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T
erminado el curso
2022
-
2023
,
nuestra
C
o
m
unidad de
C
ristianos de
B
ase
de
G
ijón hace
,
co
m
o
todos los años
,
una pausa veraniega en su actividad
. P
ero incluso durante el verano
,
en la
m
edida
de lo posible
,
los
m
ie
m
bros de nuestro grupo
,
junto con los de otros grupos afines y personas
que participan en nuestras actividades, tenemos algún tipo de encuentro: una Celebración
E
ucastica
,
una co
m
ida en co
m
ún y comentar
,
en un a
m
biente distendido
,
los te
m
as de actualidad
en relación con la función que nuestra Comunidad se asignó. Si hay posibilidad de hacer
uno de esos encuentros en este verano, oportunamente se comunicará a los interesados.
Pero tenemos que tener en cuenta que, si bien ese tipo de reuniones son un elemento que
fortalece la unión y cohesión del colectivo, lo que de verdad importa no es nuestra pequeña
Comunidad. Ésta no es un fin sí misma, sino un instrumento para contribuir al buen
funcionamiento de otras comunidades más amplias. De hecho, la función de nuestra
colectivo, de todos los grupos de Cristianos de Base en general, es la de estudiar la
problemática eclesial y social, es decir, ver lo que le pasa a nuestra sociedad y a nuestra
Iglesia, pues tanto a la Iglesia como a la sociedad le están ocurriendo cosas muy graves. De
la sociedad frecuentemente se dice que se encuentra en una “crisis de civilización”, y la
Iglesia se encuentra actualmente en un proceso sinodal que, por la temática que se está
proponiendo, se puede decir que, de hecho, la institución se plantea una autorrevisión más
profunda que la que comportaron los últimos concilios.
P
ero ta
m
poco esas co
m
unidades
m
ás amplias, la social y la eclesial, son un fin en sí mismas:
son un instrumento para alcanzar unos altos objetivos al servicio de la humanidad. El ser
hu
m
ano necesita de la co
m
unidad
,
no puede vivir y desarrollarse aislada
m
ente
. S
u desarrollo
y su vida serán tanto
m
ás plenas cuanto
m
ejor esté organizada la sociedad en la que se encuadra
.
Y
la organización de la sociedad será tanto más eficaz cuanto mayor sea la implicación de
sus miembros en las tareas comunes. Si nuestra civilización se encuentra en crisis es
precisamente porque está fallando esa solidaridad entre los miembros de la sociedad.
E
n su nivel
m
ás básico
,
la fa
m
ilia
,
las cosas van bien y se logra la realización de sus
m
ie
m
bros si
existe entre ellos el aglutinante del a
m
or
,
y cuando éste falta sobreviene la catástrofe en
for
m
a de violencia de género
,
descuido y abuso de la prole
,
ruptura del vínculo
m
atri
m
onial
...
L
a cosa incluso se complica más en las relaciones sociales fuera del ámbito familiar. Por de
pronto ni se conte
m
pla que el aglutinante social sea el amor, la fraternidad, la solidaridad…
Las relaciones sociales se rigen por el mercado, no es una relación entre iguales como la
que puede darse en el seno de la familia. Cada cual se desenvuelve en función de su poder
adquisitivo que se mide por la posesión de ese elemento satánico del dinero.
Decía Jesús que no se puede servir a Dios y al dinero. Una sociedad que funciona en base a
intereses econó
m
icos es co
m
o una casa edificada sobre arena
. L
a crisis de nuestra sociedad se
evidencia por los conflictos que genera el afán de posesión y dominio económico: guerras
con motivación imperialista, racismo, xenofobia. En este número del boletín incluimos
algunos artículos sobre la reciente catástrofe del hundimiento de un barco de migrantes que
huían del infierno que el imperialismo generó en sus países de origen y que no son acogidos
como hermanos en nuestra egoísta sociedad basada sobre el interés económico.
B
oletín núm. 48 - 9 de julio de 2023
Jesús proponía otro tipo de valores como base de una sociedad a la que él comparaba con
una casa edificada sobre roca. Esos valores se reflejan en las Bienaventuranzas. La pobreza
de espíritu evoca una concepción de la vida que no se basa sobre intereses económicos. La
mansedumbre y la humildad se refieren a formas de vida que excluyen el afán de dominio.
