Nuestro Boletín cumple dos años
El 23 de enero de 2021, hace justamente dos años, aparecía el primer número de este
boletín de la . La motivación inicial de su publicación fue la
necesidad de mantener la cohesión y comunicación de nuestro grupo y las relaciones con
grupos afines en las desfavorables condiciones del momento: la pandemia del COVID-19
no nos permitía realizar las reuniones de nuestro colectivo ni los encuentros y celebraciones
que solíamos tener con otros grupos y movimientos cristianos populares. Ese problema se
va solucionando y esperemos que nuevos rebrotes de la pandemia, aún no superada, no nos
impongan nuevas restricciones.
Pero con el paso del tiempo, y según iban apareciendo nuevos números del boletín
,
se vio
que estaba cu
m
pliendo otro rol que inicial
m
ente no se había conte
m
plado
. S
e vio que, de
hecho, el boletín estaba funcionando como órgano de expresión de nuestro colectivo de
C
ristianos de
B
ase hacia el exterior, hacia el público. Esto es muy importante pues, a fin de
cuentas, nuestro grupo, como cualquier otro ente organizado, no se constituye sólo para una
finalidad interna sino que tiene una misión, una teología, unos puntos de vista, o como se lo
quiera llamar, dentro del amplio conjunto de grupos y organizaciones cristianas, que deben
ser presentados al público cristiano o no cristiano. No era otra la función que tenían los
Encuentros de Cristian@s de Base de Asturias
que cada año realizábamos las comunidades
de CC. de Base de Gijón antes de que la pandemia interrumpiese esa práctica.
Como es sabido, nos encuadramos en la corriente religiosa conocida como la
Teología de la
Liberación cuya especificidad, dentro del extenso tejido de movimientos cristianos, se caracte
-
riza por seguir el eje
m
plo de
C
risto observando un a
m
or y una atención especial por los pobres
,
los parias de la Tierra, los oprimidos y explotados, los marginados y rechazados… Parece
increíble que algo tan básico y esencial del cristianis
m
o, el seguimiento e imitación de Jesús
de
N
azaret
,
sea un ele
m
ento diferenciador de una corriente cristiana con relación a las de
m
ás
.
P
ero así es la triste realidad, dos mil años de cristianismo no introdujeron en el mundo un
sistema más justo y más humano en las relaciones entre las personas y entre los pueblos.
C
on cierto grado de i
m
plantación en el
m
undo
,
el
C
ristianis
m
o
,
con sus nu
m
erosas y diversas
variantes
,
es hoy una religión
m
ás
,
ni
m
ejor ni peor que otras religiones que ta
m
bién tienen
implantación a nivel
m
undial
. N
o he
m
os ca
m
biado el
m
undo de base
;
sigue i
m
perando la injus-
ticia
,
países de cultura y tradición cristiana son los más enfangados en el abuso y explotación
i
m
perialista de pueblos
m
enos desarrollados
,
las guerras siguen haciendo estragos y en ellas
intervienen naciones cristianas
,
y a veces son guerras entre cristianos co
m
o las dos
m
undiales del
siglo pasado y el actual conflicto en
U
crania, las jerarquías cristianas buscan el apoyo
,
y le dan el
suyo
,
a las clases privilegiadas del injusto siste
m
a do
m
inante
en resu
m
en
,
no esta
m
os
m
os-
trando al mundo el rostro de Cristo Libertador, está siendo secuestrado su mensaje…
Lo peor del caso es que tampoco la gran masa de cristianos practicantes está sensibilizada
sobre esta cuestión; vive su religiosidad como una práctica devocional y cultual, es un
rebaño que está siendo conducido por sendas extraviadas por unos pastores que traicionan
su misión… Es en este terreno donde este modesto boletín, de un colectivo que ni siquiera
puede tener su propia página web, intenta dar el testimonio cuya falta en las altas esferas de
la religión cristiana nos escandaliza. Que Dios bendiga nuestro trabajo y le ayude a alcanzar
la difusión que convenga para el objetivo de la implantación de su Reino.
B
oletín nú
m
. 38
- 23 de enero de 2023
En su momento ya informamos, por medio de nuestro boletín, sobre el interés con el que
nuestro grupo de Cristianos de Base participó en la etapa diocesana del Sínodo sobre la
sinodalidad. El interés fue aún mayor en la etapa continental del proceso sinodal cuyo
documento de trabajo debatimos en nuestra reunión del 12 de este mes de enero. Por ese
mismo documento nos enteramos de que el interés que el Sínodo despertó, a nivel general,
no es tan grande como el nuestro. Dice que numerosas síntesis (de la etapa diocesana)
mencionan los temores y las resistencias de parte del clero, así como la pasividad de los
laicos”. Debiéramos añadir que la pasividad de los laicos es una consecuencia de los
temores y resistencias del clero.
