y acuden a sacerdotes para que se las bendigan
. P
arece que tanto
esas personas co
m
o los sacerdotes que acceden a sus deseos creen en la eficacia y la
conveniencia de tales bendiciones. Decididamente, abunda en nuestro ámbito religioso el
fenómeno que Jesús definía como: “ciegos que conducen a otros ciegos”.
Lo más negativo de todo eso es que muchas personas, cuando adquieren cierto grado de
madurez y perciben la mentecatez de tales devociones, pensando que la religión se
reduce a eso, que es lo único que conocen de ella, abandonan la Iglesia sin haber llegado
a conocer lo que verdaderamente interesa: el mensaje de Jesús de Nazaret y su proyecto
liberador. Esto es lo que se puede expresar por el dicho: “arrojar la criatura junto con el
agua sucia”. En el terreno religioso, el agua sucia son todas esas adherencias que se le
añadieron a lo largo de los siglos de práctica ignorante. Nos debemos liberar de esa
porquería pero conservando lo que importa. La criatura que debemos lavar y salvar es el
mensaje evangélico, el proyecto de Jesús de Nazaret. Jesús es la Palabra de Dios, la Luz
enviada al mundo, pero el mundo sigue sin reconocerla. Si las cosas del mundo están tan
mal como siempre es porque estamos fallando en transmitir al mundo el mensaje de
Jesús. Si la actual organización de la la(s) iglesia(s), con su organización clerical, es un
factor de secuestro de Jesús y su enseñanza debemos considerar seriamente la realidad
negativa del clericalismo. A veces se oye a algunas personas decir: “creo en Dios, y en
Jesucristo, pero no en los curas y en la iglesia”. Debemos analizar lo que subyace en ese
tipo de declaraciones. Si el actual Sínodo no entra decididamente en la problemática del
clericalismo será, como el Concilio Vaticano II, un intento vano de poner “un remiendo
nuevo a un vestido viejo”.
Faustino Castaño
Le llaman sanidad privada, porque el término “privado” suena bien, algo a defender: mi vida
privada, mi domicilio privado, mis datos privados… pero el calificativo de sanidad negocio se
ajusta mucho más a la realidad. Ninguna empresa monta un hospital con el fin de mejorar la salud
de sus pacientes, sino con el deseo de obtener unos beneficios económicos.
E
n la
C
o
m
unidad de
M
adrid se transparenta clara
m
ente una política de deterioro de la sanidad pública
,
con el fin de potenciar la sanidad negocio
,
esa que se presenta con el inocente calificativo de sanidad
privada. El problema es si va a funcionar así mejor la atención a la salud de los madrileños.
Sanidad privada o sanidad negocio
E
n
E
stados
U
nidos tene
m
os un eje
m
plo
m
uy claro de có
m
o funciona la sanidad negocio
. A
llí apenas
existe sanidad blica
,
pero tienen un gasto enor
m
e en sanidad negocio
. E
stados
U
nidos gasta
m
ás en
atención
m
édica que cualquier otra nación: dos veces y media más por persona que el promedio de
todos los de
m
ás países desarrollados del
m
undo
. S
in e
m
bargo
,
a pesar de los grandes gastos en salud
,
este país tiene resultados por debajo de los estándares de los países desarrollados. Por ejemplo,
Estados Unidos ocupa el puesto 34 en el ranking mundial que mide la mortalidad infantil, muy por
debajo de todos los países desarrollados e incluso de algunos países en desarrollo.
Su modelo sanitario está basado en el libre mercado, de manera que el sistema sanitario se
gestiona en su totalidad por empresas privadas apoyadas con redes del gobierno. El 16% del
Producto Interior Bruto está dedicado a sanidad, el porcentaje más alto del mundo. A pesar de eso
se calcula que 45.000 personas mueren cada año por la falta de atención sanitaria. Así mismo la
asistencia médica es responsable de más del 60% de las bancarrotas del país.
Parece que allí esto se considera normal. Recuerdo una película de Hollywood que vi hace
muchos años. El protagonista era un médico que estaba haciendo con su esposa un viaje turístico
por Europa. Pagaba los gastos gracias a lo que había cobrado por la atención médica a uno de sus
pacientes. Vamos, cuatro pesetillas de nada.
Índice HAQ (Cuestionario de evaluación de la salud)
Se ha estimado que en 2013 se gastó un promedio de 8.000 dólares per cápita en atención médica
en los EE. UU. En ese momento, Luxemburgo gastaba 4.000 dólares al año per cápita y Gran
Bretaña, que la OMS considera el mejor sistema del mundo, asignaba solo 3.600 per cápita. De
hecho, con el gasto sanitario norteamericano se podría sufragar a 34 países de la OCDE siendo su
población combinada el triple que la de los EE.UU. A pesar de este elevado gasto, el índice HAQ,
que mide el impacto de la enfermedad en las actividades de la vida diaria, sólo sitúa a los EE.UU
como el vigésimo segundo país en la calidad de la atención médica.