El hambre y sed de justicia definen el compromiso por la erradicación del abuso y la des-
igualdad. La misericordia significa ver y tratar como hermanos a todos los seres humanos…
Es evidente que nuestra civilización en crisis no se inspira en esos valores.
C
o
m
o ciudadanos debe
m
os cooperar a
m
ejorar las cosas en la sociedad
. E
s oportuno recordar
esto ahora, unas semanas antes de las elecciones generales en nuestro país. Debemos elegir
unos gobernantes que atiendan a las necesidades de todos los miembros de la comunidad.
La privatización de servicios sociales que propugnan algunas fuerzas políticas no contri-
buye precisa
m
ente a fo
m
entar la igualdad entre todos los ciudadanos
:
beneficia a unas clases
sobre otras, mantiene la relación de dominio económico que es la raíz de todos los males.
Los dominadores del sistema, con sus potentes medios propagandísticos fomentan el des-
interés de los ciudadanos por la política y la baja participación en los comicios. El pueblo
resulta más manejable cuanto mayor sea su ignorancia.
Jesús convoca a sus seguidores para llevar al mundo su mensaje del espíritu de las Bien-
aventuranzas. Se supone que la Iglesia es la comunidad de los seguidores de Jesús con esa
misión y vocación. Pero vemos con consternación que el espíritu de las Bienaventuranzas
tampoco rige en esta comunidad. El afán de riqueza y de dominio se evidencia en la Iglesia
no menos que en el resto de una sociedad a la que parece haber renunciado a transformar en
el Reino de Dios que Jesús propugnaba. Se ha generado en el seno de la Iglesia una
jerarquía con unas funciones clericales cultuales que no se justifican con el Evangelio en la
mano. Jesús opinaba que la autoridad debía ser una función de servicio, no de dominio. Ya
vimos que en la sociedad la cosa no funciona así, pero resulta más escandaloso que
tampoco la Iglesia se rige por la enseñanza de Jesús.
No falta consciencia en la institución eclesial sobre esa contradicción
. L
o evidencia el hecho
de que se haya convocado un
S
ínodo para analizar toda la proble
m
ática de su funciona
m
iento
.
E
s curioso que los problemas y fallos que se expusieron en las primeras fases del proceso
sinodal son algo que tiene una raíz de muchos siglos en la historia de la Iglesia, práctica-
mente desde los primeros siglos de la era cristiana. ¿Será capaz la institución de afrontar
una problemática tan arraigada que, puede decirse, forma ya parte esencial de su historia?
Tan esencial que, de hecho, el proceso sinodal está encontrando una enorme resistencia, un
verdadero sabotaje, por parte de gran parte de la clerecía, dirigida por influyentes sectores
de la jerarquía eclesial. Publicamos en este número del boletín un texto que refleja esta
problemática en nuestra diócesis asturiana. Al igual que en el resto de la sociedad, también
en la Iglesia la situación resulta más confortable para los dominadores cuanto mayor sea la
ignorancia del pueblo, en este caso el laicado. Gran parte de los fieles asturianos que
acuden al culto parroquial no saben nada y no han oído en sus templos ni una sola palabra
sobre algo tan transcendental como la reforma que la Iglesia se propone.
No es tarea nuestra juzgar a la sociedad y a la Iglesia; el juicio y la sentencia corresponden
a Dios. Pero nosotros, como miembros de esas comunidades podemos denunciar sus fallos
y debemos contribuir a su perfeccionamiento. Ambas tareas se realizan implicándonos en
los procesos de gestión de las comunidades: los cauces políticos en el caso de la sociedad y
los comunitarios en el caso de la Iglesia.
Cuando aquel pueblo suyo estaba naciendo de su amor, Dios lo soñó como una heredad
preciosa a sus ojos, la más querida para él: Vosotros seréis mi propiedad personal entre
todos los pueblos… seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa”.
Y así vio Jesús, en los días de su misión, al pueblo con el que Dios había soñado: Gentes
extenuadas y abandonadas… como ovejas que no tienen pastor”, humanidad enflaquecida,
debilitada, como si nadie jamás la hubiese amado.
J
esús ve
,
se compadece
,
y apremia a sus discípulos para que importunen a
D
ios: “que mande
trabajadores a su mies”, trabajadores que vean a los oprimidos por el mal y se compadezcan
de ellos, hombres y mujeres que, para aquella mies, sean ojos, corazón y manos de Dios, y
expulsen espíritus inmundos, echen demonios, limpien leprosos, curen toda enfermedad y
dolencia, resuciten muertos, hagan realidad en el campo del mundo el sueño de Dios.