Así es, por laicos” debemos entender una masa desinformada, pues su información, en el
terreno religioso, depende de la que le quiere suministrar el clero, y el clero tiene sus
propios intereses que no son los de los laicos. En nuestra diócesis y en nuestro entorno
pudimos comprobar que muchos párrocos no dijeron ni una palabra sobre el Sínodo en las
homilías de las misas que celebraban. Sólo se enteró del asunto, principalmente a través de
Internet, una minoría más concienciada que vive su religiosidad no sólo a través de las
parroquias sino también por su participación en grupos o colectivos como el nuestro.
Está claro que en este aspecto la situación es muy diferente a lo que fue el proceso del
Concilio Vaticano II. Sobre él hubo amplia información y difusión dentro y fuera de la
Iglesia. ¿Es este Sínodo menos importante que aquel Concilio? Vamos a ver que no, sino
todo lo contrario. Y ello por dos razones: la primera es que el actual proceso sinodal estuvo
abierto a la participación pública, no sólo de los católicos miembros de la Iglesia, sino del
público en general. Podían enviar su opinión sobre la temática sinodal no lo las
parroquias y grupos religiosos sino incluso personas particulares; varios miembros de
nuestro grupo aprovecharon esta normativa para enviar sus propias valoraciones sobre la
problemática eclesial.
Es, pues, lamentable que haya habido tan poca participación de la base eclesial, el laicado y
el bajo clero. En el Concilio Vaticano II, como en todos los anteriores, participaron sólo los
obispos, ellos lo decidieron todo, o más bien, ellos elaboraron las propuestas finales que
sólo el papa podía aprobar. El Sínodo tendrá igual desenlace, pero no se debe minusvalorar
el hecho de que, por primera vez en muchos siglos, fueron llamados a dar su opinión
muchos millones de personas. Por eso, repetimos, es lamentable que no haya habido una
respuesta adecuada a lo extraordinario de la situación. Explicar las causas de que eso
ocurriera requiere un estudio sociológico más amplio del que podemos desarrollar aquí,
pero vamos a dar unos apuntes.
Lo de los temores y las resistencias de parte del clero responde a lo que es en realidad el
clericalis
m
o
. P
uesto que a este te
m
a ya dedica
m
os un a
m
plio artículo en el
m
ero anterior del
boletín, resumimos diciendo que la función cultual, litúrgica, asignada al clero ordenado
hizo de éste un estamento o colectivo elitista que fue acumulando poder y privilegios sobre
todo en los grados superiores de la jerarquía. Todo sector privilegiado siente propensión a
conservar la situación de privilegio. Y en el caso del clero, el requisito para conservar su
situación de poder y privilegio pasa por mantener en la ignorancia al laicado.
Y
esto nos lleva a tratar ahora lo dela pasividad de los laicos”. La pasividad del laicado en
te
m
as co
m
o el del
S
ínodo es fruto de su ignorancia sobre te
m
as religiosos
. E
n toda religión
,
la
ignorancia de los fieles está en proporción directa al poder de los clérigos. Es sabido que
judíos y protestantes conocen la
B
iblia
m
ejor que los católicos
. L
a for
m
ación religiosa que el
laicado calico recibe se orienta a generar en la
m
ente de los fieles una su
m
isn actica sobre
te
m
as co
m
o el dog
m
a
,
doctrina sobre los sacra
m
entos
,
pasividad y desinterés sobre cuestiones
religiosas y políticas (“doctores tiene la Iglesia”), y sobre todo, esa formación persigue la
finalidad de que el referente de autoridad para los fieles sea la jerarquía
,
el
“M
agisterio de la
I
glesia
”,
no las
E
scrituras
. D
e ahí que la gran
m
ayoría de los católicos que asisten al culto no
detectan cuándo el predicador les esvendiendo una idea que está en contradicción con el
E
vangelio
. E
n realidad el continuado culto eclesial está generando continua
m
ente una mentali-
dad
que aparta a la feligresía del proyecto liberador de Jesús de Nazaret.
