Tres años de
boletín
C
on el anterior nú
m
ero de este
boletín
de la co
m
pletába
m
os tres años de
publicación de este
m
odesto órgano de expresión de nuestro
m
odesto colectivo de
C
ristianos
de
B
ase
. E
s una ocasión apropiada para recordar que su publicación es muy relacionada con lo
que son y la finalidad que tienen las co
m
unidades cristianas populares o de base
. Y
a indica
m
os
,
en alguna ocasión
,
que no pretende
m
os sustituir a las parroquias
,
ni co
m
petir con ellas
. D
e
hecho
,
los
m
ie
m
bros de nuestro colectivo solemos participar en el culto parroquial
,
o
m
ás exacta-
m
ente
,
en vez de
participar
debiéra
m
os decir
asistir
”,
pues participación
,
lo que se dice parti-
cipación
,
la Iglesia institucional no contempla ninguna para el personal laico.
E
n efecto
,
nuestras co
m
unidades de
I
glesia de base intentan superar en su funciona
m
iento
,
pero sobre todo en la finalidad que persiguen, las insuficiencias y carencias del aparato ins-
titucional de la Iglesia. Como decíamos en uno de los números de este boletín, en tanto las
parroquias funcionen como funcionan se hacen necesarios grupos como el nuestro si quere-
mos hacer algo parecido a lo que Jesús espera de sus seguidores, pero sobre todo se hace
necesario que lo que somos y significamos en la Iglesia y en la sociedad sea conocido en la
Iglesia y en la sociedad. Esa es la función del boletín.
A
l igual que las teologías
,
las for
m
as de funciona
m
iento eclesial no son indiferentes
. E
n reali-
dad
,
dets de la for
m
a eclesial de funcionar hay una teología subyacente
. E
l proble
m
a que ve
m
os
en el culto de la
I
glesia institucional es precisa
m
ente eso
,
que es puro culto
. E
l culto que la
I
glesia
fo
m
enta se centra en
devoción
,
oración
,
adoración
E
ntendemos que el segui
m
iento que Jesús
nos pide es otra cosa. El Mesías Jesús no vino para establecer forma(s) de culto.
D
evoción
, o
ración y adoración ya existía bastante
,
de
m
asiado
,
en el te
m
plo de
J
erusalén antes
de que
J
esús naciera
. Y
lo mismo había también en los templos paganos, y además de forma
parecida. En todos los templos se quemaba incienso, se sacrificaban reses de forma similar,
se recitaban oraciones
,
se cantaban sal
m
os
… S
i eso es lo que co
m
place a
D
ios, no hacía falta
que enviase a ningún mesías. El Mesías Jesús vino para establecer otra cosa. Otra cosa que,
al parecer, la Iglesia institucional no quiere transmitir, pero que los grupos de Cristianos de
Base queremos recordar y recordárselo a otros. Es el mandato de Jesús: ser sal de la tierra y
luz de mundo, proclamar su mensaje, y si la Iglesia institucional quiere olvidarlo y lo mar-
gina, nosotros queremos recordarlo y publicarlo. Esa es la función del boletín.
E
l aparato eclesial no está
m
ostrando al
m
undo el rostro de
C
risto
L
ibertador
,
está secues-
trando su mensaje. A lo largo de los tres años de la publicación de nuestro boletín hemos
insistido en que los cristianos practicantes están siendo dirigidos a que vivan su religiosidad
como una práctica devocional, cultual; es un rebaño que está siendo conducido por sendas
extraviadas por unos pastores que traicionan su misión.
El precepto eclesial del culto dominical se formula como “oir” misa entera todos los do-
mingos y fiestas de guardar. Lo de “oir” deja claro que a los asistentes laicos se les reduce a
la condición de “oyentes”. En el culto eclesial, litúrgico, tiene la palabra sólo el “magis-
terio” eclesial. Se trata de una práctica cultual basada en los conceptos de devoción,
oración, adoración. Veamos un ejemplo concreto de una parroquia que puede ser bastante
típico de lo que es el culto católico en nuestro entorno
. Q
uienes asisti
m
os a la celebración
do
m
inical en ese te
m
plo
,
últimamente nos encontramos con el tipo de culto que a conti-
nuación se describe. La misa empieza con el siguiente canto de entrada:
B
oletín nú
m
. 57
- 16 de febrero de 2024
HEMOS VENIDO A ESTE LUGAR JUNTOS EN TU NOMBRE A ADORAR
HEMOS VENIDO A ESTE LUGAR JUNTOS EN TU NOMBRE A ADORAR
HEMOS VENIDO A ESTE LUGAR JUNTOS EN TU NOMBRE A ADORARLE A ÉL
VEN Y ARALE, SACERDOCIO REAL
VEN Y ARALE, PUEBLO SANTO
ADORA A CRISTO, NUESTRO REDENTOR
Y PRECIOSO REY DE GLORIA
LAS MANOS ALTAS LEVANTAD GLORIFICAR SU NOMBRE Y ADORAR…
Qué decepción, y qué confusión para quienes habíamos acudido con el deseo de reunirnos
con los seguidores de Jesús de Nazaret, según su mandato, para recordarle. Pensábamos que
recordarle era recordar su llamada a seguirle, para hacer lo que él hacía, para realizar su
proyecto de trabajar por el Reino de Dios. Pero en el culto que vemos allí nadie recuerda su
llamada, el seguimiento que pide, su proyecto del Reino… Allí sólo se trata de adorar y
glorificar. Jesús nunca pidió a nadie que le adorase, pidió que se le siguiese. Esa liturgia no
es inocente, subyace en ella la intencionalidad de que se olvide el trabajo por el proyecto de
Jesús y se le sustituya por
devoción
,
oración
,
y
adoración
.