Investigación que no revierte
El predominio total de la Sanidad Negocio hace que EE.UU. invierta miles de millones de dólares
que se acaban perdiendo dentro de las múltiples agencias, empresas y seguros privados que lo
gestionan, haciendo que éstas se enriquezcan y no llegando la sanidad a los más desfavorecidos.
M
ientras que el
m
odelo estadounidense siga orientado a la innovación y a la investigación
,
en lo que
está muy avanzado, pero sin mirar hacia una atención comunitaria pública, los malos resultados en
los indicadores, y las deudas de las personas enfermas se seguirán sucediendo año tras año.
Pues hacia eso vamos los madrileños y madrileñas, si Isabel Díaz Ayuso, con su política de
adelgazamiento de la sanidad pública, sigue de presidenta de la comunidad.
¿Qué esconde la marca España? Existe un estrecho vínculo entre las empresas
trasnacionales españolas y los gobiernos de la monarquía. Seamos serios, las
relaciones entre el
R
eino de
E
spaña y los países latinoamericanos no se caracterizan
por estrechar vínculos culturales, menos aún por las reciprocidad comercial,
empresarial o la transparencia en las inversiones. Tras la retórica de la hispanidad
se encubren negocios fraudulentos, comisiones, lavado de dinero, cuentas en
paraísos fiscales y un sin número de ilícitos, cuya lista es interminable. Cada viaje
de los presidentes de gobierno y los reyes se acompaña de un séquito de
empresarios ávidos de pingües beneficios. Así, apoyan reformas neoliberales en el
continente. Posteriormente, conceden medallas y agradecen a gobernantes
corruptos, los servicios prestados a la marca España: Zedillo, Uribe, Piñera, Macri,
Calderón. La lista es amplia.
Hoy las relaciones comerciales con Iván Duque, en Colombia; Alejandro
Giammattei, en Guatemala; Sebastián Piñera, en Chile; Jair Bolsonaro, en Brasil;
Guillermo Lasso, en Ecuador, y Mario Abdo, en Paraguay, cuentan con el adjetivo
de seguridad jurídica para los inversionistas españoles. Para que no exista
equívoco, la expropiación de YPF-Repsol en Argentina, durante el gobierno de
Cristina Fernández de Kirchner, fue considerada un ataque a España. La prensa y el
gobierno tacharon la acción de populismo izquierdista, robo y una sinrazón
política. Una década más tarde, con el gobierno de Mauricio Macri, Felipe VI
cambia el discurso en su viaje a la Argentina: “apoyamos todos los programas de
reforma que están en marcha”. Los empresarios españoles se frotaron las manos.
Macri impulsó recortes salariales, despidos y exenciones fiscales a los empresarios
españoles. Así, pudieron repatriar sus beneficios y empobrecer a los argentinos.
Pero Felipe VI lo tenía claro: “España cuenta con empresas punteras, competitivas,
modernas e innovadoras, exponentes de la marca España, que representa calidad y
excelencia”. Olvidó el expolio y etnocidio en Chile, contra el pueblo Pehuenche,
cometido por Endesa en la construcción de la presa Ralco. Hecho constatado por el
informe a Naciones Unidas redactado por Rodolfo Stavenhagen. Felipe VI
tampoco recordó cómo los empresarios españoles compraron a precio de saldo
bancos, compañías de aviación, tierras, ríos, bosques, construcciones, puertos,
etcétera, obteniendo su padre grandes comisiones.
La marca España se caracteriza por realizar megaproyectos eólicos, mineros, de
explotación turística
,
donde pri
m
a la destrucción
m
edioa
m
biental
,
la violación de los
derechos hu
m
anos
,
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m
inalización de las protestas y los
m
ovi
m
ientos de resistencia
.
S
irva como ejemplo la actuación de ACS en Guatemala, en Alta Verapaz. Allí, han
sido entubados 30 kilómetros del río Cahabón, equivalente a 80 por ciento del
tramo que cubre las poblaciones de los pueblos mayas que habitan el entorno. El 20
por ciento restante, señala Vladimir Soto, abogado del Colectivo Madre Selva,
corre entre dos muros de cemento. Cincuenta mil son las personas afectadas por el
proyecto. Mientras tanto, en España se invisibiliza el desastre ecológico y humano
causado por el presidente de ACS, Florentino Perez, considerado un empresario
ejemplar. Nada escapa a la voracidad empresarial de la marca España, destruyen
todo cuanto supone un estorbo. Sin ruborizarse, extorsionan, desplazan población,
pagan a bandas paramilitares, contaminan ríos, destruyen reservas naturales y
violan los derechos humanos. No importa el precio a pagar. Todo por el beneficio.