Eso fue Jesús: un obrero de Dios entre los pobres; un ungido por el Espíritu del Señor, un
enviado a ser buena noticia para los pobres.
Eso quiso Jesús que fuesen sus discípulos. Primero les dio autoridad, que es algo así como
darles el Espíritu Santo que él había recibido. Y después los envió, como él mismo había
sido enviado, a “proclamar que el reino de los cielos está cerca”, que otro mundo es posible,
que en el reino hay lugar para todos los que van por la vida como ovejas sin pastor”.
Y
eso
m
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m
o esta
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os lla
m
ados a ser hoy los que lleva
m
os el nombre de Cristo Jesús, los que
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os sido bautizados en ese no
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bre para seguir de cerca los pasos de
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esús
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para que
él viva en nosotros
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para que nosotros viva
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os en él
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bres y
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ujeres con el
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bres y
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ujeres que
,
con la autoridad de Jesús
,
se enfrentan al
m
al que aflige a la hu
m
anidad
.
Eso es lo que estamos llamados a ser, pero no parece que lo seamos.
N
o es tan difícil identificar el que es hoy
m
undo rico con el que fue hasta hoy
m
undo cristiano.
No es tan difícil ver en la injusta riqueza de ese mundo rico la causa de la inhumana
pobreza que aflige a la mayor parte de la humanidad.
No es tan difícil identificar como contraria al evangelio, contraria a la encarnación de la
Palabra divina, blasfema contra el Dios de Jesús de Nazaret, contraria a la fe cristiana, una
religión que tranquiliza las conciencias mientras los pobres mueren a millones sin que ni
siquiera les permitamos que se acerquen al pan horror en un naufragio en el mar Jónico:
“ni rastro del centenar de mujeres y niños que viajaban en la embarcación”-.
No es tan difícil constatar que, si dejamos morir a los pobres, profanamos la palabra de la
revelación, hacemos blasfemas nuestras oraciones, que no pasarán de ser un insulto a la
piedad de Dios, una burla siniestra de la compasión de Cristo Jesús. Hoy se me helaron en
los labios las palabras del invitatorio matutino a la oración: “Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría, entrar en su presencia con vítores. Sabed que el Señor es Dios,
que él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño”.
Los pobres, desde sus cuerpos olvidados en desiertos y mares y fosas comunes, son el
tornasol que deja a la vista la acidez engañosa y corrosiva de nuestras vidas.
Entonces una voz dentro de recuerda que tal vez sean ellos, ellos solos, los que pueden
rezar con verdad las palabras del invitatorio. Los demás, si la gracia de Dios no lo remedia,
sólo las profanamos.
El cinismo y la hipocresía de la UE y sus gobernantes pretende hacernos creer que
la muerte de personas migrantes es el resultado del ‘tráfico de personas’ en el
Medite-rráneo por parte de
m
afias organizadas
. P
ero si esas
m
afias existen es co
m
o
conse-cuencia de la política criminal de la ‘Europa Fortaleza’ cuyas políticas de
saqueo neocolonial de los recursos
,
de apoyo a regí
m
enes corruptos
,
de financiación
de la represión en origen
,
de falta de asistencia en el
m
ar y de cri
m
inalizacn de las
personas migrantes cuando logran llegar a puerto son las verdaderas razones de
esas muertes.
Al menos 79 muertos en el naufragio de una embarcación de migrantes. Más de un
centenar han podido ser rescatados con vida. Hay numerosos desaparecidos. En el
barco se cree que viajaban alrededor de 400 personas.
Al menos 79 migrantes perdieron la vida este miércoles tras hundirse un pesquero
con cientos de personas a bordo al sur de la Península del Peloponeso, en el Mar
Jónico, según un portavoz de la Guardia Costera griega. Cientos de personas siguen
desaparecidas. Hay, además, seis detenidos, que han sido interrogados, como
supuestos traficantes de seres humanos.
Hasta el momento han podido ser rescatados con vida un centenar de migrantes,
varios de los cuales han sido llevados en helicóptero aquejados de hipotermia al
hospital de la ciudad de Kalamata. El naufragio se produjo en aguas inter-
nacionales, a 47 millas náuticas de Pilos, en el mar Jónico. La embarcación partió
desde el este de Libia y tenía como destino final Italia, informaron las autoridades.