L
a segunda razón por la que decía
m
os que este
S
ínodo es
,
en realidad
, m
ás i
m
portante que el
Concilio Vaticano II es por la temática tratada. El Concilio no pudo tratar temas como la
organización de la
I
glesia y el legado dog
m
ático
. S
ólo se le asignó la parte referida al culto
,
algo
,
poco, sobre los sacramentos, y se le prohibió, por el papa Pablo VI, debatir el tema del
celibato de los sacerdotes
. P
ero
en este
S
ínodo, precisamente porque se hizo, en las primeras
fases del proceso, una consulta abierta a todo tipo de participantes que quisieran opinar,
salieron
todos
los asuntos relativos a la organización y el funciona
m
iento de la institucn eclesial
que encuentran reparos en el personal que respondió al Cuestionario Sinodal. Aparte del
clericalis
m
o
,
que cosechó el
m
ayoritario rechazo de los opinantes
,
otros asuntos criticados fueron
el dogmatismo, la doctrina sobre la Iglesia y los sacramentos, la postura eclesial sobre la
sexualidad, la situación de la mujer en la Iglesia, la cuestión del celibato sacerdotal, la
problemática de los LGTBI, la de los divorciados vueltos a casar…
Podemos resumir diciendo que se puso en tela de juicio casi todo el hacer de la Iglesia a
través de sus dos milenios de historia. Todo ese material que exponía el Documento de
trabajo para la etapa continental del Sínodo (DEP) nos servía de base para las diversas
intervenciones que hubo en la reunión de nuestro grupo. Teníamos también el texto de las
respuestas que para esta fase sinodal preparó el Foro de Cristianos GASPAR GARCÍA
LAVIANA, a cuya sensibilidad sobre estos temas tanto se parece la nuestra. Decidimos
enviar también las respuestas de nuestro grupo antes de que finalizara el plazo establecido.
Al igual que en la etapa diocesana, también en esta etapa continental enviaron aportaciones
personales algunos miembros de nuestro grupo de Cristianos de Base de Gijón.
La cuestión que se plantea ahora es qué viabilidad tendrán las peticiones de reforma eclesial
que postula el sector más concienciado sobre la problemática religiosa. La tradición de 20
siglos pesa como una losa sobre la institución eclesial. Es de temer que, finalmente, el
resultado del Sínodo sea, como fue el del Concilio Vaticano II, un acto inútil de poner un
remiendo nuevo a un vestido viejo. Pero por otra parte la Iglesia no puede permitirse otro
fiasco en sus intentos de auto-reforma; su prestigio está muy deteriorado. De hecho, esta
preocupación es la motivación de grupos como el nuestro; por eso nos sentimos tan
implicados en este proceso sinodal. La aparición, tras el Concilio, de la Teología de la
Liberación refleja el deseo de recuperar lo esencial de la enseñanza de Jesús, el mensaje
del Evangelio que está siendo marginado en la Iglesia. Durante largos siglos la institución
eclesial estuvo ignorando, abandonando su misión de realizar el proyecto profético,
liberador, del Mesías Jesús de Nazaret y se acomodó a los sistemas de dominación, los
reinos de este mundo, generando y manteniendo una religiosidad centrada en el culto.
S
obre este te
m
a inclui
m
os en este
boletín
el texto de un editorial de
REDES CRISTIANAS
reciente
m
ente publicado en su página web
,
titulado
JESÚS Y LA IGLESIA
. M
ás alde la pro-
ble
m
ática que la documentación sinodal expone, el principal problema de nuestra Iglesia
C
atólica es que
,
desde hace
m
ucho tie
m
po
,
no se está dedicando al principal punto de la
m
isn
que Jesús asignó a sus seguidores. Es pues, una cuestión de identidad, de ser o no ser.
La Religión pretende ‘divinizar’ lo
hu
m
ano
, m
ientras que lo que hace el
E
vangelio es
hu
m
anizar’ lo ‘divino’
“La experiencia religiosa de todos nosotros ya no es de fiar”. Esto ha escrito
recientemente el profesor Thomas Ruster, de la Universidad de Dortmund, en
un libro que obliga a pensar: El Dios falsificado (Salamanca, 2011,
Ed.Sígueme, pg. 228). Y es que, como sabiamente ha dicho el profesor Juan A.
Estrada, en su excelente estudio La imposible teodicea, (Madrid, Ed. Trotta,
1997), “El mal, en su triple dimensión de sufrimiento, injusticia-pecado y
finitud-muerte, es el gran obstáculo racional para creer en un Dios bueno y
omnipotente”.
Y es verdad. Si decimos que Dios es infinitamente bueno e infinitamente
poderoso, ¿cómo se explica que, con tanta bondad y tanto poder, Dios haya
hecho un mundo en el que tenemos que soportar tantas limitaciones y tantos
sufrimientos? O Dios no es tan “bueno” como decimos; o no es tan “poderoso”
como nos lo imaginamos. Es imposible unir lo uno con lo otro. Y para colmo
de lo dicho, ¿cómo se explica que el destino final, de tanto disparate, sea la
muerte y el infierno eterno, sin otra esperanza de solución?