El resto de la celebración era del mismo tenor. Otro de los cantos dice:
YO NO SOY NADA Y DEL POLVO NACÍ. PERO TÚ ME AMAS Y MORISTE POR MÍ
ANTE LA CRUZ LO PUEDO EXCLAMAR: TUYO SOY, TUYO SOY.
TOMA MIS MANOS, TE PIDO; TOMA MIS LABIOS TE AMO.
TOMA MI VIDA, OH PADRE, TUYO SOY, TUYO SOY
CUANDO DE RODILLAS YO TE MIRO JESÚS, VEO TU GRANDEZA Y MI PEQUEÑEZ
QUE PUEDO DARTE YO, SÓLO MI SER: TUYO SOY, TUYO SOY.
O sea, más culto descomprometido: alabanza, adoración… Por ninguna parte aparece la lla-
mada de Jesús a seguirle y la misión que nos encarga. Se trata sólo de una relación personal
con él (TÚ ME AMAS), (TUYO SOY)… El prójimo no aparece por ninguna parte. Sin
embargo Jesús dejó claro que lo que hiciéramos por los demás, bueno o malo, es como si se
lo hiciéramos a él. Pero en este culto alienante los demás, el prójimo, no aparecen por
ninguna parte. Se trata precisamente de eso, de fomentar el individualismo para no compro-
meterse en la construcción del Reino.
Todos los elementos de la liturgia de la celebración parecen haber sido escogidos adrede
para fomentar el individualismo, la relación personal con el cielo, olvidándose del prójimo
y sus necesidades, olvidándose de los problemas del mundo y de lo que Dios quiere que
hagamos para remediarlos. El canto final de la celebración es otra perla de ese tipo:
HOY TE QUIERO CANTAR, HOY TE QUIERO REZAR, MADRE MÍA DEL CIELO
SI EN MI ALMA HAY DOLOR, BUSCO APOYO EN TU AMOR
Y HALLO EN TI MI CONSUELO
HOY TE QUIERO CANTAR, HOY TE QUIERO REZAR, MI PLEGARIA ES CANCIÓN
YO TE QUIERO OFRECER LO MÁS BELLO Y MEJOR QUE HAY EN MI CORAN
POR QUE TIENES A DIOS, PORQUE TIENES A DIOS, MADRE TODO LO PUEDES
SOY TU HIJO TAMBIÉN, SOY TU HIJO TAMBIÉN Y POR ESO ME QUIERES
D
igámoslo claro
,
si
D
ios quisiese que la relación con
É
l fuese de ese tipo, unipersonal, no haría
falta acudir a ningún templo
. E
se tipo de oraciones lo puede hacer uno
m
is
m
o privadamente.
S
e supone que la
C
elebración
E
ucastica es co
m
unitaria
,
y por lo tanto debe tener un contenido
de co
m
unidad
,
de asa
m
blea
. L
a religiosidad bien entendida es la que tiene co
m
o finalidad el bien
de las personas
,
la ar
m
onía en la co
m
unidad hu
m
ana
,
la que fo
m
enta actitudes y actividades en favor
de los otros (
a
m
a al próji
m
o co
m
o a ti
m
is
m
o
)
,
no la que se vuelca en una relación personal
,
privada
,
del ho
m
bre con
D
ios:
. L
o
m
ás i
m
portante es extraer del texto evangélico la enseñanza
que aporta, algo cuya falta se está percibiendo en bastantes
m
isas parroquiales
. L
a utilidad
de las asa
m
bleas co
m
unitarias es que nos per
m
itan ver y juzgar esas cuestiones
;
ver y juzgar para
actuar
,
algo que a los do
m
inadores del siste
m
a no les interesa que se i
m
plique la gente.