Las personas rescatadas estaban siendo trasladadas en barco al puerto de Kalamata,
en el sur del Peloponeso, según un comunicado de los guardacostas.
E
n las fronteras exteriores de la
U
nión
E
uropea en el
M
editerráneo
, G
recia es un paso habi
-
tual para los
m
igrantes que intentan llegar a la
U
nn
E
uropea desde la vecina
T
urqa.
En el mar Egeo se han producido numerosos naufragios, muchos de ellos mortales,
mientras que Grecia es acusada regularmente por ONG y medios de comunicación,
sobre todo en deos, de rechazar desde su territorio a
m
igrantes que buscan asilo en
la UE. Además de esta ruta, estas personas también intentan cruzar directamente a
Italia atravesando el Mediterráneo por el sur del Peloponeso o por la isla de Creta.
A este respecto en el año 2022 murieron en la frontera sur de la Unión Europea al
menos 2.925 personas, según los datos recopilados a través del proyecto Missing
Migrants Project de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
E
n el área
m
editerránea fallecieron o desaparecieron
,
intentando atravesar las
fronteras europeas
,
al
m
enos
2.365
personas
,
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ayoa de ellas ahogadas en el
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ar
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cifra consti
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ás elevado nú
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OIM
desde el o
2017
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ntre las personas
m
uertas y desaparecidas se detectaron
,
al
m
enos
,
114
niños y niñas.
E
n la ruta atlántica
,
la que separa las costas de
Á
frica
O
ccidental con las
I
slas
C
anarias
,
habrían muerto o desaparecido al menos 560 personas, entre ellas 22
niños y niñas.
Como siempre hay que subrayar cuando se abordan los datos de las muertes en las
peligrosas travesías hacia Europa que emprenden las personas migrantes, tenemos
que hablar de datos estimados, con toda probabilidad a la baja, sobre el total de
víctimas de las migraciones y el sistema de fronteras.
El ministerio de Salud sirio confirmó el pasado lunes que al menos 100 migrantes
se ahogaron cuando una embarcación que partió de la ciudad siria de Tartus, en el
Líbano, se hundió frente a la costa siria, en lo que consideran el peor naufragio de
este tipo en los últimos años. La mayoría de esas personas eran libaneses y sirias.
En la embarcación se calcula que iban unas 150 personas.
Líbano, que desde 2019 está sumida en una grave crisis económica y financiera, se
ha convertido en un trampolín para la inmigración irregular rumbo a Europa.
Tartus, de donde partla embarcación, es el más meridional de los principales
puertos de Siria, ubicado a unos 50 kilómetros al norte de la ciudad portuaria de
Trípoli, en el norte del Líbano, que se ha convertido en el principal centro de
migración por mar hacia Europa. En abril pasado, el hundimiento de un barco de
inmigrantes, abarrotado y acosado por la armada libanesa frente a la costa norte de
Trípoli, causó la muerte a decenas de personas.
Europa frente a ello mantiene una política de expulsión y devolución de migrantes,
cuando la situación potica y eco
m
ica de esos países se explica precisa
m
ente por la
intervención imperialista de sus países, tanto por su pasado colonialista como por
el expolio actual sus riquezas y el apoyo a regímenes corruptos que les son afines.
29.06.2023 José Manuel Vidal
L
levan
14
años
'
aguantando
'
a su obispo
, J
esús
S
anz
M
ontes
,
pero ya no pueden
m
ás
. L
os curas
del arciprestazgo de Gijón h an e xplotado p úblicamente. Hasta ahora, h abían denunciado la
situación por los cauces in ternos: ante Roma y a nte la Nunciatura. Lo novedoso es q ue, esta
vez, lo dicen en voz alta y quieren que su grito resuene en la sociedad.
P
or eso
,
acusan a su arzobispo de falta de transparencia, de
dejar de lado
a los sacerdotes que
no piensan co
m
o él y de
“m
antener una actitud personal distante con todo lo que significa este
Sínodo y el cambio de actitud en la tarea que, como pastor d e la Iglesia, le corresponde”.
El do cumento de denuncia, al q ue ha tenido a cceso RD, e s fruto de una serie de reuniones,
que han realizado los sace rdotes de l a rciprestazgo de Gijón durante el mes de may o, como
reflexión p astoral conclusiva d el curso. Una v ez redactado fue enviado a los 54 sacerdotes
que conforman el arciprestazgo y que participaron consensuadamente e n él, as í como al
arzobispo y a los vicarios de la diócesis.
