Nuevo curso, mismos problemas
Los problemas de nuestro mundo no se van de vacaciones. Los tenemos donde estaban
cuando nos prometimos un verano tranquilo. Tenemos que seguir prestándoles atención y
definirnos e implicarnos en relación a las soluciones que necesitan.
Sigue habiendo en el mundo varias guerras de las que apenas nos quieren hablar. En nuestro
continente europeo, casi a la puerta de nuestra casa, tenemos otra guerra, la de Ucrania, de la
que nos hablan mucho pero de la que no nos informan nada. No nos explican su origen y
sus verdaderas causas, ni las consecuencias desastrosas hacia las que ese conflicto se
encamina si no se llega a una pronta solución.
Otro problema que sigue ahí y se agrava sin cesar es el de la inmigración. Se es
evidenciando que la Unión Europea no es capaz de afrontar las consecuencias de la creciente
inmigración procedente de África, y lo que es peor, ni puede, ni sabe, ni quiere comprender
las causas que la originaron y en las que tanta responsabilidad tiene.
Y sigue sin resolverse la situación política en nuestro país. Entorpece su solución la
confrontación, artificial, entre posicionamientos de nacionalismos y de patriotismos que tan
poca relación tienen con los verdaderos problemas de la ciudadaa. Son cuestiones sobre las
que los ciudadanos tenemos que tomar conciencia y no dejarlas en manos de quienes están al
servicio de intereses que no son los de la mayoría social.
Hay otros asuntos que también requieren la atención de la sociedad y de las que nos
ocupamos algo en este número del boletín. Está siempre de actualidad la problemática de
género. En Irán se recrudeció la violencia y la represión contra las mujeres que no se quieren
someter a la discriminación a la que están sometidas en esa sociedad. Pero no hay que ir tan
lejos para encontrarnos con casos de violencia de género. En nuestro país, en lo que llevamos
de año aumenel número de mujeres asesinadas o maltratadas por violencia doméstica con
relación a los años anteriores. Y últimamente se han dado otros escándalos y abusos
machistas que han tenido una amplia repercusión mediática.
E
n relación a la cuestión de la desigualdad de nero
,
y deficiencias de funciona
m
iento de
m
ocrá-
tico
,
no es
m
enor lo que se da en el seno de nuestra Iglesia. Nos ocupa
m
os algo de esa proble
m
a
-
tica en este
boletín
. E
s antiguo en nuestra Iglesia el caso de jerarcas que se atribuyen la potestad
de hablar en no
m
bre de
J
esucristo y la aprovechan para sofocar y ocultar el
m
ensaje evangélico
y sustituirlo por su propia doctrina al servicio de los poderes dominantes en la sociedad. En
nuestra diócesis tuvimos recientemente algún ejemplo escandaloso de ese abuso.
Toda esa problemática está condenada a persistir en la medida en la que la ciudadanía no
asuma el rol de protagonista de la historia que le corresponde. Nos han educado para que
seamos entes pasivos y no protagonistas de las cuestiones sociales y religiosas que nos
incumben. En la medida de nuestras modestas posibilidades queremos prestar atención a ese
tipo de asuntos de los que nos quieren marginar. En nuestra próxima reunión, del jueves día 5
de octubre, estudiaremos el tema de la contradicción entre el espíritu del Evangelio y el
mundo del dinero y los negocios, tal como lo presenta la obra de J. M. Castillo: Declive de la
Religión y futuro del Evangelio.
Boletín nú
m
. 52
-
26
de septie
m
bre de 2023
DINERO VERSUS EVANGELIO
Jesús nació y vivió pobre
,
y
m
urió en la
m
ás absoluta
m
iseria
:
ejecutado de la manera más vil, reservada a criminales y
esclavos
. U
n ho
m
bre a no puede verse representado por un
E
stado
m
ajestuoso y soberano, poderoso y rico
,
con tulos
,
dignidades e instituciones, que se mantiene con negocios
i
m
presentables
. E
sta
m
os abordando otra de las contradic-
ciones entre el Evangelio y la Religión, el Evangelio del
pobre Jesús y la Iglesia rica de la Religión.