Una Celebración Eucarística que no sirve para recordarnos nuestra misión de construir en el
mundo el Reino de Dios, no sirve para nada. El trabajo por la construcción de ese Reino
implica enfrentarse a los poderes que se le oponen, al injusto sistema dominante. Jesús y los
profetas, así como muchas figuras de la Teología de la Liberación pagaron con su vida el
enfrentamiento contra ese sistema. Pero la Iglesia institucional está en otra onda: se alió
con ese poder e incluso forma parte de él, traiciona el Evangelio, no aspira al Reino
de Dios sino al reino de este mundo.
E
n las celebraciones litúrgicas
,
entre tanta adoracn, tanto
“G
loria a
D
ios en las alturas
”,
tanto
C
redo
,
tanto
Santo, S
anto
, S
anto
apenas queda tiempo para estudiar el
E
vangelio y
extraer enseñanza de él
. S
ólo la lectura pida de un pasaje y la explicación a cargo del
celebrante
,
que la hace a su
m
anera
,
procurando que la interpretacn que da no colisione
en absoluto con los intereses de las clases do
m
inantes
. N
o ha lugar a opiniones de los
asistentes
,
ni siquiera a que pregunten si no han entendido algo
(
cosa bastante frecuente
)
o si no lo han oído siquiera
(
cosa también muy frecuente). Es que no se trata de una
asamblea sino de un rito, y los ritos no se interrumpen.
E
n nuestras reuniones de
C
ristianos de
B
ase
,
que sí son asambleas y no ritos litúrgicos,
to
m
a
m
os conciencia de esta proble
m
ática con nuestros debates y con el estudio de las obras
de teólogos co
m
petentes
. ¿C
ómo hacer llegar esa enseñanza al público en general?
C
on
nuestro bolen lo intenta
m
os
,
pero nos encontra
m
os con el
m
is
m
o proble
m
a que se encon
-
tró Jesús con
N
icodemo
. P
ara entender lo que se pretende decir con esto quizá sea con
-
veniente leer el arculo
:
E
l síndrome de
N
icode
m
o
, que publica
m
os en uno de los
m
eros
del boletín
. P
uede verse en la dirección de Internet:
http://188.171.161.205/~faustino/foroggl/articulos/hejmo/sn.html
N
icodemo era un pobre hombre al que le costaba asumir la enseñanza de Jesús porque
estaba muy influido por la formación religiosa judía que había recibido durante toda
su vida. De ese tipo de casos Jesús decía que era preciso nacer de nuevo, es decir,
liberarse del peso de tradiciones y costu
m
bres arraigadas
. E
n
m
ayor o
m
enor
m
edida
,
todos
so
m
os unos pobres
N
icode
m
os
. L
as iglesias cristianas
,
ta
m
bién la nuestra
,
son
m
áquinas
de fabricar
N
icodemos
,
exactamente co
m
o el judaísmo y cualquier otra religión
. E
n nuestro
caso, vemos lo difícil que es ir librándose de la morralla que se le pegó al cristianismo
a lo largo de los 20 siglos que pasaron desde que Jesús impartió su enseñanza.
A
es que
,
segura
m
ente
,
algunos lectores de este escrito se escandalicen de la crítica que
hace
m
os de la liturgia de la
m
isa y de los cantos que transcribi
m
os
m
ás arriba
. E
s que se
trata del tipo de religiosidad en el que fueron educados desde pequeños;
no ven
,
no pueden
ver
nada raro en eso
. E
se es el proble
m
a: hay que
nacer de nuevo
,
aprender de nuevo
.
L
a
I
glesia institucional no fo
m
enta la lectura y estudio del
E
vangelio y otros textos de
la
B
iblia
. T
al estudio serviría para que nos percatáse
m
os del enor
m
e divorcio que exis-
te entre lo que
J
esús enseñaba y el tipo de religiosidad que esa
I
glesia fo
m
enta
. E
l es-
tudio de la historia ta
m
bién serviría para ver
m
o la institución eclesial se fue confor-
m
ando a los siste
m
as de do
m
inación
. A
l igual que Jesús, no intentamos destruir nada
sino perfeccionar lo que hay. En esa tarea nos servi
m
os de los instru
m
entos de los que
dispone
m
os
,
co
m
o el
boletín
. E
n la
m
edida en que sea útil merece ser difundido. Tarea
difícil, pero ineludible. Como decía Pablo: Ay de mí, si no evangelizase.
LA CENTRALIDAD DEL AMOR
AL PRÓJIMO
E
l
E
vangelio antepone el bien de los de
m
ás al de uno
m
is-
m
o
;
quien quiera seguir a
J
esús ha de vivir el
E
vangelio con
plena conciencia de lo que significa.
V
ea
m
os lo que, sobre
esto, nos dicen tres parábolas evangélicas.
