Los signos de nuestro tiempo
Las reuniones de nuestra Comunidad de Cristianos de Base son ocasiones de estudio y
debate sobre la realidad y la proble
m
ática de nuestra sociedad y de la
I
glesia en
m
edio de ella
,
así co
m
o de considerar nuestra actuación en a
m
bos á
m
bitos
,
el social y el eclesial
. A
nte el
próximo comienzo del nuevo curso puede ser de utilidad ir viendo los signos o caracte-
rísticas de la etapa en la que entramos. Los signos de nuestro tiempo no podían ser
peores. Los gobiernos de la OTAN, en la cual en mala hora se incluyó a nuestro país,
siguen jugando a la ruleta rusa. En el conflicto de Ucrania se van cruzando líneas rojas
en un proceso de escalada militar que puede conducir a consecuencias desastrosas para
nuestro continente. Se echa de menos una movilización de movimientos pacifistas así
co
m
o de concienciación sobre el ca
m
bio cli
m
ático
,
el auge de los fascis
m
os
A todos esos asuntos tendremos que dedicar nuestra atención en el próximo curso. Pero
para la primera reunión, que tendrá lugar el jueves día 7 de septiembre, contemplamos
ocuparnos de la problemática de la Iglesia, que también es preocupante y donde también
se percibe el auge de los fascismos. Los materiales de este número del boletín tienen
todos relación con la temática eclesial. Podemos continuar con el estudio y debate del
libro de José María Castillo:
«Declive de la RELIGIÓN y futuro del EVANGELIO
»
,
concretamente los capítulos que muestran el contraste entre la actividad de Jesús y las
tareas que se asignó la religión.
Es enorme la contradicción entre el mensaje evangélico, la enseñanza de Jesús, y la
práctica de la religión, el funcionamiento de la Iglesia. En la historia del cristianismo
abundaron las polémicas teológicas, pero no todas abordaban este tema (la mayoría se
refería a estériles cuestiones dogmáticas) y las que afrontaron este problema se saldaron
con condenas de quienes lo planteaban, reafirmando la postura eclesial de dar la espalda
al proyecto profético y mesiánico de Jesús y avenirse con los poderes de este mundo.
En este número del boletín presentamos artículos que re-abordan esta cuestión, pues el
asunto inevitablemente se presenta, en el proceso sinodal en marcha, junto con asuntos
que mucho se relacionan con él, como es todo lo relacionado con la organización y
estructura eclesial. En la estructura jerárquica de la institución se intensifican los
intentos de sofocar, una vez más, las aspiraciones de recuperar la esencia de la
enseñanza del Evangelio.
Esta contradicción forma parte también de los signos de nuestro tiempo. En una Iglesia
en la que la participación de sus miembros se limita a la asistencia a actos de culto,
muchos de ellos ignoran todo lo relativo al Sínodo, ya que el sector conservador de la
jerarquía sabotea de hecho el proceso no informando sobre el mismo al laicado. Pero, a
la vez, el encono de las posiciones encontradas empieza a visibilizarse públicamente con
tomas de postura de las que se hacen eco los medios informativos.
También nosotros nos hacemos eco de la voz que se quiere hacer oír en Iglesia.
Queremos creer que toca a su fin la larga época, que dura ya dos milenios, durante la
cual la base eclesial, el pueblo en general, estuvo condenado al silencio, a la ignorancia,
a la condición de eterno menor de edad.
B
oletín nú
m
. 50
- 21 de agosto de 2023
LA ACTIVIDAD DE JESÚS
Retomando el estudio de este libro de JoMaría Cas-
tillo, pasamos a ver los capítulos que dedican su atención
a la misión, el proyecto, la actividad del Jesús del
Evangelio, que no se relaciona con la práctica de una
religión sino que atiende a la liberación de las personas
de los problemas que las agobian: la salud, la economía y
las relaciones humanas.
L
a presentación que los
E
vangelios hacen de esos proble-
m
as y cómo afrontarlos no consiste en admoniciones del
tipo de discursos o ser
m
ones sino que
,
sencillamente
,
pre
-
senta el modelo, la manera cómo se conducía Jesús ante
las vícti
m
as de esos proble
m
as
. E
s decir, que Dios se nos
da a conocer en Jesús no por medio de argumentos sino
m
ediante la conducta, remediando el sufrimiento humano
en las tres causas fundamentales que nos hacen sufrir: la
enfermedad, la pobreza y el abandono.