No hay ministro de Industria, Economía, Turismo o Relaciones Exteriores español
que no acuda en defensa de sus empresarios cuando emergen escándalos. El ex
ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, en el gobierno de
Mario Rajoy, sintetizó el espíritu de la marca España: “el gobierno de España
defiende los intereses de todas las empresas españolas, dentro y fuera. Si en alguna
parte del mundo hay gestos de hostilidad hacia esos intereses, el gobierno lo
interpreta como gestos de hostilidad hacia España y hacia el gobierno de España”.
B
ajo este principio actúan gobierno
, m
edios de co
m
unicación y políticos
. S
on una pa
.
N
iegan
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ienten y se escandalizan cuando provocan desastres
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bientales
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entrelazan el discurso político con los intereses de las plutocracias a a
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bos lados del
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tlántico
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epsol
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, BBVA, S
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, E
ndesa
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ara
, S
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, ACS,
P
rosegur
, F
errovial y
M
el
,
entre otros
,
pero son sólo la punta de iceberg
,
tras éstas
,
hay
una pléyade de empresas que viven de esquilmar los recursos en América Latina.
(Véase el Observatorio de Multinacionales Españolas en América latina. OMAL)
Por último, la guinda la pone el secretario de Estado para Iberoamérica y el Caribe,
Juan Fernández Trigo. El 1/1/ 2022, declaró: “América Latina no es precisamente
un lugar ajeno al modelo de sociedad en el que nos desenvolvemos las sociedades
europeas, las sociedades llamadas del primer mundo... En América Latina se abusa
mucho del concepto integracionista y se hace poco en realidad para llegar a
integraciones reales entre las economías y los sistemas políticos. Es verdad que el
mito de Bolívar es algo que está muy presente en las conversaciones... pero es
importante, algo más que declaraciones, por eso nos parece importante trabajar con
la OEA”. En esta dirección, podemos interpretar la elección de Andrés Allamand
un golpista, defensor de la dictadura de Pinochet, coordinador de la campaña de
Pinochet para el referéndum de 1988, con las manos manchadas de sangre al
frente de la Secretaría General Iberoamericana. Así entiende España la dignidad de
los pueblos latinoamericanos. Arriba España. Una, grande y libre.
E
l
P
apa ha alertado sobre
el preocupante resurgimiento del antise
m
i-
tis
m
o
,
especial
m
ente en el continente europeo
,
a co
m
o de
"
la violen-
cia contra los cristianos" al tiempo que ha profundizar en el camino
de “la comprensión, el respeto y la amistad” entre ambas religiones.
“E
n estos tie
m
pos hostiles en los que son cada vez
m
ás nu
m
erosas las
actitudes de cerran y de rechazo hacia otro
,
ta
m
bién con el preocu-
pante resurgi
m
iento del antise
m
itismo
,
particular
m
ente en
E
uropa
,
así
como de la violencia contra los cristianos”, ha señalado el Pontífice
en su audiencia con miembros de la
'Amitié Judéo-Chrétienne'
, un
grupo que trabaja por la amistad de cristianos y judíos radicado en
Francia con motivo del 75 aniversario de su fundación.
Francisco ha encomiado su labor “resuelta y activa” en el ámbito del
estudio y del diálogo “para ayudar a judíos y cristianos a crecer en el
conocimiento mutuo, la comprensión, el respeto y la amistad”.
“Habéis contribuido en gran medida a que judíos y cristianos se
redescubran como hermanos, hijos de un mismo Padre, que esperan
el día, sólo conocido por Dios, en que todos los pueblos invocarán al
Señor con una sola voz y le servirán bajo el mismo yugo”, ha dicho.
También les ha animado a perseverar en el camino de “diálogo,
fraternidad e iniciativas comunes”, que ha valorado de forma
positiva a pesar del “peso de los prejuicios mutuos y la historia a
veces dolorosa que hay que asumir”.
“La tarea no está terminada --ha observado Francisco--. Esta
hermosa obra, que consiste en crear vínculos, es frágil, siempre hay
que reanudarla y consolidarla”.
Francisco ha recordado, además, la figura de uno de los fundadores
de este grupo francés, Jules Isaac, que desempeñó un papel de
primer orden en el acercamiento entre judíos y cristianos tras la
tragedia de la Segunda Guerra Mundial”.
El Papa advierte del preo-
cupante resurgimiento del
antisemitismo” y la “violen-
cia contra los cristianos”