Creer, a pesar de todo
¿Se puede superar tanta atrocidad? Ha habido héroes que la han superado. En
el testamento de un judío que murió el año 1943 en el gueto de Varsovia, se
encontró un documento que decía: “Creo en el Dios de Israel, aunque Él haya
hecho todo lo posible para que no crea… Dios ocultó su rostro al mundo. Las
hojas en las que escribo estas líneas (voy a) encerrarlas en la botella vacía y
esconderlas aquí entre los ladrillos de la pared maestra, debajo de la ventana. Si
alguien las encuentra un día y las lee, entenderá quizá el sentimiento de un judío
uno de los millones que murió como abandonado de Dios, ese Dios en el que
cree firmemente” (Z. Kolitz, Jossel Rakowers Wendung su Gott, ed. por P.
Badde, Berlin, s. a. Cf. U. Luz, El Evangelio según san Mateo, vol. IV,
Salamanca, Sígueme, 2005, pg. 447).
Han pasado 80 años de lo que se sufrió en el gueto de Varsovia, en Auschwitz,
en todos los campos de concentración y por causa de las crueles atrocidades
que se cometieron en aquella guerra mundial. Sin embargo, en tiempos y
condiciones de tanta violencia y crueldad, sin duda alguna, se creía más en
Dios que en los tiempos actuales. Es un hecho que el bienestar, el desarrollo y
el disfrute de la vida son experiencias que nos alejan de Dios y de la Religión.
¿Tiempos del “pos-teísmo” y de la “pos-religión?
Este fenómeno es tan fuerte y tiene tales consecuencias que ya se habla,
sobre todo entre teólogos, del “pos-teísmo” y de la “pos-religión”. ¿Significa
esto que tenemos que prescindir de Dios y de la Religión? ¿Quiere esto indicar
que Dios y la Religión son antiguallas de las que debemos prescindir, como
cosas de otros tie
m
pos
,
cosas
por tanto
que han perdido actualidad y utilidad
?
Quienes piensan de esta manera o dan a entender que el problema de Dios ha
perdido actualidad, lo que dan a entender es que no podemos, ni debemos,
pensar y hablar así de Dios. Porque Dios es “Trascendente”. Y lo
“trascendente” es lo “incomunicable”. Dios es el Absoluto, que trasciende el
horizonte último de nuestra capacidad de conocimiento. Dios no está a nuestro
alcance. Por eso, cuando hablamos de Dios, lo que en realidad hacemos es
“cosificar” al “absolutamente-Otro”, que, por una especie de “conversión
diabólica”, reduce al Absoluto en un “objeto mental”. Pero una “idea”
nuestra, un pensamiento, por muy sublime que sea, es inevitablemente una
“cosa”, un “objeto humano” (cf. Paul Ricoeur, De l’Interprétation. Essai sur
Freud, Paris Cerf, 1965, 508-510).
La solución, que el cristianismo le ha dado a este problema, ha sido la
“encarnación” de Dios. Lo que es, en realidad, la “humanización” de Dios. El
Evangelio de Juan dice: “A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo único el
P
adre nos lo ha dado a conocer
” (J
n
1, 18
). D
ios se ha hu
m
anizado en
J
esús.
P
or
eso, cuando uno de los primeros dispulos (Felipe) le pidió a Jesús:
“m
uéstra-
nos a
D
ios y con eso nos basta
”,
la respuesta de
J
esús fue tan clara como
desconcertante: “Felipe, quien me ve a mi está viendo a Dios” (Jn 14, 8-10).
La Religión pretende “divinizar lo “humano”, mientras que lo que hace el
Evangelio es “humanizar” lo “divino”. O sea y ésta es mi conclusión el
problema de Dios, que a algunos preocupa y a otros no interesa, tiene en todo
y siempre la misma solución: humanizarnos en todo y para todos por igual. En
la medida en que humanicemos este mundo tan deshumanizado, en esa misma
medida encontramos a Dios.
Juan 1,29-34:
Nos cuenta este Evangelio que Juan, al ver a Jesús que venía hacia él para ser
bautizado, exclamó: "Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.