P
or eso la
m
ayoría de los relatos del
E
vangelio se refieren
a curaciones de enfermos y a episodios o parábolas que
insisten en la penosa situación de los pobres, en los
abusos de los causantes de la pobreza, que abandonan a
los que se sienten solos o a los que tienen que soportar el
aisla
m
iento el desinterés y hasta el desprecio y el odio.
A
bundan los lectores de los evangelios que interpretan las
curaciones de enfermos como milagros que demuestran
la divinidad de Jesucristo.
E
l libro de
J
osé
M
aría
C
astillo insiste en que
,
ante todo
,
es
indispensable tener presente que el cristianis
m
o no nació de
la
R
eligión
,
sino del
E
vangelio. Y, como bien sabemos, el
E
vangelio no fue
ni es
una
R
eligión
m
ás
,
sino
el enfren
-
ta
m
iento de Jesus con la Religión. Un enfrentamiento
tan profundo y radical que ter
m
inó en un conflicto
m
ortal
:
los dirigentes de la Religión condenaron a muerte a Jesús
y no se dieron por satisfechos hasta que lo ejecutaron del
modo más cruel de aquel tiempo, la cruz.
P
or tanto
,
lo que i
m
porta y lo deter
m
inante es co
m
prender y
practicar lo que
J
es hacía y có
m
o lo hacía
. L
os tres grandes
L
os relatos de los
E
vangelios se
refieren a curaciones de enfer
m
os
o pabolas que insisten en la
penosa situación de los pobres
,
en los que se sienten solos o
,
lo
que es peor
,
tienen que soportar
el aislamiento, el desinterés y
hasta el desprecio.
temas o pilares que se destacan en la actividad de Jesús
son la salud, el dinero y el amor.
Pero el hecho de que algunas de esas curaciones: eran
realizadas en sábado era un motivo de escándalo para los
sectores religiosos
m
ás rigoristas
,
co
m
o los fariseos
. L
os
m
ás
estrictos cumplidores de la Religión vieron un pecado de
robo en el hecho de los discípulos de
J
esús arrancaran unas
espigas porque tenían hambre. Para el Evangelio era más
i
m
portante la salud del enfer
m
o que la su
m
isión que i
m
po
-
nía la Religión. Por el contrario, para la Religión era más
importante la observancia de la ley religiosa que la salud
y la felicidad de un desgraciado al que nadie atendía.
Para Jesús lo primero y lo más importante era la salud, el
cuidado y la curación de los enfermos, de los lisiados, de
los a
m
enazados en la integridad de su vida
. Y
esta
m
is
m
a ten
-
dría que ser la primera y más importante preocupación de
la
I
glesia
. U
na
I
glesia que se interesa
m
ás por la ortodo-
xia de su teología, por la observancia de su liturgia, por
la abundancia y el poder del clero, que por la abundancia
de hospitales y clínicas bien dotadas
,
por la calidad y can
-
tidad de
m
édicos y sanitarios o por un servicio far
m
acéu-
tico que esté al alcance de todos
. U
na Iglesia que no tiene
esta convicción
y actúa en consecuencia
es una Iglesia
a la que le importa más la ley de la Religión que la
fidelidad al Evangelio.
La Iglesia tiene que ponerse al día. Tiene que renovarse.
Tiene que demostrar, con hechos y no con meras pala-
bras, que lo primero es el Evangelio actualizado y que,
por tanto, responde a lo que hoy más necesitan los
ciudadanos en el ámbito de la sanidad pública.
E
s la
m
entable y escandaloso que a una
C
onferencia
E
pis-
copal le preocupe
m
ás el dinero que recibe para el culto y
el clero, que la dotación económica que el Estado dedica
a pagar a los médicos y al personal sanitario, así como al
mantenimiento de hospitales y clínicas especializadas, de
for
m
a que nuestros excelentes sanitarios tengan que irse a
países extranjeros en los que son mejor atendidos y cos-
teados que en nuestro país
. Y
lo
m
ás preocupante es que
,
en
los a
m
bientes clericales y eclesiásticos
,
suele ser
m
uy escasa
la importancia que se le da a este enorme problema.
Vemos, pues, que mientras el Evangelio presta atención
a problemas reales de este mundo que deben ser resuel-
tos en este mundo, la Religión es un factor alienante que
desvía la atención hu
m
ana hacia cuestiones sin transcen-
dencia y eficacia sobre la
m
archa de los asuntos en la tierra.