L
a parábola del buen sa
m
aritano se suele interpretar co
m
o
una exhortación para amar al prójimo. Pero su contenido
central y deter
m
inante es que
nuestro próji
mo no es el que
nos propone la religión, porque para los profesionales de
la Religión (el sacerdote y el levita), el prójimo no es el
ser humano, aunque esté agonizando (como la víctima de
unos bandidos) en la cuneta de un camino. Los profe-
sionales de la Religión hicieron la vista gorda ante el
sufri
m
iento hu
m
ano
;
para ellos
,
era
m
ás i
m
portante la pureza
religiosa que el sufri
m
iento de una vícti
m
a hu
m
ana
. L
o con
-
trario pensaba y sentía un samaritano, un hereje, a juicio
de los judíos. Lo primero en la vida no es someterse a la
Religión, sino remediar el sufrimiento humano.
L
a parábola del rico epulón y el pobre
L
ázaro no es la his
-
toria de dos hombres. Es el contraste brutal y odioso de
la riqueza junto a la pobreza. Luego viene el desenlace
final que le espera a la riqueza y a la pobreza
. U
n desenlace
que no pretende explicar como son el cielo y el infierno,
porque lo que está
m
ás allá de la
m
uerte
,
está en el á
m
bito
de la trascendencia. Y lo que nos trasciende, no está a
nuestro alcance ni lo pode
m
os conocer
. L
o que nos dice el
E
vangelio es que la
desigualdad cruel y criminal
que exis
-
te en este
m
undo no tiene solución
si no escuchan a los pro
-
fetas
,
que, para los cristianos, se reduce y se condensa en
seguir a Jesus y vivir lo que nos dice el Evangelio.
La riqueza seduce hasta tal extremo que hace insensible a
quien la disfruta, por s que en la puerta de su casa
tenga constantemente al mendigo más desamparado que
podamos imaginar. Esto es lo más grave y preocupante
que produce la riqueza.
La enseñanza de la parábola del
buen samaritano es que lo pri-
mero en
la vida no es someterse
a la Religión, sino remediar el
sufrimiento humano.
La parábola del rico epulón y
el pobre Lázaro es el contraste
brutal y odioso de la riqueza
junto a la pobreza.
La riqueza seduce hasta tal ex-
tre
m
o que hace insensible a quien
la disfruta, por más que en la
puerta de su casa tenga cons-
tante
m
ente al
m
endigo mas des-
a
m
parado que poda
m
os i
m
agi
-
nar
. E
sto es lo
m
ás grave y preo
-
cupante que produce la riqueza.
L
a pabola del
B
anquete del
R
ein
o m
uestra mo enjuicia
J
esús el proble
m
a de la riqueza
. L
a co
m
ida
-
banquete era
,
en
la antigüedad
,
una institucn social que
m
arcaba la i
m
por
-
tancia de los invitados y las costu
m
bres que determinaban la
vida y el nivel social de los co
m
ensales
. P
or eso
,
se co
m
-
prende que
J
esús lo eligiera para expresar su enseñanza so-
bre riqueza y pobreza.
La ensanza es que es imposible comprender y vivir, desde
la riqueza
,
lo que representa y exige el
E
vangelio
. E
s decir
,
en
el banquete del
R
eino de
D
ios la riqueza no entra
, m
ientras
que la pobreza
,
representada en los
m
endigos
m
ás desgracia-
dos y vagabundos
,
es la que disfruta y representa la satisfac-
cn y la dignidad de los que entran en el Reino.
E
n la pabola del banquete
,
los a
m
igos del rey
,
que or-
ganizó la fiesta
,
dejaron patente que no eran verdaderos a
m
i
-
gos, porque les interesaban más sus negocios y riquezas que
participar en la fiesta
. A
plicando la pabola
,
no a la a
m
is-
tad
,
sino a la religiosidad
,
ve
m
os que
,
frecuente
m
ente
,
pre-
tende
m
os justificar la riqueza echando
m
ano de nuestra reli-
giosidad
,
nuestra piedad y nuestras devociones
,
los deberes y
obligaciones que i
m
pone la institución a la que pertenece-
m
os
...
cae
m
os en la tra
m
pa tranquilizante de nuestras pieda-
des
,
devociones y fidelidades a la
R
eligión
,
no al
E
vangelio.
U
na enseñanza de
J
es
m
ás fuerte y elocuente sobre el tra-
ta
m
iento de la riqueza y la pobreza en el
E
vangelio es lo que
se refiere al juicio definitivo y universal que Dios hará de la
humanidad. En este relato del juicio definitivo de Dios, lo
central es que se nos dice en qué consiste el compendio de
la doctrina y de las exigencias de todo el Evangelio.
T
odo se condensa en una respuesta
: A D
ios sola
m
ente se le
encuentra aliviando el sufri
m
iento de los de
m
ás
. E
l indigente
es el lugar de
D
ios en el
m
undo
. E
l
E
vangelio es elocuente y
transparente
. A D
ios se le encuentra re
m
ediando el ha
m
bre
,
la sed
,
acogiendo al forastero
,
ayudando al que no tiene ropa
que ponerse
,
aco
m
pañando al enfer
m
o
,
al que está en lar-
cel
...
o sea
, D
ios es donde hay pobreza
, m
iseria
,
necesidad
apre
m
iante
,
soledad
,
desa
m
paro
,
privacn de libertad
...