La obra de J. M. Castillo que comentamos informa que
el cambio eclesial se empezó a efectuar a partir del siglo
VI con la entrada abundante de ricos en la Iglesia, que
hizo pensar que las personas ricas no eran los adversarios
de Jesús, sino la base de una sociedad verdaderamente
cristiana
. E
n el capítulo
7
se intenta bosquejar
m
o nació
el capitalis
m
o en la sociedad cristiana
m
edieval
,
pero la
verdad es que la Iglesia del
M
edievo apoyó políticamente
y se encuadró en un sistema socioeconómico incluso más
opresivo y reaccionario que el capitalis
m
o
,
el siste
m
a feudal
.
E
n la larga pugna entre a
m
bos siste
m
as acabó venciendo el
capitalis
m
o
,
pero tanto éste co
m
o el feudalis
m
o se basaban
en unos valores
,
co
m
o el de la propiedad
,
distintos de los que
pro
m
ueve el
E
vangelio
. E
n realidad
,
el rechazo al dinero y
la riqueza por parte de los cristianos haa cesado ya
m
ucho
antes del siglo VI.
P
ero incluso si se concibe que el
R
eino que
J
esús quiere esta
-
blecer funcionaría de una
m
anera que prescindiría total
m
ente
del dinero
,
la realidad es que el
m
undo que conoce
m
os no
sabe ni puede dejar de utilizarlo co
m
o valor de ca
m
bio de
todo lo que se produce y consu
m
e
. E
n ese contexto
,
a quienes
deseen vivir según los valores y el espíritu del
E
vangelio se
les presenta el dile
m
a de qué hacer con relación al dinero
,
y entonces aparece la necesidad de hacer una distinción entre
el uso legítimo e imprescindible de usarlo, y el abuso de
acu
m
ularlo por los
m
edios que sea para convertirlo en
riqueza. El autor del libro que comentamos dedica alguna
atención a remarcar la diferencia entre esas dos formas
de relacionarnos con el dinero
,
pero la frontera entre a
m
bas
for
m
as no es ni tida ni objetiva
. C
ada persona establece
subjetiva
m
ente el
m
ite entre el uso cito y el icito del
dinero
. E
s decir
,
se trata de no asu
m
ir la radicalidad que
postula el pasaje evangélico del joven rico al que
J
esús
pea seguirle renunciando a toda su posesión.
La actitud de ese joven que era incapaz de renunciar a su
riqueza para seguir a Jesús, de alguna manera refleja la
situación de nuestra sociedad y nuestra cultura que se
pretende cristiana pero que se concreta en un
m
undo en el
que la concentración del capital es cada vez
m
ayor y está en
m
anos de un reducido
m
ero de personas
. E
l desequilibrio
econó
m
ico produce situaciones co
m
o que a la mitad de la
población le sigue correspondiendo una parte insignificante
del patri
m
onio total
. E
l fuerte au
m
ento de la riqueza privada
en
m
anos del diez por ciento
m
ás rico de la población i
m
plica
que la parte correspondiente al resto de la población se ha
desmoronado de manera gradual e inquietante.
Se han echado en saco roto, también en la Iglesia, las ad-
vertencias del Evangelio sobre los peligros de la riqueza
y el afán de poseerla:
No podéis servir a Dios y al dinero
.
También con la expulsión de los mercaderes del Templo,
Jes nos enseña que en la relacn del ho
m
bre con
D
ios el
dinero no es bienvenido
. L
a desigualdad que el dinero genera
es condenada por
J
esús en su parábola sobre el rico
E
pulón
y el pobre
L
ázaro
. L
as pri
m
eras generaciones cristianas eran
sensibles sobre esta proble
m
ática e intentaban aplicar fór
-
m
ulas para paliarla
,
es decir
,
para concretar
m
aneras de vida
cristiana que no i
m
pliquen servidu
m
bre
,
so
m
eti
m
iento y ho
-
m
enaje al dinero y a la riqueza que produce su acu
m
ulación
.