Se comprende que la Religión quisiera asesinar a Jesús.
La Religión se interpretaba, so-
bre todo por los más rigoristas
(los fariseos), de manera que las
curaciones de un manco, o de la
mujer encorvada, o la de un hi-
drópico, o la de un paratico fue
-
ron
m
otivo de escándalo
,
por-
que se hicieron en sábado, así
como también el hecho de que
los discípulos de Jesús arranca-
ran unas espigas en el campo,
en día de sábado.
Lo primero y lo más importante
para Jesús era la salud, el cui-
dado y la curación de los enfer-
m
os
,
de los lisiados, de los a
m
e-
nazados en la integridad de su
vida. Y esta misma tendría que
ser la primera y más importante
preocupación de la Iglesia. Una
Iglesia que se interesa más por
la ortodoxia de su teología, por
la observancia de su liturgia, por
la abundancia y el poder del clero
,
que por unos servicios médicos
y sanitarios al alcance de todos.
NOS UNIMOS A LA ASOCIACIÓN DE TEÓLOGOS Y TEÓLOGAS QUE
MUESTRA SU DESACUERDO CON EL OBISPO JESÚS SANZ MONTES
Muy ocupados en otros menesteres, y, además, viviendo tan lejos de Madrid y en consecuencia de
la prensa escrita del centro geográfico nacional, no habíamos leído el artículo en el ABC de
MONSEÑOR JESÚS SANZ MONTES, ARZOBISPO DE OVIEDO, De incendios y de
elecciones generales”. Lo hicimos cuando en Religión Digital y en Redes Cristianas, asociación
a la que pertenece
m
os
,
leí
m
os la
Carta abierta de la Asociación de teólogas y teólogos Juan
XXIII
donde muestran su desacuerdo con la propuesta política que hace monseñor en el citado
diario. Después de comentar el asunto, decidimos hacer en este escrito y unirnos a ellos para
m
anifestar también nuestro idéntico rechazo.
E
n la referida carta abierta de teólogas y teólogos pode
m
os ver una visión de la vida y de la sociedad
distinta de la propuesta por
D. J
esús Sanz, siempre tan evidentemente retrógrada, ya que el cambio
que quiere y pide que se promueva con un triunfo electoral de la derecha (PP+Vox+ UPN…) es la
vuelta a un cierto nacionalcatolicismo donde la ideología católica disfrute aún
m
ás de
privile-
gios
”,
que algunos aún se le siguen respetando en modos y maneras más o menos encubiertas.
A monseñor no le gusta el pasado gobierno, no porque no sean buenos cristianos, que entre ellos
los hay, sino por haber estado acompañado de “amigos de todos los excesos paniaguados”, malas
compañías que imborrables tienen en sus genes la sangre de sus actos terroristas o la rentable
monserga de sus aspiraciones 'indepes', aliñadas con secesiones y bendecidas con indultos como
moneda de cambio, que, por si ello fuera poco, viene “desplazando calculadamente la presencia
cristiana”, que sufre una “implacable censura”.
Escribe este arzobispo para pedir el voto para un nuevo gobierno que él sabe que tendrá como ejes
programáticos: “la vida en todos sus escenarios (naciente, creciente y menguante), la verdad como
compromiso verificable de programas políticos que no mienten, la libertad en la expresión
religiosa y cultural y en la elección educativa que para los hijos tienen los padres, el respeto por la
historia sin reescribirla con memorias tendenciosas y falseadas que reabren heridas, el evitar
confrontaciones que nos dividen y enfrentan fratricidamente, el cuidado del bien moral de la
unidad de un pueblo rico en historia, paisaje, lenguas y riquezas complementarias”.
Nos gustaría saber qué piensa D. Jesús de la vida de los expulsados de sus casas vendidas por sus
amigos políticos a fondos buitres que subieron inmisericordes el precio de los arrendamientos, o
lo que hay de verdad en los que generan tan abultado fraude fiscal o en los encubridores de
abusadores de menores, o lo que hay de respeto a la libertad de quienes quieren amar a personas
del mismo sexo, o de quienes vienen de afuera para vivir y trabajar en nuestro país…, o qué juicio
le merece la narrativa que se hizo después de la guerra civil por los vencedores: ¿cree él de verdad
que fue una cruzada, como luego dijeron los sublevados, una guerra para instaurar el reinado de
un Dios que es amor, tal como lo define ese Jesús de Nazaret que él dice le inspira sus palabras?