A los dos días de haber tenido acceso al text o, RD se puso en contacto con el arc ipreste,
Iván González, y con el vice arcipreste, Eduardo Zula iba. Y ambos aseguran que el
documento es auténtico, pero que, el apartado referido al arzobispo “no es opinión
consensuada ni generalizada del arciprestazgo”.
Les replicamos que “en ninguna parte del texto del Arciprestazgo de Gijón se dice que ese
apartado dedicado al arzobispo sea d e unos pocos, e specialmente cuando se recoge en un
documento oficial sin ninguna matización al respecto”.
Pero mantienen su versión. Y, de hecho, el mismo d ía 28, e l arcipreste envía al v icario de
pastoral y a todos los curas del arciprestazgo el siguiente comunicado:
Arcipreste de Gijón 28-junio-2023
Estimados compañeros:
Ante la polémica causada por una de las opiniones expuestas en la revisión del curso, en
el apartado referido a nuestro obispo D. Jesús, deseo señalar lo siguiente. He dejado
claro al vicario de pastoral, D. Antonio Vázquez, que no se trata de una respuesta
consensuada de los sacerdotes del arciprestazgo de Gijón, sino que se trata de unas
opiniones particulares añadidas con posterioridad a la reunión.
Como todos recordaréis, el encuentro de revisión que mantuvimos el último martes de
mayo, aunque resulto ser un encuentro fructífero, no nos dio tiempo material a
completar todas las preguntas planteadas. Por eso, al final del mismo sugerí que los que
desearan contestar las cuestiones restantes lo podían hacer enviándonos las respuestas
por correo electrónico.
Es cierto que, como alguno de vosotros me ha indicado, podía haber matizado el tono de
las respuestas y su forma de expresión. Pero de todos modos considero importante que se
incluyan todos los pareceres.
He de señalaros que esta mañana he recibido una llamada telefónica de un periodista de
Religión Digital. Dejando aparte la cuestión de cómo es posible que llegara a su
conocimiento los resultados de nuestra revisión arciprestal, le he manifestado lo mismo
que os indico en este escrito: no es una opinión de los sacerdotes del arciprestazgo de
Gijón. No es, hasta donde yo sé, un parecer común.
De todos modos, todo este debate, creo que nos lleva a una cuestión mayor y más
importante y que me atrevo a compartir con vosotros. En el fondo de todo esto está el
tema de la libertad dentro de nuestra Iglesia para manifestar lo que creemos u opinamos,
estemos o no estemos acertados. Parece que de ahora en adelante vamos a tener que
pedir que las preguntas de la revisión vengan acompañadas de un guión que nos señale
hasta donde podemos llegar.
Atentamente.
¿Ha habido presiones al arc ipreste y al vice arcipreste por parte de monseñor Sanz o de sus
vicarios? ¿Qué pasó, e n ta n breve espacio de tiempo, para que los dos deres d e los curas
del arciprestazgo hayan cambiado radicalmente la versión y lo que era parecer de todos los
sacerdotes ya solo sea “de algunos”?
En el documento, lo pri mero q ue reprochan a monseñor Sanz es la opacidad de la diócesis.
“En el índice de transparencia de la Iglesia española hay diócesis que están en cabeza;
otras, a la cola. Nosotros casi llegamos a esos puestos finales” y se preguntan el porqué.
L
a segunda denuncia contra el prelado es de a
m
iguis
m
o o de predilección sólo por los curas de
su
m
isma cuerda. Monseñor Sanz pasa por ser uno de los líderes del sector más conservador
del episcopado. Por eso, los curas de Gijón, aún reconociendo que tiene “múltiples
compromisos, obligaciones y trabajos”, aseguran que “sí tiene tiempo para mostrar una
cercanía p articular con determinados colectivos o grupos de sacerdotes muy concretos,
dejando de lado a los que pueden tener pensamientos o miradas diferentes a la suya”.
En tercer lugar, los sacerd otes reprochan al prelado asturiano no sólo haber criticado
algunas de las opiniones manifestadas d urante el proceso sinodal diocesano, sino que,
además, le acusan “de mantener una actitud personal distante con todo lo que significa este
Sínodo y el cambio de actitud en la tarea que como pastor de la Iglesia le corresponde”.