Decidir deriva del verbo latino “decidere” que significa “separar, cortar”. Por tanto,
decidirse por Jesucristo, o sea, bautizarse, significa en primer lugar cortar con todo lo que
es contrario a El y a su mensaje. Jesús viene a quitar el pecado del mundo, es decir, a
cortar con todo aquello que daña y hace sufrir al hombre: la injusticia, la opresión, la
esclavitud, la miseria, la emigración forzosa, los desplazamientos, el abuso de poder,
la desigualdad, la explotación del hombre por el hombre, la violencia de nero, los
engaños, las falsedades, la violencia militar, las guerras, el hambre, la ambición, la
idolatría del dinero y del poder, la corrupción política y social de alta y baja
intensidad, el abuso de la naturaleza…
En sentido contrario, bautizarse, o sea, decirse por Jesucristo significa optar por todo
lo que El optó en su vida. Jesús con su bautismo da un cambio radical a su vida, y opta
por los oprimidos del mundo que en su tiempo eran más del 95 % de la población (curarlos,
alimentarlos, rehabilitarlos…), haciéndolo desde la opción por la justicia, la fraternidad, el
amor a todos y a todo, la solidaridad, la libertad, la igualdad, la vida, la esperanza…; y el
rechazo de los ricos y sus riquezas, el rechazo de los poderosos y su poder, tanto político
como religioso.
La Iglesia hoy, a través del sínodo universal, necesita bautizarse como Jesucristo para dar
un giro radical y total a su vida para desprenderse de riquezas, de poder, de influencias, de
privilegios, y optar por la justicia, la solidaridad, la igualdad, la fraternidad universal, con
preferencia por los más empobrecidos.
Y la Iglesia de España en concreto: devolver las inmatriculaciones, renunciar a privilegios
como la exención del pago del IBI y las recaudaciones millonarias a través de la X a su
favor en el IRPF; alejarse de toda ostentación, huir de toda corrupción moral como el
horror de la pederastia, (que algún obispo intenta como disculpar diciendo que fuera de la
Iglesia aun hay más), gastando muchos millones en indemnizar a los abusados, en vez
dedicarlos a los empobrecidos en África, la India, Suramérica, Bangladés, etc., que se están
muriendo de hambre, de sed, de frío, de enfermedades curables; encarcelados, emigrando
forzados, muriendo en el desierto abrasados por el sol de día y de frío bajo cero de noche, o
ahogados en el Mediterráneo, o caminando descalzos por el desierto de Arizona, bebiendo
su propia orina para no deshidratarse, malviviendo en los CIEs, deportados, etc
Es espantoso que la Iglesia Oficial tuviese tantos millones guardados en vez de
haberos dedicado a la causa de los empobrecidos del mundo. No hacen caso ninguno a
Jesús que dice: “anda, vende todo lo que tienes, dalo a los pobres y tu ven y sígueme”.
L
a
I
glesia oficial se alede tal
m
anera del
E
vangelio
,
que su credibilidad es por los suelos
El Bautismo político de la Iglesia y de todos con
la Humanidad
Bautismo de Jesús: Bautizarse es decidirse por Jesucristo para seguirlo.
Seguirlo, ¿para qué?
Para hacer en este mundo lo mismo que El hizo. ¿Qué hizo Jesús?
Faustino Vilabrille
en todo el mundo con gravísimo daño para la causa del Mensaje Liberador de Jesucristo,
por tanto para el bien de la humanidad. Sin un compromiso liberador con los oprimidos,
la Iglesia nunca será creíble. Por eso, los miembros más valorados de la Iglesia son
aquellos que luchan por la causa de los empobrecidos sobre todo en el Tercer Mundo.
1.-Bautismo de los cristianos y bautismo de los hombres: Ese mismo Bautismo lo
necesitamos los cristianos, cada uno de nosotros, porque en este mundo de hoy hay una
tarea inmensa que realizar, pues estamos plagados de problemas por todas partes:
hambre de una gran parte de la humanidad, injusticias clamorosas, desigualdades
exorbitantes y crecientes de 1 a 600 (mientras una persona trabajando gana 1 otra gana
600, y algunos aun mucho más sin dar golpe), emigrantes (llegaban a 281 millones en
2020) y desplazamientos forzados, campos de refugiados lamentables (Cox's Bazar en
Bangladesh con 800.000, Dadaab y Kakuma en Kenia con 539.000. Fuente: ACNUR)
torturas entre personas, guerras, dictaduras, violación de los derechos humanos, violencia
de género, animales torturados y maltratados, incendios que matan millones de animales y
plantas en la mayor selva tropical del mundo, la amazónica, (75.592 focos de incendios a
septiembre de 2021 de donde nos llega el 20 % de del oxígeno que respiramos; en 2022
han ardido en la Unión Europea 786.049 hectáreas; desigualdad y marginación de la mujer
en muchas economías, culturas y religiones; niños secuestrados y adiestrados para matar o
vendidos, engordados y desguazados para negociar con sus órganos, como en Benín y otros
países de Africa y América; explotación, contaminación y adulteración de la tierra, el agua
y las plantas; corrupción masiva e invasiva a nivel mundial… Gobernantes que parecen
monstruos con ambición de dominarlo todo. En fin, que mirar para el mundo deprime al
más optimista. Por eso: ¡Qué gran bautismo necesitamos los cristianos y los hombres de
nuestro tiempo!