P
ero parece que esta es una batalla que la Iglesia da por
perdida desde hace mucho tiempo.
D
e hecho
,
la propia institución eclesial nos hace ver la rique-
za
,
la i
m
portancia y las
dignidades de este mundo como
instru
m
entos indispensables para que poda
m
os ser efica-
ces
apóstoles de
l E
vangelio
. L
a riqueza engaña a la
I
gle-
sia
,
porque cuando la justifica y hasta se ve necesitada de
ella
,
lo que hace
,
en realidad
,
es alejarse del
E
vangelio
. L
o
prueba la riqueza que la
I
glesia
m
is
m
a acu
m
uló
:
catedra-
les
,
ricos palacios episcopales, tantos monasterios, tantas
obras de arte, tantas propiedades…
Pero especialmente preocupante es el hecho de que para
m
antener ese status en el que se insta
,
la
I
glesia entra en
co
m
pro
m
isos de apoyo político a siste
m
as sociales injustos
y contrarios a los valores que debemos promover como
seguidores de Jesús de Nazaret.
El pasaje evangélico del joven
rico incapaz de renunciar a toda
su posesión para seguir a Jesús
simboliza
, m
ás de lo que esta
m
os
dispuestos a admitir, a nuestra
sociedad incapaz de organizar su
econo
m
ía al servicio de todos por
igual. Es el afán de posesión lo
que genera la desigualdad.
O
pulencia,
suntuosidad
,
ostenta
-
ción de lujo…. llegaron a cons
-
tituirse en distintivos del culto
eclesial. La riqueza engaña a la
I
glesia
,
porque justificándola y ne
-
cesitándola, lo que hace es alejar
-
se del Evangelio.
A
nivel
m
undial
,
a la mitad de la
población le corresponde una parte
insignificante del patri
m
onio total.
El fuerte aumento de la riqueza
privada en manos del diez por
ciento más rico de la población
i
m
plica la gradual desposesión
del resto de la humanidad.
En su Iglesia, hacen falta hombres y mujeres que
estén dispuestos a perdonar como Jesús
A Mateo se le ve preocupado por corregir los conflictos, disputas y enfrentamientos
que pueden surgir en la comunidad de los seguidores de Jesús. Probablemente está
escribiendo su evangelio en unos momentos en que, como se dice en su evangelio, «la
caridad de la mayoría se está enfriando» (Mateo 24,12).
Por eso concreta con mucho detalle cómo se ha de actuar para extirpar el mal del
interior de la comunidad, respetando siempre a las personas, buscando antes que nada
«la corrección a solas», acudiendo al diálogo con «testigos», haciendo intervenir a la
«comunidad» o separándose de quien puede hacer daño a los seguidores de Jesús.
Todo eso puede ser necesario, pero ¿cómo ha de actuar en concreto la persona
ofendida? ¿Qué ha de hacer el discípulo de Jesús que desea seguir sus pasos y
colaborar con él abriendo caminos al reino de Dios, el reino de la misericordia y la
justicia para todos?
Mateo no podía olvidar unas palabras de Jesús recogidas por un evangelio anterior al
suyo. No eran fáciles de entender, pero reflejaban lo que había en el corazón de Jesús.
Aunque hayan pasado veinte siglos, sus seguidores no hemos de rebajar su contenido.
¿No hay un límite para perdonar?
Pedro se acerca a Jesús. Como en otras ocasiones, lo hace representando al grupo de
seguidores: «Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar?, ¿hasta
siete veces?». Su pregunta no es mezquina, sino enormemente generosa. Le ha
escuchado a Jesús sus parábolas sobre la misericordia de Dios. Conoce su capacidad
de comprender, disculpar y perdonar. También él está dispuesto a perdonar «muchas
veces», pero ¿no hay un límite?