E
l
a
m
or a
D
ios no puede expresarse nada
m
ás que en el a
m
or
al próji
m
o
,
tanto
m
ás cuanto
m
ás indigente es el prójimo.
P
ero
D
ios no está al donde habiendo seres hu
m
anos sopor-
tando todo eso y sin esperanzas
,
hay quienes lo tienen todo
y acu
m
ulan cada día
m
ás
,
acumulando riquezas sabiendo que
m
ás de la
m
itad de la hu
m
anidad carece de lo indispensable
.
A
sí es
D
ios
. Q
uienes vivi
m
os donde abunda la riqueza
,
por
m
u
-
cha fe que creamos tener
,
vivi
m
os en un engo que nos in-
capacita para ver que sólo con nuestra religiosidad
,
nuestros
rezos
encontra
m
os a
D
ios
.
La enseñanza de la parábola del
“Banquete del Reino” es que en
él la riqueza no entra, mientras
que la pobreza
,
representada por
los mendigos más desgraciados
es la que disfruta y representa
la satisfacción y la dignidad de
los que entran en el Reino.
F
recuente
m
ente
, quer
e
m
os justifi
-
car la riqueza echando mano de
nuestra religiosidad, y nuestras
devociones
,
los deberes i
m
pone
la Religión, no el Evangelio.
En el relato del juicio definiti-
vo de
D
ios
,
e
l E
vangelio es elo-
cuente y transparente enseñando
que a
D
ios se le encuentra re
m
e-
diando el ha
m
bre
,
la sed
,
aco-
giendo al forastero
,
ayudando al
que no tiene ropa que ponerse
,
aco
m
pañando al enfer
m
o
,
al que
está en la cárcel...
Lo importante ¿ser sacerdote o ser bautizado?
Por Martín Valmaseda
En un folleto anterior hablamos de cómo, en el camino de la vida, para quienes nos marca
ese camino los actos y palabras de Jesús de Nazaret, esa vida del fiel judío que a Yahvé,
Dios, le llamaba papá, (abbá) y a todos los seres humanos les trataba de hermanos, pero se
enfrentaba con los sacerdotes y los sabios de la religión, aunque no tenía inconveniente en
comer con ellos, y de paso cantarles las verdades.
A
l final fueron los sacerdotes quienes con el conjunto de autoridades del sanedrín le juzgaron
y ter
m
inaron grindole
:»¡E
s reo de
m
uerte
B
ueno pues hoy los seguidores de Jes nos da
m
os
golpes de pecho y decimos que Jesús «murió por nuestros pecados», sin leer los evangelios
atenta
m
ente y ver que el
«
reo de
m
uerte
»
condenado por los sacerdotes y el
«
iras a la cruz
»
de
las fuerzas ro
m
anas de ocupación
,
fueron quienes lo llevaron al calvario
. S
eguire
m
os nosotros
teniendo pecados, pero a cada uno lo suyo. Nuestros pecados no lo llevaron a la cruz.
L
os pri
m
eros que se juntaron en
m
e
m
oria suya a co
m
er co
m
o él les había dicho
m
ientras
partía el pan y repartía el vino: «hagan esto en memora mía». Siguieron haciéndolo lo
primeros días de la semana, los «díes dominica», los domingos que decimos hoy.
En los tres primeros siglos de los seguidores del camino de Jesús no existía la obsesión por
la «misa y comunión diaria». No se confundía la calidad con la cantidad.
E
l seguidor del ca
m
ino de Jes no era el que asisa a
m
uchas
«
fraccn del pan
»
que era lo que
hoy lla
m
amos
m
isa
. L
o i
m
portante era lo que nos dice Jesús en evangelio de
M
ateo: «venid
benditos de mi padre porque tuve hambre y me disteis de comer… estaba desnudo… sin
casa… emigrante…sin trabajo… cuando lo hicisteis en la pobre gente lo hicisteis conmigo»
P
ero ahí llegó el juego de
m
agia de los cristianos que e
m
pezó en el siglo
IV: E
s
m
ás fácil y
m
odo ir a
m
isa todos los do
m
ingos o todos los días
que salir a la calle e infor
m
arse de lo
que necesita la gente con ha
m
bre
,
sin techo
,
sin trabajo
,
rechazada de cualquier ps.
Para fortalecer esa situación se inventaron los clérigos, los seminarios, los sacerdotes y
obispos que en nombre del laico trabajador Jesús de Nazaret, se vistieron con trajes y
gorros especiales y luego le llamaron al pobre Jesús «sumo y eterno sacerdote» ¡hala! ¿Qué
habré hecho yo para que me llamen eso? Dirá Él.