Además de hacerle una petición muy concreta de “menos política y más conciliación” (son
famosos los posicionamientos públicos de monseñor Sanz en apoyo de los partidos
políticos más ultraconservadores del país), le solicitan una mayor cercanía a los c uras
gijoneses: “No estaría mal que se interesara un poco más por este arciprestazgo y por cómo
vamos los sacerdotes que trabajamos en él”.
Porque, según los curas, no basta con planificar en los despachos, hay que hacer también
un seguimiento, para ver cómo se van desarrollando los planes, y, para e llo, hay que visitar
a los agentes que tienen que ponerlos en práctica, para motivar y animar, corregir y
felicitar, cuando salgan bien las cosas”.
El documento d e los curas no añade nada más respec to al obispo, pero algún cura a nivel
personal, va todavía más allá y clama: “Sólo pedimos justicia. Una ju sticia que repare todo
el daño infringido por e l obispo a la diócesis y, especialmente, a sus sacerdotes, que son
olvidados, denigrados desde e l mismo a ltar por el prelado, somet idos a cambios arbitrarios
y privilegiando sólo al ‘lobby’ de un determinado color en el que se mueve”.
Más aún, te men que la situación empeore aún más, porque mon señor Sanz se ha quedado
sin posible promoción clerical, un a vez que ha sido d escartado para los arzobispado s de
Madrid y de Compostela. Por eso , señala otro cura: “Ahora que todos los puentes fu turos se
han derribado para el arzobispo y sus ‘sicarios’, sólo queda esperar por su parte
comportamientos más arbitrarios, de salmados y c rueles con los sacerdotes, con continuas
tomas de postura contrarias al Papa Francisco”.
Y este sacerdote, que, por miedo a represalias, quiere mantener su anonimato, concluye:
“Agradezco la sensibilidad de Religión Digital, pa ra dar v oz a re alidades eclesiales q ue se
silencian. Po rque somos muc hos más de lo que se quiere re conocer los que queremos una
Iglesia más transparente y sinodal, en línea con el Papa Francisco”.
Por su parte los curas del arciprestazgo de Gijón n o sólo denuncian el comportamiento
opaco y antisinodal de monseñor Sanz, sino que señalan también a los vicarios episcopales
y les piden que se impliquen más: “No se visita las parroquias, salvo si hay una
confirmación. No hay visitas a los curas ni encuentros con los fieles”. Por eso, les
demandan que visiten más las parroquia s, para que los seglares los con ozcan.
Autocrítica
En su escrito, los curas del arciprestazgo de Gijón revisan también su propio quehacer
pastoral durante el curso que termina. Con sus luces y sus so mbras, q ue, en ambos caso s,
señalan con valentía y sin paños calientes. Por ejemplo, en pastoral juvenil, constatan la
dificultad del trabajo con los jóvenes; y, en catequesis confiesan que “en postcomunión hay
muy pocos niños”.
E
n cuanto a las luces
,
los curas señalan que
la parroquia sigue siendo un
m
otor de evangeli-
zación indispensable”, al tiempo que califican el arciprestazgo como “un taller de pastoral y
hogar de fraternidad”, donde cada vez “se trabaja más en equipo y hay más convivencia”.
Tan contentos están c on la labor del arciprestazgo que los curas a laban la labor d el “equipo
del arcipreste” y afirman que “el trabajo arciprestal ha demostrado que la sinodalidad es
posible”, aún reconociendo que “hay voces distintas, pero eso no es óbice para que exista
un buen entendimiento y un buen ambiente dentro de la pluralidad”.
Las dificultades no faltan y los curas no las esconden. Ade más de reconocer que las
Unidades Pastorales parece que están en ‘stand by’”, aseguran que los planes pastorales
son teóricos y “da la sensación de que seguimos en los años 50”.
Reconocen la “descristianización, sobre todo después de la pandemia devastadora”, así
como “la gran secularización” y la dificultad de la gente “para el compromiso permanente”.
También reconocen que “sigue existiendo un gran parroquialismo e individualismo”.
En cuanto a las pro puestas de cara al próximo cu rso, pid en potenciar los consejos
pastorales, “involucrarse más en las Unidades pastorales”, “programar pocas cosas y
realizables”, “plantear desafíos y no quedarnos en quejas”, así como “programar encuentro
lúdicos para curas, porque también es muy importante el nivel humano”.