La respuesta de Jesús es contundente: «No te digo siete veces, sino hasta setenta
veces siete»: has de perdonar siempre, en todo momento, de manera incondicional. A
lo largo de los siglos se ha querido rebajar de muchas maneras lo dicho por Jesús:
«perdonar siempre, es perjudicial»; «da alicientes al ofensor»; «hay que exigirle
primero arrepentimiento». Todo esto parece muy razonable, pero oculta y desfigura lo
que pensaba y vivía Jesús.
Hay que volver a él. En su Iglesia hacen falta hombres y mujeres que estén dispuestos
a perdonar como él, introduciendo entre nosotros su gesto de perdón en toda su
gratuidad y grandeza. Es lo que mejor hace brillar en la Iglesia el rostro de Cristo.
C
C
C
a
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a
s
s
s
Hermano obispo,
Como tanta gente de nuestra comunidad política y de nuestra Iglesia, estamos
consternadas por su reciente homilía en Covadonga el día de Asturias.
Sonó como una bofetada en la cara de todas las autoridades presentes, especialmente del
presidente Barn, que estaba allí representando a todos los asturianos. Y era, usted
mismo lo dijo, el momento de reconocerse en Covadonga como “punto de partida
siempre… y abrazo festivo de la comunidad”. Es el momento -dijo usted al final- de “ir
al encuentro del otro para que lo mejor de él salte de alegría porque se siente acogido y
respetado, sin señalamiento ni linchamiento alguno”.
Pero no fue así. No fue una homilía para unir sino para dividir y señalar. Dibujó usted
un panorama desolador, para, a base de indirectas y en un lenguaje alambicado, decir
que “se violenta todo lo logrado”, se levantan muros y “se malbarata a capricho el
estado de derecho”.
Fue una mirada inmisericorde, unilateral, que solo adoptan los profetas de las
desgracias.
Nos ha dolido que no hubiera ni una sola alusión concreta a Asturias, ni a la Iglesia
asturiana, en un discurso abstracto que contraponía la reacción digna de una mujer
herida por la guerra de Ucrania con el desastre nacional. ¿Había que irse tan lejos para
encontrar ejemplos de coraje y fidelidad a los principios cristianos? No.
Luego, en pocas neas, arremete contra la agenda 2030, que deja de ser un acuerdo de
las Naciones Unidad hacia un horizonte de respeto al medio ambiente -a la Casa común
que dice el Papa Francisco- para ser pura ideología. Elimina así de un plumazo también
la encíclica del papa, la Laudato sí, cuando está a punto de publicarse la segunda parte,
y que ha sido reconocida mundialmente como una de las miradas más cidas sobre el
desastre medioambiental y las amenazas que conlleva. Contrapone usted la ecología con
el respeto a la vida, ¡qué contradicción! Es, simplemente, la ocasión de meterse con el
gobierno por el aborto y ley de eutanasia.
También de un plumazo se carga al feminismo; cita el testimonio de Irina, “no
manipulada en su condición femenina”, que no se deja arrastrar por tanto
“empoderamiento, postureo y tanta zafia mediocridad”.
Queremos decirle que muchas mujeres en la Iglesia somos feministas y agradecemos a
este movimiento las aportaciones que ha hecho y hace a la igualdad y la mejora de la
condición femenina y el progreso social. Y creemos que tenemos que tomar nota de ello
dentro de nuestra Iglesia.
Además, el hecho que ha puesto en pie de guerra no sólo al mundo femenino sino a
buena parte del mundo del deporte, el beso robado del presidente de la Federación
Española a Jennifer Hermoso al concluir el mundial femenino con el triunfo de la
selección española, es para usted “la leyenda del beso.” ¡Qué incapacidad para entender
las causas del malestar profundo expresado estos días, detrás del que hay tantos abusos
de poder y tanto comportamiento ilegítimo de los varones en el mundo del deporte! La
sensibilidad que se ha desarrollado hoy, también en tantos hombres, para dejar de
considerar normal los abusos sobre la mujer es un “signo de los tiempos” a leer con ojos
de creyente, y no una causa menor y risible.