E
l pobre papa
F
rancisco ha e
m
pezado el ataque al clericalis
m
o
,
pero desps del siglo
IV
al
XXI
lo tiene que estar pasando
m
uy
m
al
,
para volver a las raíces del olivo
,
el ca
m
ino que plantó Jesús.
Los que somos clérigos y ahora de mayorcitos nos damos cuenta del camino que
empezamos, sin sentir, cuando nos bautizaron. Ahora (¡a buenas horas!) nos convencemos
de que podemos elevarnos al estado de cristianos bautizados, más importante que el de
clérigos ordenados (o desordenados).
Como que tenemos que dar la vuelta a la tortilla y estar listos para servir no para ser
servidos, como ese laico Jesús de Nazaret.
El que empezó el camino.
«
Vino porque su corazón de Dios ya no podía s
y, sin dejar de ser quién era, tomó
un corazón humano» (Agustí Altisent).
L
os cristianos
,
co
m
o seguidores de Jesús
,
no pueden ya creer
,
conte
m
plar y experi
m
en-
tar a su Padre más que como un Dios encarnado.
Y encarnarse supone todo lo contrario
a irrealidad, otro mundo, más allá. En-carnarse significa que el Misterio de toda la vida
que nos rodea, se vuelve epifanía en-la-carne, en la carne de la persona del Jesús histórico,
en la de todos los seres humanos desde el principio de la creación, en la naturaleza que nos
rodea, en el universo del que formamos parte. Descendemos de las estrellas, que contienen
el gen de la Vida, somos tierra amorosa, polvo enamorado y encarnado.
Cada hombre o mujer posee unas cualidades, unos carismas
que pueden conservar
codiciosamente para su propio bienestar, o hacerlos que fructifiquen, se desarrollen y
multipliquen en la entrega al otro, que es donde se logra la plenitud de la persona,
haciendo crecer a quien se da y a quien recibe y, a la vez, devuelve su agradecimiento
desde su propia realidad y cualidades.
Hemos creído que a Dios le podemos encontrar solo en la oración
personal o junto al
tabernáculo de la iglesia. Y estos son grandes medios, pero solo para encontrar fuerza y
salir a buscar su rostro. El Dios encarnado no está en las piedras, ni en las tradiciones, ni
en las leyes, ni en las liturgias.
A
l
D
ios vivo y verdadero, solo le encontraremos donde le encontró Jesús, en los demás,
especialmente en los más sufrientes y desvalidos:
leprosos, prostitutas, ciegos, alejados de
la fe. Pongámosle nosotros ahora los nombres actuales: enfermos de Sida, presos, mujeres
objeto de violencia machista o de trata, niños y niños explotados, desahuciados de sus
viviendas, excluidos de los servicios sociales, inmigrantes, ancianos, parados…
Sólo
m
ezclándonos
,
saliendo de nuestros lugares sagrados
,
conta
m
inándonos
,
acogiendo
,
buscando,
sin
m
ostrar carteles ni etiquetas
, «
co
m
o uno de tantos», como la sal en la co
m
ida
,
pequeños destellos de luz
,
ternura y esperanza en un
m
undo desolado y dolorido. Uniendo
nuestra acción y pasión con otras muchas personas, en redes, como pescadores deportivos
que esperan, atraen, contemplan al pez dolorido, le quitan el anzuelo, le acarician y le
devuelven para que recupere la dirección y el gozo por la vida.
La encarnación produce grandes beneficios, el ciento por uno, aunque eso sí, nunca
son materiales,
ni nos producirán beneficios en la Bolsa, ni el aumento de dinero en la
cartilla del banco
. S
on otros rendi
m
ientos y otras ganancias
,
personales
,
ínti
m
as
,
espirituales
,
m
ucho más importantes las que proporcionan.
Y
conlleva
m
uchas veces enfrenta
m
ientos
, m
arginación
,
inco
m
prensión
,
oposición,
provocaciones, difamación… Aliarse, defender, ponerse al lado de quienes sufren las
consecuencias de la opresión y la exclusión, encarnándose en su mundo y sus luchas,
suelen traer estas consecuencias. Y, a pesar de todo, una alegría y una paz profundas.
«
Felices quienespasan por uno de tantos,
quienes no destacan, quienes trabajan y crecen hu
m
a
-
na
m
ente desde la cotidianidad
,
desde el esfuerzo y el servicio en silencio
,
desinteresado».