2.-Todos tenemos que bautizarnos como Jesucristo, es decir, dar un cambio radical a
nuestras vidas para pensar y luchar por la humanidad, por toda la Naturaleza, por el futuro
de todos y de todo. Esto hace que la proclamación del mensaje del Evangelio, con nuestros
hechos y nuestras palabras sea más urgente que nunca y no hay nadie imprescindible en
esta labor. Todos somos necesarios, porque necesario es su mensaje para todos los seres
humanos y para toda la creación. Es un mensaje que por su contenido se hace creíble por si
mismo para todo ser humano que valore la justicia, el amor, la igualdad, la fraternidad, la
paz, la solidaridad, la vida, la dignidad de la persona humana y de la creación. Es un
bautismo de compromiso de todos con el Ser Humano y la Creación, seamos creyentes,
agnósticos, ateos, librepensadores…, porque todos somos absoluta-mente necesarios para
garantizar y mejorar el futuro del Mundo, tanto desde nuestro compromiso personal como
desde la presión que ejerzamos sobre los poderes económicos y políticos del mundo a fin
de que haya verdadera voluntad y compromiso político en todos, desde la integridad más
absoluta, para actuar siempre a favor de toda la Humanidad y toda la Creación. Es la
dimensión política esencial al Mandamiento del Amor Fraterno que nos dejó Jesús.
Nota: Jesús no se bautizó de niño, lo hizo de adulto y consciente de lo que hacía.
Sin duda nuestros padres tuvieron la mejor voluntad del mundo al pedir el
bautismo para nosotros, cuando aun éramos niños sin ser conscientes de nada.
Hora, ya sabiendo lo que significa, asumamos el compromiso de actuar en este
mundo como lo hizo Jesús, ejerciendo nuestro bautismo en la lucha por un
Mundo Mejor.
C
on
J
esús de
N
azaret se dio inicio a una nueva civilización
,
con su vida
,
sus actitudes y
enseñanzas coherentes nos transmitió lo que Dios quería para el ser humano: libertad,
solidaridad con los más necesitad@s, igualdad de derechos entre razas, sexos, etc.
Nos mostró la verdadera naturaleza de Dios, cómo es por dentro, nos dijo que era Amor,
Relación, Humanidad.
P
or ello dio su vida
,
por la instauración del por
É
l lla
m
ado
R
eino de
D
ios
,
y que hoy se traduce
por Derechos Humanos, Igualdad de Género, Solidaridad con los más desfavorecid@s, etc.
N
unca escribió su doctrina
,
pero quienes vivieron con
É
l lo trans
m
itieron a sus descendientes
y posteriormente fueron dejando escritos que nos recordaran qué hizo y cómo era.
Pero lo importante ha sido la integración en el subconsciente colectivo de sus enseñanzas, a
partir de su presencia en nuestro mundo, l@s pobres sabían que Dios se identificaba con
ell@s, las mujeres sabían que para Cristo eran iguales a los hombres, que había una utopía
posible que ya había comenzado a existir.
Luego vinieron tiempos oscuros, los representantes de ese Resucitado no transmitían
correctamente su mensaje, más bien, al contrario, le daban la vuelta horrorizando con sus
decretos, juicios y sanciones al pueblo llano y a sus verdader@s discípul@s, anulando la
libertad, oxígeno de su doctrina, tanto es así, que, saliendo de esas oscuras épocas la fe se
fue perdiendo en buena parte de la sociedad y donde ésta se hallaba no era ni de lejos
visible ese Reino por el cual el Maestro dio su vida.
Ha sido así como, Dios Padre se ha servido de l@s no creyentes, como mayor libertad y
desligamiento de las directrices oficiales eclesiásticas, quienes han continuado su labor,
recogiendo el clamor de justicia de l@s pobres y explotad@s comunismo-socialismo-, la
igualdad entre los sexos feminismo-, la igualdad de razas, etc.
Es cierto que no todo el mundo puede comprender esto, ya que los creyentes no ven más
allá de sus creencias y l@s no creyentes se sienten ajen@s a la doctrina cristiana, unificar
ambos no es fácil y somos poc@s quienes lo vemos, aquell@s que apreciamos el valor
evangélico de la izquierda política y social, así como la realidad espiritual que ella alberga.
Pues no hay verdadera espiritualidad sin justicia social, ni libertad de espíritu, sin igualdad
de derechos para todo ser humano.