Porque para el cristiano, Dios se manifiesta en la realidad, esaquí con nosotros, y es
un Dios encarnado al que podemos ver en los otros. La Iglesia tiene que revelarlo, y
anunciar en lo concreto la alegría del evangelio: que vivir por y para los demás nos hace
mejores, esa es la plenitud de amor que se nos anuncia y se nos pide. Vivir también en
comunión y respeto con la madre tierra, nuestra casa común.
T
ene
m
os un país con proble
m
as
,
sin duda
,
y actual
m
ente polarizado
,
pero repleto de buenas
actuaciones, de esfuerzos por mejorar la vida colectiva desde todos los ámbitos, también
desde el político, con todas sus deficiencias. Nos sentimos parte de ese esfuerzo y a él
queremos contribuir como cristianas. Reconociendo la buena nueva en nuestras vidas y
no reduciendo el evangelio a una ideología con la que golpear la cabeza del otro. España
-y Asturias- no es, “un albañal”, es decir, un lugar lleno de inmundicia, sino un proyecto
de convivencia y de trabajo colectivo para el bien común; siempre en construcción,
siempre difícil, pero también capaz de movilizar nuestras mejores energías para ello.
Critica usted la ideología e invoca la necesidad de conciliación. Pero no escapa usted de
ella. Y hace así un flaco servicio al bien común al humillar a las autoridades regionales,
presentando la imagen s repelente de una iglesia instalada en su papel de reñidora,
superiora moralmente, que invoca principios abstractos que siempre sirven para lo
mismo: disparar contra el gobierno. Deslegitimándolo, como se desprende de su
discurso, no ayuda usted a ninguna convivencia sino que alienta esos discursos de odio
que tienen detrás siglas políticas muy concretas. Usted no se distancia de la ideología,
adopta otra claramente para arremeter contra las autoridades en el momento en que
tiene la atención total de los medios.
Evidencia así un talante poco franciscano, un talante soberbio; nos gustaría que nuestro
obispo tuviera sin e
m
bargo una actitud de respeto, de reconoci
m
iento de lo logrado en la vida
colectiva
,
de cooperación y
m
ano tendida
. P
orque la denuncia profética, a la que también
se invita al cristiano
,
ha de estar basada en la realidad
,
no en una abstracción ideológica
,
y
ha de recla
m
ar la justicia y el bien co
m
ún
,
y no echar un
m
anto de crítica agria sobre todo
.
Los cristianos, en todo caso, no estamos fuera de la realidad lamentable que pretende
describir, sino dentro. Y el Evangelio, nuestra riqueza, no siempre lo anunciamos y lo
vivimos, no siempre somos coherentes; reconocer nuestras limitaciones con un talante
humilde es mejor carta de presentacn para llevar a la vida pública el principio esencial
del cristianismo: la caridad.
El amor es la ley que engloba a todas las demás, amor a nuestro prójimo como a
nosotros mismos: “la plenitud de la Ley es el amor”, nos decía precisamente una de las
lecturas de este domingo (Rom 13); el evangelio aludía, además, a la corrección fraterna
(Mt 18, 15-20). Y eso hacemos en esta carta, corregirlo fraternalmente en público, como
pública ha sido su homilía el día de la Santina.
E
n este
m
is
m
o portal habló alguien hace poco del
anticristianis
m
o
de
V
ox
. D
e entrada pediría
que nadie se escandalice por ese tipo de acusación
: Y
o
m
is
m
o escribí una vez a otro respecto
(
en el librito
D
espués de
D
ios
)
un capítulo titulado
C
atolicis
m
o no cristiano
”. Y vale la pena
recordar que, en la primitiva polémica católico-protestante, ambos acusaban al otro de
deformar el cristianismo: los unos por reducirlo tanto que lo privaban de muchos elementos
cristianos
;
los otros por ampliarlo tanto que le añadían mil cosas no cristianas. De modo que
se dijo que lo que separaba a a
m
bos eralo una
y
:
donde los protestantes dean
lo esto
”,
los católicos replicaban “esto y lo otro” (y el ejemplo de fe o fe y obras no es el único).