Reconocen los curas que tienen que cambiar de mentalidad, formarse más y “buscar el
apoyo de los laicos”. Es decir, “pasar de una pastoral sacramental a una pastoral
evangelizadora”, en la que se cuente de verdad con los seglares y “se les de auténtica
participación en la misión de la parroquia”.
Parece que así es, los datos que se manejan al respecto indican que cada vez menos gente
participa en el culto religioso, disminuye el porcentaje de personas que se bautiza, se casa o
recibe otros sacramentos de la Iglesia. Cada vez es más alta la media de edad de los fieles
que asisten a misa y la de los sacerdotes que la celebran; de hecho, los seminarios están
cada vez más vacíos. Cada vez menos niños reciben la primera comunión y en la mayoría
de los casos es también la última. La tendencia se mantiene desde hace bastantes años y no
parece que vaya a remitir. ¿Estamos, pues, ante un declive de la religión?
Quizá se esté dando un proceso similar en otras religiones no cristianas, y en otras iglesias
cristianas
,
o quizá no… Y en el caso de que ocurra, quizá el proceso tenga otro ritmo, y
otras causas. El caso que mejor conozco es el de la Iglesia Católica Romana, y me atrevo a
hacer un diagnóstico sobre lo que está ocurriendo. Y empezaaclarando que en lo que se
refiere a esta Iglesia, más que hablar de crisis de la religión habría que especificar que lo
que naufraga es el tipo específico de religiosidad que esa institución promueve. En el Jesús
del Evangelio veo al Mesías que tenía que venir, y su enseñanza me parece la única que
merece pena seguir y lo que la humanidad necesita para encarar los problemas que la
aquejan. Pero no es de lamentar que entre en crisis la forma de religiosidad que promueve
en su nombre la Iglesia que conozco.
En teoría, la Iglesia Católica se asigna como misión la difusión del mensaje de Jesús de
Nazaret y la práctica de la religión que ese Maestro instituyó. Pero para empezar, Jesús no
instituyó ninguna religión; en realidad dio a entender que le bastaba, y le sobraba, con la
religión que conoció en su tiempo. Las devociones que nuestra Iglesia promueve se parecen
más a las de las antiguas religiones, que Jesús quería superar, que al espíritu nuevo que él
aporta.
E
n un reciente viaje a
P
ortugal tuve ocasn de conocer el centro religioso de
F
áti
m
a
. Y
a
conocía el de
C
o
m
postela y otros
. E
n todos ellos
m
e vienen las preguntas que
m
e hago a
m
í
m
is
m
o
: ¿Q
ué relación tiene toda esta parafernalia religiosa con el
m
ensaje de
J
esús de
N
azaret
?
¿V
ino
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esús al mundo para implantar este tipo de cultos? La profusión de imágenes
religiosas y otros utensilios de culto litúrgico que se exhiben en esos lugares evocan la
idolatría del antiguo paganismo. Rezos como el rosario, con repetición de mantras y letanías
ya existían en el mundo desde mucho antes de la venida de Jesús, y lo mismo se puede
decir de las peregrinaciones a santuarios: él no vino para instaurar ese tipo de chorradas.
A
la gente hay que decirle la verdad
:
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S
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m
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E
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uerto
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Y
las apariciones
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arianas en
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a y otros lugares son un fraude cuyo objetivo es
cultivar la ignorancia del personal y fo
m
entar el negocio tustico
-
religioso que constituyen esos
santuarios
. E
l
m
ensaje que se atribuye a esas apariciones
m
arianas suele concretarse siempre
en la petición de que se construya un templo o capilla en el lugar de la aparición, mucho
rezo del “Santo Rosario”, sacrificios y penitencias… En resumen, una práctica devocional
que aleje a la gente del verdadero sentido de la enseñanza de Jesús. Es significativo que
muchos fieles católicos conocen mejor esos pretendidos mensajes de apariciones marianas
o del “Corazón de Jesús”, o de tal o tal santo o santa que el Evangelio y su mensaje.
La formación religiosa y el culto alienante que la Iglesia impartió a lo largo de muchos
siglos acabó generando un colectivo de fieles que parece irrecuperable para la asunción del
sentido de la enseñanza evangélica, del mensaje que Jesús trae. El católico medio no suele
leer la Biblia, ni siquiera el Nuevo Testamento, pero está muy influido por los dogmas que
los teólogos elaboraron y los concilios y papas proclamaron a lo largo de los siglos. De
hecho, aún hoy se sigue enseñando que Jesús vino al mundo para salvarnos, para redimir a
la humanidad de sus pecados, empezando por el pecado original con el que, según esa
doctrina tan maniquea, ya venimos manchados al mundo cuando nacemos, y que Jesús tuvo
que pagar con su muerte esa redención. No es extraño que quienes acaben percibiendo la
insensatez de esa doctrina salgan corriendo de una Iglesia que tales cosas enseña.