Lo que sabemos es cómo piensan muchos de los que él quiere que sean los nuevos gobernantes
en España. Y también sabemos cómo actuaron los gobernantes anteriores en la actual doble crisis,
producida primero por la COVID y luego por la guerra de Rusia contra Ucrania. Son muchos los
que les dan una buena nota.
No, señor obispo, no nos gusta su propuesta política. Además, no vemos que esté inspirada en
Jesús de Nazaret. Estamos más de acuerdo con el obispo de Bilbao Joseba Segura que afirma:
“Desde la dimensión social, uno se da cuenta de que no puede ser cristiano y ser conservador”.
18 de agosto de 2023
Sr. Presidente: escribo esta carta abierta para rogarle que el día 8 de septiembre, Día de
Asturias, no vaya, en representación de los asturianos y las asturianas, a los actos religiosos
que se celebrarán en Covadonga.
Es cierto que, al ser España una nación aconfesional, pero no laica, no existe ninguna razón
legal que le impida asistir, como presidente de nuestra comunidad autónoma, a la misa en la
basílica, pero supondría un buen testimonio de coherencia que un gobernante progresista
como usted comenzara a dar pasos, sin ambigüedades, hacia un Estado laico. Además, hay
muchas personas asturianas que son miembros de otras confesiones religiosas no católicas
que se pueden sentir, con razón, discriminadas por su presencia en este acto y no en los de
ellas. Y hay, aún más, muchos asturianos y asturianas que no están adheridos a ningún
credo religioso y no encuentran sentido a su asistencia, en nombre de ellas y ellos, a una
ceremonia marcadamente confesional el día de la fiesta principal de Asturias. Y, también,
me consta que hay muchas personas católicas que apoyan y defienden los argumentos de
quienes desean un Estado laico y, por tanto, piensan que sus representantes políticos solo
deberían acudir a actos religiosos a título personal.
Por otra parte, desde hace ya bastantes os, esta misa solemne es presidida por el arzo-
bispo de
O
viedo, D. Jesús Sanz, que tanto en lo religioso como en lo político tiene merecida
y reconocida fama por su ideología retrógrada (RAE retrógrado: persona partidaria de
instituciones políticas o sociales propias de tiempos pasados, o contraria a innovaciones o
cambios) y que, revestido de las mejores galas, cual ayatola en technicolor, aprovecha la
ocasión para proclamar una de sus soflamas fundamentalistas a modo de homilía.
Y resulta triste y bastante humillante, Sr. Presidente, verlo a usted y a otras autoridades
civiles presentes, con la cabeza agachada y la mirada clavada en las baldosas de la iglesia,
soportando la monumental bronca que, este año, dadas las circunstancias, se presume brava.
Debe saber, pues, que tal desconsiderada reprimenda, sin comerlo ni beberlo, recae sobre
todas y todos a quienes va representando como principal dignatario de nuestra región.
Soy cristiano de base y no me mueve ningún sentimiento antirreligioso para expresarle
públicamente este deseo, que, estoy seguro, comparten conmigo muchas personas asturia-
nas, ya sean ateas, agnósticas o creyentes.
Un saludo muy cordial.
Transcribimos a continuación el texto de la carta abierta que Nacho Alonso Gómez, de
la Comunidad de Cristianos de Base de la Calzada, dirigió al Sr. Barbón, Presidente
del Principado. Dicha carta fue publicada por varios medios de comunicación: el
Diario “La Nueva España”, y las páginas web de REDES CRISTIANAS, “Foro de
Cristianos GASPAR GARCÍA LAVIANA", RELIGIÓN DIGITAL
“Para cambiar de vida
hay que cambiar de Dios.
Hay que cambiar de Dios
para cambiar la Iglesia.
Para cambiar el Mundo
hay que cambiar de Dios”.
Es verdad. No todos los dioses son iguales. Seguramente porque los humanos no
todos somos iguales. Quizás seamos distintos porque la evolución nos ha ido
diferenciando, debido a los diversos factores ambientales que nos han ido
modulando a través de los miles y miles de años de marcha. Y así, ha resultado que
haya diversidad de dioses.