N
o nos enseñó
J
esús de
N
azaret ca
m
inos
m
ás o
m
enos tortuosos
,
ni ejercicios físicos ni restric
-
ciones alimentarias o de ningún otro tipo para llegar a conocer la trascendencia divina,
nuestra realidad más profunda, el suyo, el camino por Él propuesto era algo más sencillo y
complejo a la vez: “amaos un@s a otr@s como Yo os he amado”, nada más y nada menos.
Si hay amor hay sana relación con uno mismo y con l@s demás, por lo que para ser buen
ser humano, buena persona, buen cristian@, hay que vivir el amor, hay que pedírselo a
Dios si se es creyente- hay que trabajarlo desde la consciencia, y si para ello gustáramos
de técnicas físicas –yoga por ejemplo…- bienvenidas fueran, aunque no sean impres-
cindibles pueden ser útiles.
Hay mucho que podría contar, qué papel juega la Iglesia o iglesias en todo esto, qué diría
Jesús en la actualidad, etc. Y lo contaré si me lo permiten.
JESÚS Y LA IGLESIA
Nuestra Iglesia Católica Romana y también otras iglesias cristianas pretenden y se supone
que están dedicadas a la realización de proyecto del Cristo, Jesús de Nazaret. Veamos si esa
pretensión se ajusta a la realidad. Como miembros de la Iglesia Católica tenemos derecho a
enjuiciar esto. Además, la propia Iglesia se encuentra ahora en un proceso sinodal abierto al
público, católico y no católico.
¿A
borda este
S
ínodo la cuestión de si la Iglesia está cumpliendo su misión? Parece que en lo
que se refiere al
principal punto de la misión de Jesús
,
lo hace sólo
m
arginal y a
m
bigua-
m
ente
;
sólo el punto
5
del cuestionario sinodal trata algo este te
m
a
,
lo de
m
ás son preocupa-
ciones de la
I
glesia sobre
m
is
m
a y lo que le ocurre a ella co
m
o organización
. E
n la docu
m
en-
tación sinodal el tér
m
ino
“I
glesia
aparece con
m
ucha más frecuencia que el tér
m
ino Jesús
o
C
risto
. A
l proyecto de
J
esús casi no le no
m
bra co
m
o
“R
eino de
D
ios
”;
prefiere referirse a
él como la misión de la Iglesia, y ese término de misión resulta ambiguo pues no especifica
su contenido; unas pocas veces parece relacionarla con el “anuncio del Evangelio”.
Bien se ve que la Iglesia se preocupa de sí misma como organización y no por la realización
de su misión. Es claro que sin cesar disminuye la práctica religiosa, amplios sectores de la
población abandona lo relacionado con las creencias religiosas, disminuyen las vocaciones
sacerdotales y la recepción de los sacramentos En otro tiempo había un culto religioso
brillante y con mucha asistencia, una gran aceptación social de la Iglesia y sus jerarquías
o sea, una Iglesia de “cristiandad”. En tal situación, sin duda la Iglesia no cuestionaría su
organización en un sínodo ni, quizá, tendría un papa como Francisco, y seguramente no
hubiese tenido lugar un concilio como el Vaticano II. Pero tal tipo de iglesia triunfante no
evoca el mensaje de Jesús de Nazaret. A tal iglesia de cristiandad pertenecen prácticas
como las cruzadas y la Inquisición, que no se justifican con el Evangelio. Por eso interesa
ver cuál es el proyecto de Jesús de Nazaret, que la Iglesia pretende encarnar.
Jesús convocó seguidores que a lo largo del tiempo se organizaron como iglesias. Se las
puede reconocer como cristianas si sus obras se ajustan a la realización de la misión de
Jesús. En el caso de la Iglesia Católica Romana hay datos y argumentos a favor y en contra
de su denominación como cristiana. Se puede valorar positivamente su actuación en lo
referente al mandato de anunciar el Evangelio. Nuestro conocimiento del Evangelio nos
viene de la enseñanza que la Iglesia imparte. La actividad misionera de la Iglesia llevó el
conocimiento de Jesús a todas las partes del mundo donde fue posible hacerlo. Y está
también la acción asistencialista como la realizada por CARITAS, las pastorales diocesanas
penitenciarias, y la de órdenes religiosas, como la fundada por la Madre Teresa de Calcuta,
que se dedican a esa actividad caritativa, sobre todo en el ámbito de las misiones.
Menos encomiable es la respuesta eclesial a otro mandato del Maestro:
Sabéis que los
gobernantes de las naciones se enseñorean sobre ellas, y los que son grandes ejercen
autoridad sobre ellas. Entre vosotros no ha de ser así. Más bien, cualquiera que anhele
ser grande entre vosotros sea vuestro servidor; y el que anhele ser el primero entre
vosotros, sea vuestro siervo
. La historia de 20 siglos de la Iglesia fue una flagrante
violación de ese mandato. La Iglesia creó jerarquías que ejercieron dominio y gozó de
privilegios hasta la actualidad. En la sociedad se tiene más derechos como ciudadanos que
los que tiene en la Iglesia el laicado y el bajo clero. De hecho, en el actual Sínodo se da
mucha importancia a la superación del clericalismo.