Quizá pueda contribuir a explicar un poco esa acusación tan dura a nuestras derechas, la
siguiente tesis de la que me siento muy convencido:
todas esas derechas extremas, tanto de
Francia como de España y que tanto presumen de católicas
,
son en realidad un resto de
jansenismo
. Esto quisiera explicar aquí.
El jansenismo es una herejía del s. XVIII que tuvo un increíble poder en la Iglesia
. Aunque
el nombre viene del obispo belga Cornelio Jansenio (latinización de Janssens), este murió
antes de que estallara el conflicto. De modo que el verdadero padre del jansenismo sería
más bien el abad francés de Saint Cyran, discípulo del anterior.
La enseñanza de Jansenio era un agustinismo exagerado y deforme. Afirmaba haber leído
más de cinco veces a san Agustín (yo sólo puedo presumir de haber leído una vez la obra de
Jansenio:
Augustinus
; y bastante me costó). Y sostenía que las últimas obras de Agustín son
las que reflejan mejor su pensamiento, como fruto de su madurez. Pero el hecho es que, ya
en el s. V, esas obras últimas de Agustín habían creado muchos problemas en las iglesias
nacientes de entonces: se las consideraba como hijas de un hombre ya anciano y pesimista,
derrotado por la catástrofe histórica de sus últimos años. En realidad,
Agustín es un genio
hablando de la gracia y a veces roza la herejía cuando habla del pecado
: no logró liberarse
plenamente de toda la experiencia negativa de su vida anterior.
S
i hubiese que resu
m
ir aquí el contenido del jansenis
m
o diría que
es un enor
m
e fervor religioso
ante un Dios que no es el Dios de Jesús
.
Por eso no es un Dios de todos sino una especie de
“propiedad privada” de aquellos que dicen creer en Él y servirle
. Agustín calificaba a la
humanidad como “una multitud condenada” (“
massa damnata
”). Y Dios es, por supuesto,
justo y misericordioso; pero su misericordia es para salvar sólo a los que le sirven y su
justicia para condenar a todos los demás. Ante ese Dios sin corazón fue como surgieron en
aquellos días devociones al “corazón de Jesús”, o religiosas “del sagrado corazón” etc.
E
ste
m
odo de ver daba a los jansenistas un gran senti
m
iento inconsciente de superioridad
,
que
les per
m
ite despreciar a los que no son co
m
o ellos
. Y
es i
m
portante subrayar otra vez el papel
que juega aquí la ausencia de
J
esús
:
nos he
m
os acostu
m
brado a hablar de un
“C
risto
sin
J
esús
,
una especie de uncn divina sin rostro, y que sirve para absolutizar a todos los que lo invocan
,
sin necesidad de seguirle a fondo
. L
os jansenistas nunca aceptarían aquel precepto de Jes
:
a
m
ad
a vuestros enemigos para que seáis hijos de vuestro Padre”. A lo más, intentarían amar al
enemigo personal del propio bando. La gracia divina es entonces una especie de privilegio
antifraterno que no conduce al “olvido de sí” sino al olvido (o desprecio) de los demás.
Eran conservadores en lo político
: partidarios de las regalías (o privilegios del monarca),
contrarios a la independencia de las colonias sudamericanas… Pero, sobre todo, atacaron
muy duramente los procedimientos misioneros inculturadores en China e India, que estaban
teniendo un éxito enorme y que los jansenistas consiguieron abortar: si un misionero
escribía que China era “un pueblo muy bendecido por Dios” le acusaban de negar al Dios
verdadero. Y si en la India suprimían el rito de la sal en los bautizos, los acusaban de
infieles a la Iglesia. Sólo 200 años después, Pío XII reconoció que los misioneros tenían
razón, y el cardenal Tisserant confesó que aquellos fueron “los días más tristes en la
historia de las misiones”.