R
esulta preocupante la evolución política que se percibe en nuestra sociedad
. N
uestro país
se incorporó tarde a una for
m
a de funciona
m
iento de la gestión blica que se haa i
m-
plantado en
E
uropa tras el final de la II Guerra Mundial. Un sistema parlamentario que
exhibe con autoco
m
placencia y co
m
o sello de legiti
m
idad de
m
ocrática el hecho de que
se en él cierto turnismo en el gobierno
. N
o pasa de ser una escenificación de pretendido
funciona
m
iento de
m
ocrático
;
en realidad
,
todos los cambios gubernamentales no afec-
taban en absoluto al verdadero poder dominante: el económico. En EE.UU. el modelo
estaba probado hasta la saciedad, tenía ya dos siglos de antigüedad.
La ficción democrática tenía como límites del turnismo gubernamental el hecho de
que por la Derecha no podía llegar a posiciones fascistas, que habían sido derrotadas
en la II Guerra Mundial y estaban marginadas de hecho. Por la Izquierda podía llegar
como mucho a la Socialdemocracia, condenando y marginando a fuerzas más
izquierdistas a las que se estaba combatiendo en la Guerra Fría. En resumen, se
trataba de un turnismo dentro de un ámbito burgués bien controlado. Es muy fácil
engañar a la gente cuando la gente quiere que la engañen, y para la gente de los países
industrializados resultaba atractivo dejarse engañar con el cebo del “Estado del
Bienestar”, que fue un factor esencial de ese montaje y que era un privilegio del que
estaban excluidos los pueblos del entonces denominado “Tercer Mundo”. Se trataba
de un sistema cuyos rasgos específicos eran la paz social, el pleno empleo y un
relativamente alto nivel de consumo, al igual que la existencia de una alta inter-
vención estatal en el proceso de producción y unos fuertes servicios sociales públicos,
estatales. Las clases poseedoras aceptaron la redistribución, por medio del Estado, de
las rentas sociales en favor de los salarios, y una política fiscal al servicio de ese
objetivo para asegurar paz social. En pago de esa cesión, las clases poseedoras postu-
laron la intocabilidad de los fundamentos de la producción capitalista: la propiedad
privada ilimitada de los medios de producción.
L
a situación internacional que hizo necesario ese arreglo
,
es decir
,
la
G
uerra
F
a
,
ter
m
inó
con una victoria capitalista que volvió innecesaria la co
m
edia del
“E
stado del
B
ienestar
”.
S
u liquidación estaba sentenciada
,
aunque no se poa ejecutar total
m
ente de for
m
a in
m
e-
diata
. L
os conflictos sociales que se vienen produciendo durante las dos últi
m
as décadas
son el resultado de la liquidación paulatina, progresiva, del Estado del Bienestar, que
se concreta en la privatización de las empresas públicas y los servicios sociales.
Pero hay también otra farsa que las clases dominantes se pueden permitir el lujo de ir
liquidando. Se trata de la ficción democrática. Ahora ya no hay trabas para fomentar
movimientos políticos de tipo fascista. Vemos el auge que están adquiriendo las
fuerzas políticas de la extre
m
a derecha: fuertes partidos como el de Le Pen en Francia,
gobiernos co
m
o el de
O
rban en
H
ungría
, M
eloni en Italia
m
ás reciente
m
ente la victoria
electoral de
M
ilei en
A
rgentina
… F
ueron
m
uy significativas a este respecto las reacciones
populistas que tuvieron lugar en
EE.UU.
y Brasil tras las derrotas electorales de Trump
y Bolsonaro respectivamente. Y también en nuestro país, en la madrileña calle Ferraz,
desde la constitución del actual gobierno de Izquierda. Esto no ocurre por casualidad,
obedece a una estrategia planificada a nivel global en beneficio del sistema de domi-
nación i
m
perante para hacer frente al agrava
m
iento de una proble
m
ática y una conflic-
tividad que ya se están manifestando. La estrategia postula fomentar el declive del
prestigio de las instituciones democráticas, lo cual pasa por la deslegitimación de las
fuerzas políticas de Izquierda, la criminalización de las diferencias políticas y la
conversión del ataque a los adversarios en un espectáculo televisivo.
Todo ese proceso persigue una finalidad que beneficia a las clases dominantes en
perjuicio de las masas dominadas. ¿Cómo consiguen aquellas el apoyo, electoral y de
violenta
m
ovilizacn
,
de personal que va a ser perjudicado por la política que apoyan
?
E
l procedimiento consiste en aglutinar a masas populares en base a algún elemento
identitario que puede variar según el colectivo que desea captar: religioso, lingüístico,
clasista, nacionalista, machista, rechazo a ciertos tipos de sexualidad… pero siempre
también, y, sobre todo, étnico, racial, xenófobo. Y precisamente esto nos lleva a la
verdadera finalidad u objetivo del colectivo reaccionario que se está generando. Si el
factor que provocó la aparición de los fascismos del siglo pasado fue la Revolución
Rusa y la creación de partidos comunistas con igual vocación en otros países, el
actual auge del fascismo es una movilización contra otro tipo de evolución social que
ya se percibe y que se agravará en un futuro próximo, concretamente el masivo éxodo
migratorio provocado por el cambio climático.