D
o
m P
edro
,
el obispo de
A
raguaia
(
febrero
1928
-
agosto
2020
)
nos ofrece un
m
odo de ver
a Dios, con el que se identifican otros muchos seguidores del Maestro de Nazaret. Es
el modo en el que los pobres ven a dios, caracterizado por ser un dios liberador, que
nos ayuda a ser lo que debemos ser como proyecto personal, individual y colectivo.
Hay otros dioses, el modo de ver a dios los que no son pobres, un dios que consolida
la situación de los favorecidos, y para ello, claro, la de los desfavorecidos. A los unos
su dios les pide que le agradezcan lo bien que les va la vida. A los otros que piensen
que esta vida es corta y que sus males se tornarán en bienes en el más allá, donde él
les dará una vida feliz eterna. Nada de alborotos, ni revueltas, ni luchas, ni
revoluciones… Hay que vivir en paz, pues todos somos hermanos (ver para creer).
Tratándose de la Iglesia, que se asienta sobre la sólida base pétrea de su jerarquía, la
palabra mágica utilizada por la religión es la obediencia a una autoridad que, por
supuesto
,
es de origen divino
,
procede de dios
,
se la ha dado dios a ellos
,
que han de ser
los que deciden
,
ya que
,
ade
m
ás
,
son asistidos en cada
mom
ento por el espíritu santo,
es decir, por dios. Entre los s
ubordinados los hay que se adaptan a esta ideología, que se
les ofrece como el único camino de salvación, para ir al cielo y gozar de dios eternamente.
Otros piensan, como dom Pedro Casaldáliga, el obispo de Araguaia, que, en ambos casos,
tanto tratándose del mundo como de la Iglesia, lo que hay que hacer es cambiar de dios, pues
no nos sirve el que nos pide sometimiento u obediencia para que las cosas sigan siempre igual
y nada cambie. Necesitamos un dios inconformista y revolucionario, que nos estimule para
cambiar el mundo y la Iglesia. Aes que en última instancia necesitamos cambiar de Dios.
Quizás, yo creo que sí, nos encontremos mejor con el dios de Jesús de Nazaret, en lo que es
su esencia, desprovisto del ropaje cultural del que necesariamente hubo de revestirse. Su dios
es el dios misericordioso, el dios cuyo corazón sintoniza con los más pobres, los sin riqueza o
sin poder, el dios liberador.
Se ha hablado de una recepción latinoame-
ricana creativa y selectiva del Vaticano II.
E
n
m
ateria de for
m
ación del clero debe pre
-
cisarse que esta recepción ha sido inco
m
pleta
e involutiva en puntos cruciales.
Por cierto,
el mismo Concilio no explicitó suficiente-
m
ente la refor
m
a que i
m
pulsó
,
pues no hizo la
ar
m
onización teológica de docu
m
entos co
m
o
Lumen gentium, Presbyterorum ordinis y
Optatam totius. Cada uno de estos hizo un
aporte, pero también arrastró consigo crite-
rios de la formación tridentina y la teología
escolástica, hoy completamente inútil.
E
n los docu
m
entos latinoa
m
ericanos que pre
-
tenden hacer suyos los textos conciliares
(Medellín, Puebla y Aparecida, y las ratio
nationalis para la formación de los presbí-
teros), es posible identificar una de las causas
del clericalismo del que se quejan los lai-
cos/as del continente.
E
n la
S
íntesis narrativa latinoa
m
ericana para
la
A
sa
m
blea eclesial
,
la gente se la
m
enta
: “E
l
clericalis
m
o co
m
ienza a for
m
arse desde el in
-
greso al
S
e
m
inario de los candidatos al
S
acra
-
m
ento del Orden”. Es más, la Iglesia latino-
a
m
ericana y caribeña está
m
uy lejos de entre
-
gar al Pueblo de Dios en su conjunto, lai-
cado y ministros, la responsabilidad de la
for
m
ación de sus presbíteros
;
al igual que
,
por
razones análogas, todavía es difícil pensar
en una rendición de cuentas de los obispos
y presbíteros al laicado (accountability); y,
para qué decir, en una elección y eventual
remoción de parte de la integridad del
Pueblo de Dios.
U
n asunto central
,
aunque no suficiente
m
ente
explicitado por el
C
oncilio
,
es la i
m
portancia
que ha de tener la construcción dialéctica
de la identidad de los presbíteros (Lumen
gentium 10). El Concilio parte de la base de
que todos los/as bautizados/as constituyen
un pueblo sacerdotal, y que los ministros
están al servicio de la actualización de su
sacerdocio.