Si hoy China e India no son mucho más cristianas, eso se debe en
muy buena parte a los jansenistas
.
Por otro lado es innegable que, en los inicios hubo, tanto en Janssens como en Saint Cyran,
un intenso deseo de renovación de la Iglesia que fue llevando a los jansenistas a un enorme
poder en la curia romana y a unos procedimientos no precisamente transparentes. Es
conocida la frase que corrió ya entonces sobre las monjas de Port-Royal:
puras como
ángeles y soberbias como demonios
”; y que parece un remedo de la actitud de Jesús ante los
fariseos, que eran cumplidores de la ley como santos, y enemigos de los des como
demonios. Porque esas mismas monjas tan puras, cuando les pidieron que aceptaran el
primer texto de Roma contra algunas afirmaciones jansenistas, se negaron a firmar
alegando que ellas eran unas pobres ignorantes que no sabían nada de teología, y que no
podían firmar una cosa que no entendían
T
ras esta rápida presentación
,
m
e atrevo a pedir a
m
uchos políticos sedicentes católicos
(
y a
algunos obispos
)
de hoy en día
,
que
m
iren si algo de lo dicho puede ayudarles a pregun-
tarse si creen efectivamente en el
D
ios revelado por
J
esucristo o en el
D
ios de la religiosidad
hu
m
ana
:
si creen que
D
ios es un
D
ios de todos
,
que sólo
É
l conoce la bondad o
m
aldad de nuestros
corazones
,
que el a
m
or al próji
m
o
(
aunque no sea de
m
i partido
)
es el resu
m
en de toda la
m
oral
cristiana, y que Jesús, que intentó hablar y actuar siempre para transparentar a Dios, fue
acusado de blasfemo y amotinador. El hecho de que un obispo (¡norteamericano!) escriba
una carta pastoral contra algunas reformas de Francisco y termine proclamando: “seamos
descaradamente católicos”, significa en realidad: “seamos sectariamente católicos”. Y ya
sabemos que secta significa parcialidad y lo católico significa universalidad.
T
a
m
bién es fácil co
m
prender que los jansenistas de hoy sean necesaria
m
ente ene
m
igos arri
m
os
de
F
rancisco
. Y
aquí vendrá bien recordar que una de las vícti
m
as del pri
m
er jansenismo fue
san
V
icente de
P
aul
,
a quien acusaban porque auxiliaba a los re
m
eros de las galeras en vez de
bautizarlos (sin caer en la cuenta de que Jesús curaba muchas veces de esa misma manera).
Por eso quizá sea bueno recordar a todos los que hoy se sienten víctimas de obispos
“jansenistas”, que la paciencia de Vicente de Paul perdura hoy en día como ejemplar y
canonizada. Mientras que de sus acusadores nadie se acuerda: porque es con esa paciencia
difícil, y a veces mártir, como se ganan muchas batallas, en la historia y en la vida cristiana.
N.B. Una ampliación de lo aquí dicho, con citas directas de los jansenistas, puede verse en
el capítulo 4, (pgs. 289-332) de Plenitud humana. Reflexiones sobre la bondad.
1.- Del 15 al 17 de septiembre de 2023 hemos celebrado el 42 Congreso de
Teología sobre el tema “¿Qué democracia? ¿Qué cristianismo? Caminos
para la paz” con la participación de congresistas de diferentes países y
continentes y de conferenciantes de África, América Latina y Europa en un
clima de diálogo intercultural e interdisciplinar y desde una perspectiva
feminista.