En América Latina y en amplias zonas africanas los impactos del cambio climático se
harán sentir al mismo tiempo que la precariedad económica que se agudiza. Terri-
torios costeros con ciudades y terrenos de cultivo son muy vulnerables a la subida del
nivel del mar y la proliferación de tormentas cada vez más intensas. Algunas zonas ya
sufren con frecuencia inundaciones que obligan a miles de personas a abandonar sus
hogares. Se pueden perder amplias áreas urbanizadas. El retroceso acelerado de los
glaciares reducirá la disponibilidad de agua. Otras zonas sufrirán sequías que afec-
tarán la producción agrícola y ganadera. Sequías en algunas regiones y grandes inun-
daciones en otras serán, están siendo ya, consecuencias de un cambio climático que se
va intensificando paulatinamente.
Y paulatinamente también las fronteras de los países desarrollados sufren la presión
de los migrantes que huyen de condiciones climáticas insoportables en sus países de
origen. Esta situación se incrementa y tiende a agravarse con el paso del tiempo. Los
actuales problemas migratorios son sólo un anuncio de lo que puede llegar a produ-
cirse si no se toman medidas para afrontar el cambio climático. Se prevé que en los
próximos cincuenta años grandes franjas del mundo tropical serán totalmente inhabi-
tables. Millones de personas morirían y otros millones más huirán con destino a zonas
menos castigadas, desestabilizando a los países receptores.
Hacer frente a esa problemática exige grandes inversiones, y no una sola vez sino año
tras año. Todo lo que se gasta en armamento debería ser dedicado a las tareas nece-
sarias para afrontar el cambio climático. El asunto del dinero necesario para afrontar
el calentamiento global plantea la cuestión de quién tendrá que pagarlo y quien lo va a
gestionar. El enorme gasto para mitigar los efectos del cambio climático deberá desti-
narse a proteger tanto a los países del norte, que pueden generar recursos, como a los
del sur, que carecen de esa capacidad. Esto acentuará la división y las contradicciones
entre el mundo industrializado y el subdesarrollado.
La humanidad que no supo vivir en paz y hermandad en condiciones más favorables
es dudoso que lo haga en la grave situación que se nos viene encima. La radicaliza-
ción racista y xenófoba que se promueve en los países altamente desarrollados evi-
dencia la determinación de rechazar violentamente la enorme migración que va a au-
mentar sin cesar. El odio y la agresividad inter-étnicas que siempre existieron se van a
intensificar de una manera desorbitada.
Pero independientemente de ese cataclismo que se vislumbra a largo plazo, pueden
darse otros escenarios más próximos en los que a los poderes dominantes les interese
mantener el control a toda costa. Si los primeros fascismos nacieron como reacción a
un proceso revolucionario que se generó en el contexto de una guerra mundial, hoy
esa situación puede repetirse cuando vemos que unos conflictos ya en curso (Ukrania,
Oriente Medio…) pueden evolucionar a una contienda mundial más amplia.
En estas situaciones los seguidores de Jesús de Nazaret tenemos una misión que va a
contracorriente de todo lo que representa el sistema de dominación imperante. Debe-
mos promover el espíritu de las Bienaventuranzas en un mundo en el que se van a
agravar las contradicciones que siempre generaron odio y violencia entre los pueblos.
Debemos recordar a ese mundo que todos los humanos somos hermanos, hijos de un
mismo Padre. Si por los cambios climáticos que se producen se van a reducir las áreas
habitables de nuestro planeta, debemos ser capaces de una reorganización territorial
que contemple el derecho a la vida y al bienestar de todos los seres humanos, sin
privilegios de unas razas sobre otras. El odio inter-étnico y racista que se promueve
va en contra de la solución humana necesaria; los seguidores del Maestro Jesús
debemos afrontarlo con determinación.
Lo mismo puede decirse sobre otros conflictos que hoy ensangrientan nuestro mundo.
Los seguidores de Jesús de Nazaret debemos ser promotores de soluciones pacíficas,
opositores a toda política de bloques que enfrenta a los humanos en función de inte-
reses que conciernen a minorías privilegiadas: control de zonas petrolíferas, empresas
armamentísticas, afán de dominio geoestratégico… En nuestro ámbito no faltan auto-
ridades religiosas prestas a darle cobertura ideológica al fascismo, pero nuestro deber
es mostrar que esos movimientos contradicen radicalmente el espíritu del Evangelio.
La tarea es difícil y peligrosa, como lo muestra el ejemplo y el destino de Martin
Luther King, Monseñor Romero y otros mártires de la Teología de la
L
iberación
,
pero
Jes nos convoca
:
N
o te
m
áis
,
estaré con vosotros hasta el fin del
m
undo
.