Para que los presbíteros efectivamente cum-
plan esta misión, es necesario cómo los se-
minaristas lleguen a ser idóneos
a través de
un crecimiento humano conjunto con las
personas
,
ho
m
bres y
m
ujeres; adquieran una
capacitación intelectual que los prepare para
entender la vida de la gente y los desafíos
del mundo actual; y se atrevan a ensayar
nuevas
m
odalidades pastorales basadas sobre
todo en testimonios compartidos, entre los
cuales el suyo propio nunca debe faltar.
Si no lo hacen será, como muchas veces su-
cede, la formación tridentina de funciona-
rios eclessticos
no servirá para nada
. S
e un
estorbo. Los presbíteros no pueden seguir
siendo formados entre cuatro paredes por
una casta que se elige a misma, y deter-
mina por y ante quiénes son idóneos.
La formación de mujeres sacerdotes, si se
realiza en clave tridentina, sería igualmente
problemática. La Iglesia necesita ministros
que, en virtud del Espíritu, sean capaces de
actuar in persona Christi no menos que in
nomine Ecclesiae.
L
os
presbíteros separados del
P
ueblo de
D
ios
co
m
o personas sagradas capacitadas principal
-
mente para realizar sacrificios eucarísticos,
se alejan de los cristianos/as exactamente en
la dirección contraria a la que el Vaticano II
quiso dar a la Iglesia para cumplir su
misión de atender los signos de los tiempos
y anunciar el Evangelio.
El Instrumentum laboris preparatorio al
Sínodo en curso (2023-2024) es pobre en
esta materia. Pero es el Sínodo mismo que
tiene la última palabra.
La Iglesia Católica en Chile declina. Entre
los años 2006 y 2019 las personas que se
identificaban con ella han dis
m
inuido práctica
-
m
ente en un tercio (Encuesta Bicentenario,
PUC). Es difícil encontrar un caso parecido
en el mundo.
Las causas de esta crisis son varias, aunque
es evidente que los escándalos por los abusos
sexuales del clero y su encubrimiento debe
ser la principal. Si los ministros de la fe no
somos creíbles, los católicos partirán a buscar
la confianza en Dios en otra parte o habrán
dejado la fe para siempre. Pero la fuga de los
católicos tiene también otras causas. Desde
hace muchos años se constata en la Iglesia un
foso de distancia e incomprensión entre los
fieles y sus pastores. Estas causas son doctri-
nales y estructurales.
Desde el punto de vista de la doctrina, la
encíclica Humanae vitae (1968), queriendo
orientar las relaciones de amor al interior del
m
atrimonio, al prohibir el uso de medios anti-
conceptivos
,
ter
m
inó generando desconcierto y
una triste hda de las
m
ujeres
. L
a encíclica que
-
bró a muchas personas que de buena fe trata-
ron de observarla. En la actualidad ella tiene
trancada toda innovación doctrinal que ofrezca
una verdadera orientación a las parejas, a los
jóvenes y a las personas homosexuales.
En Chile, también en el campo doctrinal, la
jerarquía eclesiástica se ha opuesto, desde
1998 en adelante, a una serie de leyes y
decretos concernientes al género, a la moral
de la vida, a la sexualidad, a la educación de
los niños en los colegios, a menudo en contra
del sentir y pensar de los fieles.
Además de doctrinales, los problemas son es-
tructurales. La institución eclesiástica es regi-
da por una casta de sacerdotes varones que se
autogenera. Ningún laico participa en la elec-
ción de sus autoridades. Los sacerdotes, obis-
pos y cardenales dan cuenta de su desempeño
sólo a los superiores de quienes depende su
carrera eclesiástica, pero nunca ante las co-
m
unidades cristianas.
¿N
o tendrían los
m
is-
m
os papas que responder ante alguna auto
-
ridad colegiada en casos, por ejemplo, de
acusaciones de abusos de poder?
L
as autoridades eclesiásticas no tienen por cier
-
to la obligación de dar explicaciones de sus ac-
tos a los laicos. Así, la experiencia de Dios de
la in
m
ensa
m
ayoa de los calicos no es consi
-
derada a la hora de co
m
partir
,
revisar y recrear
la doctrina que haga inteligible y vivible el
E
van
-
gelio
,
ni de influir en el gobierno de la
I
glesia
.