2.- Hemos hecho un análisis crítico de las amenazas a las que se ve sometida
la democracia y comprobado que la política contemporánea se ha vuelto
imprevisible, caótica y, en buena medida, incomprensible. Vivimos en
medio de un desorden político y de un individualismo neoliberal. En los
últimos quince años se han producido sucesos que en otras épocas habrían
sido inconcebibles: el Brexit, la elección de Trump y de Bolsonaro, el auge
de la extrema derecha, la crisis de los partidos socialdemócratas, la
polarización política, la alta volatilidad social y una fuerte preocupación por
el futuro. La crisis de la democracia es parte de la falta de confianza en los
mecanismos de intermediación social.
3.- La democracia contemporánea se ha constituido sobre la exclusión de las
mujeres. Casi tres siglos han sido necesarios para que, en algunas partes del
planeta, las mujeres tuviesen acceso a la ciudadanía. Sin embargo, estas
conquistas de derechos coexisten con realidades sociales que deslegitiman la
democracia: la violencia patriarcal, la feminización de la pobreza y la falta
de respeto social a las mujeres, junto a nuevas formas de mercantilización
de sus cuerpos. Todo ello da como resultado una democracia incompleta y
defectuosa. Hemos observado, asimismo, la fuerza cada vez mayor de los
movimientos feministas, que resisten al patriarcado y luchan contra todo
tipo de discriminación.
4.- Nuestra mirada se ha dirigido a África, un continente rico, pero poblado
por mayorías populares pobres. La democracia occidental ha generado allí
inestabilidad democrática y producido una relación adúltero-incestuosa
entre las iglesias cristianas y el sistema colonial. Occidente se ha
relacionado con África de tres maneras: debilitándola, aterrorizándola y
apropiándose de sus riquezas, y ello “con la bendición apostólica”. En el
nuevo escenario global. África puede y debe contribuir a la construcción de
una democracia integradora de la pluralidad cultural y religiosa. Es
necesario pasar de un cristianismo invasor a un cristianismo descolonizador.
Una aportación del África negra a la democracia es la filosofía ubuntu, cuyo
principio es “Yo soy porque tú eres”.
5.- Hemos analizado críticamente y con mirada feminista la relación entre
cristianismo y democracia en América Latina, así como las condiciones para
que los regímenes políticos de ese continente puedan avanzar hacia una
verdadera democracia que integre realmente a todas las poblaciones. Las
relaciones entre justicia, paz y democracia deben ubicarse en el paradigma
de la no violencia y la perspectiva de género
6.- El cristianismo a nivel global está hoy amenazado por organizaciones
religiosas fundamentalistas que fomentan discursos de odio y son contrarias
a los valores del cristianismo originario. A su vez se encuentran en alianza
con la extrema derecha y cuentan con el apoyo de importantes sectores de la
jerarquía católica, que se convierten con frecuencia en sus portavoces. La
esperanza está en que existen también colectivos que practican la
solidaridad con las personas vulnerables, las clases sociales empobrecidas y
los pueblos oprimidos.
7.- Hemos comprobado que la Iglesia católica es de corte monárquico y
patriarcal. Frena la democracia y la práctica igualitaria en su seno. El
feminismo y la teología feminista son instancias críticas de la Iglesia y de
los Estados democráticos ante sus excesos y abusos y ofrecen propuestas
relevantes para toda la humanidad y el planeta. Afirma Célia Amorós:
“cuando se quiere la democracia, se quiere el feminismo”. Nosotros
decimos: cuando se quiere un cristianismo igualitario necesitamos del
feminismo y de la teología feminista para conseguirlo.
8.- Nos comprometemos a continuar la tarea de reconstruir, desde los
márgenes, una democracia y un cristianismo en dirección a la utopía de Otro
Mundo Posible, justo, fraterno-sororal y eco-humano. Terminamos con el
poema de Pedro Casaldáliga, que nos acompañó y participó en nuestro
congreso desde el principio: “Es tarde, pero es nuestra hora […]; es tarde,
pero es todo el tiempo que tenemos a mano para hacer futuro”.
17 de septiembre de 2023