Pero veamos lo que ocurre con el principal punto de la misión de Jesús, el que define esa
misión. Cuando se le preguntó a Jesús: ¿Tú, eres rey?, su respuesta fue: lo dices, soy
rey, para esto he nacido y para esto he venido al mundo. Jesús valoraba el amor al
prójimo, las obras de misericordia. Pero esas obras, por sí mismas, no contribuyen a
establecer en el mundo el Reino de Dios. No contribuyen a cambiar las estructuras
económicas que generan la pobreza. El sistema social imperante está montado sobre la
desigualdad, el dominio de los poderosos sobre los débiles. Desde la época de Jesús siguió
habiendo guerras por la contradicciones generadas por intereses egoístas enfrentados. La
Iglesia no sabe, ni puede, ni quiere poner fin a eso. Pero justamente eso es lo que Jesús
quiere cambiar, y contribuir a ello es justamente lo que Jesús espera de sus seguidores.
Jesús fue perseguido hasta la muerte porque representaba una amenaza para el sistema de
dominación. Ningún sistema de dominación persigue a nadie por hacer obras de caridad.
Pero Jesús de claro que su proyecto del Reino de Dios entraba en confrontación, en
contradicción con el sistema imperante. A sus discípulos les decía que se les perseguiría
como a él y a los profetas que fueron antes. Si los dominadores persiguieron a los profetas y
a Jesús es por que vieron en ellos, en su proyecto, una amenaza para el dominio que
ejercían. Jesús presentó ese proyecto en la sinagoga de Nazaret. Eligió para leer el rollo de
Isaías, y fue al siguiente texto: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido.
Me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres, vendar a los quebrantados de
corazón, proclamar libertad a los cautivos y a los prisioneros, proclamar el Año de
Gracia del Señor. El profeta que Jesús leía había sido condenado a muerte por un rey de
Judá: se le introdujo en el tronco hueco de un árbol y se le aserró por la mitad. Había
desafiado al sistema dominante. Y cuando Jesús, después de la lectura dijo: Hoy se ha
cumplido esta Escritura delante de vosotros, estaba declarando la guerra al sistema
dominante, se estaba insertando en la tradición profética, no institucional, y se declaraba
dispuesto a cumplir el programa profético.
E
l
A
ño de
G
racia del
S
eñor
es lo que en otro lugar de la
E
scritura se deno
m
ina
A
ño jubilar
,
en el que debían ser liberados los esclavos
,
ser canceladas las deudas
,
y las tierras confiscadas
o hipotecadas debían ser devueltas a los dueños anteriores. Esta última medida significaba
establecer entre las familias una igualdad que se suponía estableció Josué en el reparto tras
la conquista de la Tierra Prometida. Quizá este hecho no sea histórico pero simboliza la
abolición del mercado que genera desigualdad. La doctrina del Año jubilar jamás se aplicó
en el antiguo Israel. Quedó como una promesa que cumpliría el Mesías que habría de venir.
Pues bien, la Iglesia que se declara asamblea de los seguidores de Jesús no es profética, es
institucional, como lo era también el antiguo Sanedrín. Tiene intereses y compromisos que
la obligan a relacionarse cordialmente con las instituciones y reinos de este mundo. Nunca
estuvo, ni está ahora, dispuesta a luchar por la igualdad de todos los seres humanos.
Combatió a todos los movimientos, internos y externos a ella, que lucharon por ese
objetivo; recordemos el caso de la Teología de la Liberación, y la hostilidad que la Iglesia
manifestó en los últimos siglos hacia las fuerzas políticas de izquierda que en este tema
están más cerca que ella del proyecto de Jesús. Jesús, al definir a Dios como Padre de todos
los hombres, estaba declarando que todos somos hermanos y por lo tanto iguales.
Escandalosamente, el posicionamiento anti-igualitario de la Iglesia-institución defendiendo
los sistemas de dominación tiene por finalidad instalarse en ellos, recibir sus prebendas; el
caso de las Inmatriculaciones en nuestro país es muy elocuente sobre esto.
C
oncluyendo
,
no nos senti
m
os autorizados a negarle a la
I
glesia
C
atólica su condición de asa
m
blea
de seguidores de Jesús de Nazaret, pero tenemos que declarar que, con su posicionamiento
acerca del
principal punto de la misión de Jesús
, está defraudando al Maestro.