La Iglesia Católica se encuentra en caída en
momentos cruciales para escuchar a Dios. En
una sociedad que valora el discernimiento de
las personas, que sube los estándares de ges-
tión y se esfuerza en dar su lugar a las muje-
res, la institución eclesiástica suele ser un tes-
timonio contra la dignidad de la persona. La
situación es grave porque no se avizora cam-
bio alguno. Por el contrario, el estamento gu-
bernamental de la Iglesia parece haber perdi-
do su capacidad de reforma.
En estas circunstancias, nuestro país corre el
riesgo de extraviar la tradición religiosa de
humanidad más importante en cinco siglos.
¿Qué cultura o institución pudiere a futuro
reconocer que los niños que vienen al mundo
son hijas e hijos de Dios, que existe un
perdón incondicional y que no hay nada más
grande que amar al próximo como Jesús lo
amó? Para los cristianos lo fundamental será
siempre transmitir el Evangelio persona a
persona mediante testimonios inspirados por
Jesús, la Virgen, los mártires y los santos.
Pero este tipo de amor cristiano no llegará
muy lejos, no podrá pasar a las siguientes
generaciones, sin una renovación de la tra-
dición milenaria de la Iglesia.
T
al vez el panorama no sea tan dramático. No
debiera serlo si los laicos
,
en vez de esperar los
ca
m
bios desde arriba, comienzan a realizarlos
con creatividad y entrega. No requieren de
permiso alguno, porque inventar nuevas vías
para comunicar el sentido profundo del Evan-
gelio es su carga y su derecho
. S
i to
m
an la ini
-
ciativa, quizás nosotros los sacerdotes podre-
mos ponernos a su servicio como quiso que
se hiciera el Concilio Vaticano II.
El estamento gubernamental de la Iglesia parece haber perdido su capacidad de reforma
Uno de los temas más tratados por las respuestas al cuestionario para el
Sínodo de la
Sinodalidad
es el del sacerdocio y su función en la
I
glesia
. A
bundan las opiniones sobre
la posibilidad del acceso de mujeres al diaconado, el celibato sacerdotal, la identidad
del clérigo ordenado como alguien separado del pueblo laico, la no representatividad
de una casta sacerdotal que se autogenera y no rinde cuentas al colectivo que dirige,
los poderes que el estamento clerical se atribuye en la celebración del culto y la
administración de los sacramentos…
T
oda esa te
m
ática es objeto de propuestas que buscan el perfecciona
m
iento del siste
m
a
,
pero no cuestionan al sistema mismo. Es decir, se da por supuesto que en la Iglesia
debe existir esa función cultual que el clero realiza, y que por lo tanto debe existir el
personal clerical para realizarla. Pero vamos a ver que la existencia del sacerdocio con
las funciones que se asigna es muy cuestionable, y de hecho, ha sido cuestionada ya
en el Antiguo Testamento, y nada la justifica el Nuevo Testamento.
E
l sacerdocio en el
T
e
m
plo de
J
erusalén y el culto que se realizaba allí eran herencia del
paganismo anterior a la asunción del monoteísmo por parte de la sociedad judía. El
libro bíblico
R
eyes
II,
en su capítulo
23
nos cuenta que el rey Josías de Judá puso fin al
culto pagano para establecer o restablecer el
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onoteís
m
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or lo que dice y se deduce del
relato bíblico
,
parece que la refor
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osías era
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ás profunda y no se li
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del
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plo
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n todo caso el tipo de culto y del personal que lo oficiaba era el
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is
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o con
independencia de que se dirigiese a varios o a un solo Dios. En ambos casos se
quemaba incienso, se sacrificaban reses de manera parecida, se entonaban cánticos…
La idea que inspira el culto de todos los templos es que la divinidad no puede pasarse
sin la adoración y el homenaje humano, los sacrificios que se le ofrecen, los himnos
de alabanza del tipo del
GLORIA IN EXCELSIS DEO
y que es necesario un personal
especializado, consagrado, para realizar esa función y ser retribuido por ello.
