De verdad, ¿yo no tengo nada que ver con todo esto? Culpa no. Pero ¿no
hay aquí algo que falla? Vivimos en una época en que no sólo conocemos
y sabemos lo que sucede; también sabemos por qué sucede.
Fatema vive en Bangladesh y allí trabaja en una de tantas fábricas que
hacen ropas que después se llamarán Nike, Tommy Hilfiger, Zara. Uno
de esos trabajos que nadie en un país rico aceptaría a cambio de esos
salarios miserables y vergonzosos. Ahí sí que una empresa consigue
rentabilidad. Fatema dice “que le da miedo ir a trabajar. Miedo del
fuego. Su taller, atestado, mal ventilado, lleno de telas y productos
químicos, está en el quinto piso de un edificio de ocho; donde cada piso
es una pequeña fábrica con un centenar de obreras amontonadas en sus
máquinas, sin ventilación, con escaleras angostas y oscuras; la
construcción suele ser muy deficiente, y además, como la luz se corta
todo el tiempo, las terrazas están llenas de generadores que agregan
peso que esas estructuras soportan apenas, o no soportan. Los
incendios, los derrumbes son frecuentes. En los cinco últimos años, más
de mil obreros murieron calcinados.
Pero tampoco puedo faltar. Cada día que no voy me descuentan dos, Y
si llego tarde tengo que trabajar, pero no me pagan la jornada”.
Ya sé yo que las preguntas nos molestan. Pero, si después de una
conversacion con Fatema, o con los millones de “Fatemas” les
preguntásemos a nuestros alumnos, ¿qué nos responderían?. Imaginemos
que en clase le preguntamos a Naty: ¿Por qué son tan pobres en
Bangladesh? Porque les pagan muy poco, los explotan. Y por qué
aceptan el trabajo en esas condiciones? Porque no tienen otra salida: o
eso, o el hambre. ¿Y quién, se beneficia de esta explotación? Muchos,
dice Naty. Pero dime algún nombre. Por ejemplo, yo que compro esa
ropa, sabiendo de donde viene.
Pero no sólo Naty y yo y tantos otros y otras que vestimos con esas ropas.
Amancio Ortega, -dicen que es el hombre más rico de España- en el año
2012 aumentó su fortuna en casi veinte mil millones de dólares. Su
principal empresa, Inditex -Zara- fabrica cada vez más en India, China y
Bangladesh. Un cuarto de millón de personas trabaja para él en estas
zonas.
También es verdad, que ayuda a Caritas y regala cien millones de euros
para paliar el desastre de la Dana. Se me olvidaba.
¿Qué se te olvidaba?