El Evangelio nos enseña otra cosa. Jesús siempre se refería a Dios con el título de “Padre”.
Un padre no condena a sus hijos a penas eternas ni exige sacrificios de muerte expiatorios.
La misión que Jesús asumía, y a la que convoca a sus seguidores, es la transformación de
mundo (venga a nosotros tu Reino), establecer el Reino de Dios en la Tierra (así en la
Tierra como en el Cielo). Tomar la cruz y seguirle significa implicarse como él en esa tarea
transformadora: salvar a la humanidad de misma, del daño que nos infringimos unos
humanos a otros, tratar a todos los seres humanos con amor, fraternidad (perdona nuestras
ofensas como también nosotros personamos a quienes nos ofenden). Su doctrina del
Sermón de la Montaña establece un tipo de comportamiento humano que rechaza toda
violencia, todo abuso, todo elitismo y explotación. Su aplicación significaría el fin de todas
las guerras, de todas las desigualdades, de todos los conflictos entre los seres humanos.
La teología no es inocente: en base a la teología tradicional elaborada a lo largo de siglos de
ignorancia se constituyó un determinado culto y un estamento clerical para gestionarlo.
Personas influidas por esa teología se aplicarán a su santificación personal, cumplirán fiel-
mente los preceptos cultuales y se esforzarán en recibir sacramentos de perdón y penitencia,
serán asiduas asistentes a misas, sermones, procesiones, peregrinaciones, rezarán mucho,
ayunarán en ocasiones establecidas y hasta es posible que se procuren un director espiritual.
Tal tipo de fieles católicos vivirán de espaldas a la problemática humana; a lo sumo darán
limosnas a los pobres y hasta es posible que algunos se impliquen en las tareas de organiza-
ciones de
C
áritas
,
pero sin fijarse co
m
o meta la supresión de las condiciones sociales que
generan la pobreza y la desigualdad. Jesús no vino a establecer ese tipo de religiosidad: ya
existía ese tipo humano antes de que él viniera, ya los esenios tenían un bautismo de
penitencia, y parece ser que en el culto de Mitra ya existía un rito eucarístico para fomentar
la cohesión de los miembros de su comunidad religiosa. El bautismo y la eucaristía que
Jesús estableció tenían, tienen, otra finalidad que luego veremos.
El servicio cultual a tal tipo de fieles postula un personal profesional dedicado a la gestión y
administración de la correspondiente liturgia. La jerarquía que elabora esa teología tradicio-
nal vive de ella, goza de un rango
,
un status superior al del laicado
,
es una figura pro
m
inente
en los actos de culto
,
se atribuye el poder de consagrar
,
perdonar pecados y ad
m
inistrar otros
sacramentos, se beneficia del auge de santuarios como Fátima o Covadonga y compiten por
promocionarse en el escalafón jerárquico de la institución religiosa. Jesús no vino a
establecer este estamento clerical, sacerdotal. Ya existía en su tiempo y su relación con él
no era precisamente cordial. Definía a esa gente como ciegos que guían a otros ciegos.
Por el contrario, los seguidores de Jesús según el espíritu del Evangelio se sienten convo-
cados, movilizados para cambiar el mundo de base. Les resulta insufrible que en el mundo
exista la opresión y desigualdad que existe entre los sexos, los pueblos, las clases sociales.
La organización del colectivo de esos seguidores de Jesús no asumirá formas y objetivos
cultuales sino de acción social para mejorar el mundo. La asamblea de la comunidad de
seguidores del Maestro no ha de tener carácter ritual, litúrgico; debe ser algo vivo, partici-
pativo. La eucaristía y la lectura del Evangelio deben ser rescatadas de la prisión ritual de la
m
isa en la que las su
m
ió la liturgia elaborada por el estamento clerical. La función de a
m
bos
elementos de la celebración comunitaria es la concienciación sobre la misión liberadora que
Jesús asigna a sus seguidores. Nos debe inspirar la confianza de caminar hacia esa forma de
seguir a Jesús en vez de preocuparnos por el declive de formas alienantes de religiosidad.