Pues bien, esa figura sacerdotal y el culto que realiza fueron cuestionados ya bastantes
siglos antes de nuestra era. El personal que se contraponía a la figura del sacerdote era
el profeta. Una figura muy distinta al sacerdote en la forma y en el fondo. El profeta
no procede necesariamente de ambientes o familias sacerdotales, su liderazgo no es
institucional sino carismático; es Dios quien llama o elige a sus profetas. El profeta no
se recluye en templos para servicios litúrgicos sino que se dirige directamente a la
gente para comunicarle el mensaje que viene de Dios. El profeta no aprecia el culto
del templo; uno de ellos decía, en nombre de Dios:
Y si me ofreciereis vuestros holocaustos y vuestras ofrendas, no los recibiré, ni miraré
a las ofrendas de paz de vuestros animales engordados. Quita de mí la multitud de tus
cantares, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos. Pero corra el juicio
como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo. (Amós 5: 22-24)
Hacían hincapié en la justicia y la caridad. Otros profetas decían cosas como estas:
Aprended a hacer el bien, buscad lo justo, reprended al opresor, defended al huérfano,
amparad a la viuda. (Isaías 1:17)
…juzgará con justicia a los pobres, y con equidad arbitrará a favor de los afligidos de la
tierra… (Isaías 11:4)
...Haced justicia cada mañana y librad a quien es despojado de mano del
opresor… (Jeremías 21:12)
Así ha dicho Yaveh: Practicad el derecho y la justicia; librad a quien es despojado de
mano del opresor; no maltratéis ni tratéis con violencia al forastero, ni al huérfano ni a la
viuda; no derraméis sangre inocente en este lugar. (Jeremías 22:3)
¿No consiste, más bien, el ayuno que yo escogí, en desatar las ligaduras de impiedad, en
soltar las ataduras del yugo, en dejar libres a los quebrantados y en romper todo yugo?
¿No consiste en compartir tu pan con el hambriento y en llevar a tu casa a los pobres sin
hogar? ¿No consiste en cubrir a tu prójimo cuando lo veas desnudo, y en no esconderte
de quien es tu propia carne? (Isaías 58:6-7)
E
s decir
,
el profeta es un activista reivindicativo sobre la proble
m
ática social
,
un anti-
sistema
, m
uy alejado del sacerdote del templo que se limita a hacer sacrificios rituales
y adorar a Dios, que no aprecia eso, sin preocuparse de la problemática humana que,
según los profetas, es lo que realmente valora Dios. Generalmente los profetas eran
perseguidos por la clase dominante y acababan mal, por el contrario el sacerdocio era
un componente servidor y beneficiario del sistema dominante.
A quienes nos decimos cristianos, seguidores de Jesús de Nazaret, nos interesa saber
qué opinaba el Maestro sobre el tema. Por el Evangelio vemos que al culto del templo
le daba tan poca importancia como los profetas. Citaba al profeta Oseas cuando decía:
Misericordia quiero, y no sacrificios.
(Mateo, 9:13)
Por la parábola del Buen Samaritano vemos cómo percibía Jesús la indiferencia del
personal sacerdotal en relación a los problemas y necesidades humanas. Su opinión
sobre el templo y su culto se explicita en Juan 4: 21-23:
ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. ...los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y en verdad.
El tipo de adoración al Padre que Jesús contemplaba es el trabajo por la implantación
del Reino de Dios y su justicia, que se haga su voluntad en la tierra como en el cielo.
Es a esa tarea a la que Jesús convoca a sus seguidores. Les asigna la misión de
conducir a su rebaño, es decir, estaba pensando en un liderazgo, pero no en un
liderazgo institucional sacerdotal sino en un liderazgo carismático profético, como se
puede comprobar en Mateo, 5:12:
…os perseguirán como persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros.
E
s decir
, J
esús asu
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e el rol de los profetas
,
no de los sacerdotes
,
y fue perseguido co
m
o
los profetas, y la misión que asigna a sus seguidores es la del liderazgo profético, la
liberación de los oprimidos, y no la sacerdotal de celebrar cultos en los templos.
Cuando vemos el tipo de magisterio y de culto que la clerecía se asignó en las iglesias
cristianas, la Católica Romana entre ellas, tenemos que constatar que su cometido se
parece más al del sacerdocio del Templo que a la tarea que los profetas realizaban. La
masa del rebaño sigue abatida y abandonada como Jesús la veía en su tiempo. El
estamento clerical de nuestra Iglesia parece comprometido en la defensa del injusto
sistema social dominante, y se beneficia de ello. Esa grave desviación dura ya dos
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ilenios
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ere
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os capaces de asu
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ir esa enseñanza en procesos de auto
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el actual Sínodo, o nos limitaremos a poner un remiendo nuevo en un vestido viejo?